miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿TRABAJAR EN UN VIDEO CLUB O LA MUERTE?

Un hombre se apuñaló para poder tomarse unos días y no asistir a su trabajo en Blockbuster.


En Edgewater, Colorado, Estados Unidos, un hombre de 29 años denunció que había sido atacado. Aaron Siebers reportó que cuando iba caminando en dirección a su trabajo en el Blockbuster del bulevard Sheridan fue apuñalado.

Aaron fue trasladado de urgencia al hospital San Anthony donde le cerraron la herida con varios puntos. Mientras tanto la policía local inició una búsqueda de los atacantes, que fueron descriptos como tres skinheads vestidos de negro que intentaron robarlo y lo apuñalaron.

Los investigadores hallaron una cámara de seguridad en un comercio cercano que no mostraba ningún ataque parecido al relatado por Aaron. Al ser presionado por los detectives confesó que se apuñaló a sí mismo para no ir a trabajar.

NO SIEMPRE LO QUE VEMOS ES LO QUE ENTENDEMOS



Un jinete vio que un escorpión venenoso se introducía por la boca de un hombre que dormía tumbado en el camino. El jinete bajó de su cabalgadura y con el látigo despertó al hombre dormido a la vez que le obligaba a comer unos excrementos que había en el suelo. Mientras, el hombre chillaba de dolor y asco.


-¿Por qué me haces esto? ¡Qué te he hecho yo?. El jinete continuaba azotándolo y obligándole a comer los excrementos. Instantes después, aquel hombre vomitó arrojando el contenido del estómago con el escorpión incluido.

Comprendiendo lo sucedido agradeció al jinete el haberle salvado la vida, y después de besarle la mano, insistió en entregarle su humilde sortija como muestra de gratitud, al despedirse le preguntó_

-Pero ¿Por qué sencillamente no me despertaste? ¿Por qué razón tuviste que usar el látigo?

-Había que actuar rápidamente -respondió el jinete- Si solo te hubiese despertado, no me habrías creído, te habrías paralizado por el miedo, o habrías escapado. Además de modo alguno, hubieses tomado los excrementos, y el dolor de los azotes provocaba que te convulsionases, evitando que el escorpión te picara.

Dicho lo cual, partió al galope hacia su destino.

No lejos de allí, dos hombres de una aldea vecina habían sido testigos del episodio, cuando regresaron junto a sus paisanos narraron lo siguiente:

-Amigos, hemos sido testigos de unos hechos muy tristes que revelan la maldad de algunos hombres. Un pobre labrador dormía placidamente la siesta a la vera de un camino, cuando un orgulloso jinete entendió que obstaculizaba su paso, se bajó de su caballo y con el látigo comenzó a azotarlo por tan mínima falta. No contento con eso, le obligó a comer excrementos hasta vomitar, le exigió que le besara la mano y además le robó una sortija.

Pero no os preocupéis, a la vuelta de un recodo hemos esperado al arrogante jinete y le hemos propinado una buena paliza por su deplorable acción.

Autor desconocido