jueves, 17 de diciembre de 2009

DAFYDD Y EL HADA DEL LAGO -LEYENDA GALESA-

Esta leyenda o cuento, nació en el sur de Gales en lo alto de las Montañas Negras donde hay un misterioso lago.

Muy cerca de allí, en una humilde granja, moraba una viuda con su hijo Dafydd. quien acostumbraba a llevar el rebaño a pastar junto al lago. Así pues, cierta mañana, al joven le sorprendió ver brotar de sus aguas a una hermosa joven de piel muy blanca y larga cabellera rubia, que comenzó a peinarse haciendo servir la superficie del lago como espejo.

Maravillado, Dafydd aproximóse porque no daba crédito a sus ojos, y sin saber que hacer no se le ocurrió otra cosa mejor sino ofrecerle su desayuno que consistía en un pedazo de pan y un trozo de queso. El hada se le acercó andando por encima del agua, pero, aunque sonreía, no aceptó el presente, y le dijo que no era con un mendrugo de pan seco como la conquistaría, advertido lo cual desapareció dentro de las aguas del lago.

De regreso a la granja fue a contarle a su madre lo sucedido y ella le recomendó que, la próxima vez, le llevara masa de pan a la mágica criatura. El consejo fue escuchado por Dafydd y al siguiente día corrió al lago con su rebaño. La estuvo esperando horas y horas y al atardecer, cuando ya desesperaba, el hada compareció, más bella que el día anterior si cabe, y Dafydd le ofreció de nuevo su presente, rehusándolo ella otra vez, con el añadido de sus enigmáticas palabras de que no era con masa de pan como la conquistaría.

Desolado, regresó el joven a la granja y entonces su madre le aconsejó que probara llevándole un pan a medio cocer.

Daffyd madrugó muchísimo para estar cuanto antes en el lago a la mañana siguiente, pero madrugó en vano porque las horas fueron transcurriendo y el hada no se presentaba. Llegó la noche y él se iba a marchar muy apesadumbrado cuando vio que avanzaban sobre las aguas del lago varias vacas negras y detrás surgió ella. Daffyd corrió a su encuentro metiéndose en el lago, le ofreció por tercera vez el pan y el hada aceptó sonriente. Él estaba tan emocionado que bajó la vista sin saber que decir, descubriendo en ese momento que ella mostraba roto un lazo de su sandalia izquierda.

Al cabo Daffyd, reunió todo su valor, y le dijo:

-Hada del lago, me he enamorado de ti y te ruego que consientas en ser mi esposa.

Semejantes palabras la sorprendieron, pero, después de escuchar durante mucho rato las apasionadas palabras del joven, acepto tomarle por marido, con una condición.

-Nos casaremos y no me separaré de ti hasta que no me maltrates de obra por tres veces y por tres veces me grites.

Daffyd juró y perjuró que nunca haría tal cosa, que antes se cortaría la mano que hacerlo.

Mientras tales juramentos profería, ella dio media vuelta abismándose en el interior del lago

Daffyd pensó que se le había burlado y decidió quitarse la vida, para lo cual trepó a una alta roca y ya iba a tirarse de cabeza al lago cuando en ese instante pudo escuchar una fuerte voz que exclamaba:

-¡Detente, joven irreflexivo, desciende ahora mismo de ese peñasco y acércate!

Dafydd miró hacia abajo descubriendo a un anciano caballero de noble aspecto al que acompañaban dos lindas doncellas. Olvidando sus propósitos suicidas, descendió.

-Se me ha dicho que pretendes casarte con una de mis hijas –le dijo el caballero-, puedes hacerlo ya que otorgo mi consentimiento, mas antes debes señalarme a aquella a quién te hayas declarado.

Dafydd se sintió muy seguro de su victoria, sin embargo, en cuanto contempló a las dos hermanas dióse cuenta de su error ya que ambas eran tan idénticas que parecían gemelas, e incluso vestían y peinaban de igual manera.

Muy desalentado, estaba a punto de darse por vencido cuando una de las dos hizo un imperceptible movimiento con el pie y al fijarse pudo él advertir que calzaba la sandalia rota de su amada aparición.

-¡Esta es! –exclamó jubiloso Dafydd, cogiéndola de la mano.

-Muy bien –dijo el anciano-, has elegido correctamente. Te la doy por esposa con una espléndida dote de vacas, cabras, ovejas, cerdos y caballos. Ahora bien, no tienes que olvidar que si llegas a maltratarla de obra por tres veces y por tres veces le gritas, regresará al fondo del lago conmigo y nunca más la volverás a ver.

Dafydd volvió a jurar y perjurar que él no haría jamás semejante cosa, pues antes se cortaría una mano que hacerlo, y el trato quedó cerrado desapareciendo el padre con su otra hija, y marchándose Dafydd y su prometida con la escolta de un inmenso rebaño que, brotando de la nada, les siguió mansamente hasta la granja.

El hada del lago y Dafydd se casaron al poco tiempo y fueron muy felices durante varios años. Cierto día, Dafydd y su esposa, tuvieron que ir a una boda que se celebraba en el pueblo más próximo pero hallábase un poco lejano para ir a pie. A medio camino su esposa se quejó de cansancio y el marido fue a buscar un caballo. Como ella le había pedido que le trajese los guantes, olvidados al salir, Dafydd regresó con montura y encargo al mismo tiempo, mas, para su sorpresa ella le dijo entonces que ya no quería ir a la boda, “porue es mejor así”, lo cual enfadó mucho a Dafydd, quien, sin poderse contener, la abofeteó con los guantes mientras le gritaba:

-¡Por supuesto que irás, ya estás montando en el caballo inmediatamente!

Ella subió al caballo y le dijo con tristeza:

-Recuérdalo, esta es la primera bofetada que me pegas si me maltratas de obra dos veces más y me gritas, ya sabes lo que sucederá.

Dafydd recapacitó entonces acordándose de su juramento y se prometió a sí mismo no volver a maltratar a su esposa nunca más ni de obra ni de palabra.

Pero transcurrió el tiempo, y fueron de nuevo invitados, en esta ocasión a un bautizo. Estaban en medio de la fiesta que siguió, todos muy contentos y brindando a la salud del recién nacido, cuando el hada del lago se echó a llorar con desconsuelo, mirándola todos muy sorprendidos y su marido el primero.

-¿Por qué lloras? –quiso saber Dafydd, a lo que ella repuso en voz lo suficientemente alta para que todos la oyeran:

-Lloro por la suerte de este pequeñín cuyos días sobre la tierra van a ser muy cortos.

Los asistentes se quedaron desagradablemente impresionados , sobre todo los padres del niño como es de imaginar, y Dafydd, que por otra parte había bebido más de la cuenta, la agarró por los hombros sacudiéndola con rudeza.

-Pero, ¿qué dices, es que te has vuelto loca? –gritó.

Ella, con las lágrimas resbalándole por las mejillas, le dijo:

-Recuérdalo, me has maltratado de obra y de palabra por segunda vez, si lo haces una tercera ya sabes lo que sucederá.

Dafydd se asustó mucho al oírla y prometióse a sí mismo, que nunca más volvería a maltratar a su esposa ni de obra ni de palabra.

Transcurrió el tiempo, no demasiado, y un mal día fueron llamados al entierro de aquel niñito cuya desaparición había predicho el hada del lago. Se hallaban todos en tan triste reunión, cuando en el momento en que bajaban el ataúd a la fosa, ella se echó a reír alegremente en medio de la consternación general

-¿Qué estás haciendo, desgraciada, es que no tienes en cuenta el dolor de estos padres? –exclamó su marido horrorizado, a lo que ella redobló sus risas.

Escuchando aquello Dafydd, sin pensárselo dos veces, le cruzó la cara con un par de bofetadas, y en ese preciso instante comprendió lo que acababa de hacer.

El hada del lago dejó de reír y contemplando con tristeza a su marido, le dijo:

-Mi risa la producía la alegría de saber que este pobre niñito había dejado de sufrir por causa de su enfermedad... Esposo mío, me has maltratado de obra y de palabra por última vez. Todo ha concluido entre nosotros; no volverás a verme. Adiós.

Y así diciendo el hada desapareció y nunca más Dafydd volvió a verla, lo que le originó tan grande dolor y arrepentimiento que un día se metió andando en el lago hasta que el agua le cubrió por entero sin que su cuerpo fuera encontrado jamás.


Versión de Estrella Cardona Gamio © 2007

EL BOSQUE DE BROCELIANDE



por Estrella Cardona Gamio

El bosque de Broceliande posee muchas resonancias artúricas ya que se halla íntimamente ligado al mago Merlín y, por extensión, a todo ese mundo fantástico de las hadas relacionadas con el universo del rey Arturo.

Desde la madre de Merlín, para unos un hada, para otros una princesa, y para algunos mezcla de las dos cosas, siguiendo por la hermana del mago, el hada Ganeida, nos encontraremos con Morgana le Fay y mucho más tarde con Nimue-Vivian, la seductora criatura que hechizó al mago Merlín o Myrddin Wylt.

Reteniendo este nombre, diremos, para empezar, que tan fabuloso personaje, fue prefigura mitológica de un Merlín a quien transmitió su fama despojada de cualquier connotación divina de dios pagano.

Merlín era hijo de una princesa de Dyved, vuelvo a repetir que para muchos un hada o mezcla de ambas, en todo caso, la madre de Merlín, según afirman antiquísimas leyendas, pudo ser también una sacerdotisa druida, y esta joven, con tres denominaciones de origen bien distintas, quedándose dormida cierta mañana de estío en la floresta, fue objeto del amor de un genio de los conocidos bajo el nombre de "duz", que moraba en el bosque del valle de Basalik, en la costa meridional de Cambria, y posteriormente dio a luz al pequeño Merlín.

El nacimiento de Merlín coincide con el momento en el cual el cristianismo empieza a penetrar en las islas británicas y al obispo san Gildas debemos en parte, la primera “cristianización” del mago pagano, hijo de un espíritu de la naturaleza, y de una madre de filiación inconcreta, pero no cristiana por más que se diga, ya que se afirma que al niño, a fuerza de agua bendita, se le despojó teóricamente de su calidad de hijo de un encuentro maravilloso que lo convertía en sospechoso bastardo -siempre según la versión de san Gildas-, cuando la realidad nos habla de que los druidas fueron sus maestros y él mismo lo fue también, druida y maestro, pues Merlín significa el Maestro.

Si nos quedamos con la versión de que la madre de Merlín el Encantador era un hada, tenemos aun que hilar más fino, lo que nos lleva a la conclusión de que hada y sacerdotisa druida pueden ser una misma cosa.

Mas el cristianismo triunfante –aquí nos remitimos a lo que dejaron escrito los monjes cistercienses de Bernardo de Claraval-, avanzaba imparable y así muchas hadas se vieron despojadas de sus buenas cualidades e intenciones y se convirtieron, o fueron convertidas, en brujas; un hada mala, ¿puede haberlas?, es una bruja, así Nimue o Vivian, el hada que enamoró a Merlín en su ancianidad, pasó a la leyenda como un espíritu maligno que tentó e hizo caer al mago... Pero sobre esta historia hay mucho que decir.

Todo sucedió en el bosque de Broceliande en donde fue a refugiarse Merlín, luego de la batalla en que murió el rey Arturo su pupilo y protegido, y lo hizo porque, según afirmó, era preferible convivir con las bestias silvestres a con los humanos, lo cual no es ninguna tontería.

Nimue era hija, por su parte, de un guardián de los bosques de nombre Dionais, devoto de la diosa Diana -¡curiosa mezcolanza de dioses, de religiones e incluso de nombres!-, a quien la diosa honró con la profecía de que su hija Nimue-Vivian aprendería de un hombre muy sabio el arte del antiguo saber, ya que ella sería irresistible para él y nada le podría negar éste.

Al recluirse Merlín en el bosque de Broceliande, allí fue a encontrarle Nimue, tan bella, joven y seductora, que el anciano mago, dedicado toda su existencia a la sabiduría, revivió -en pos de unos años mozos que ni tan siquiera sus poderosos conocimientos mágicos le podían devolver-, convirtiéndose en el maestro de aquella a la cual la leyenda ha otorgado el título de hada.

Sigue relatando la leyenda, en una de sus versiones, que Nimue fue instruida en el antiguo saber por el enamorado Merlín, y que cuando la hermosa ya no pudo aprender más porque todo le había sido enseñado, obró con la mayor de las ingratitudes al aprisionarle en una gruta subterránea cuya entrada cubría una enorme roca mágica, cuyos poderes eran tan grandes que el mago no podía combatirlos, y entonces ella le abandonó a su suerte hasta que un día muy lejano en el futuro, Merlín pudiera salir de allí.

Mientras tanto, la llamada tumba de Merlín o Roca de Merlín, se convirtió en punto de reunión de los Caballeros de la Tabla Redonda, que sobre ella se congregaban cada vez que partían en busca de gestas a realizar.

Otra versión diferente de la desaparición de Merlín, transforma a Nimue en la hermana del mago, Ganeida, hechicera como él –es decir, hada-, con quien se retira éste al bosque de Broceliande, a un torreón encantado, en donde vivirán juntos contemplando los astros y meditando.

Existe una tercera versión de la historia que nos ocupa, consistente en que Nimue, alumna aventajada, no encerró nunca a Merlín, custodiando el secreto de su desaparición y residencia en el bosque de Broceliande –al cual, y no debe ser casualidad, fueron a refugiarse los últimos druidas-, en donde mana incesante el agua de la fuente Baranton, agua que concede la juventud eterna; manantial del que cabe preguntarse si bebería Merlín durante tan larga estancia.

La relación de Merlín con Arturo no es lo casual que a primera vista pudiera parecer, y seguimos sin apartarnos del bosque de Broceliande, de sus misterios y de las hadas en general.

Se afirma que Arturo de Britania era hijo de Uther Pendragon, el segundo esposo de su madre Igraín, duquesa de Cornwall, que Merlín, con sus hechicerías tuvo mucho que ver con el nacimiento del rey, pero lo que no se ha difundido demasiado, es que Igraín provenía de la Atlántida de donde huyó antes del cataclismo... en compañía de Merlín, y por una extraña regla de tres, se asegura sotto voce que Igraín era un hada, lo que viene a abundar en la confusa leyenda de nuevo cuño, que sostiene que las hadas y los magos, son los supervivientes de ese mítico continente.

Entonces, Arturo, pertenece sin duda alguna al linaje de las hadas como hadas asimismo son sus hermanastras Morgana le Fay y Morcadés, ambas hijas de Igraín y Gorlois de Cornwall, su primer marido.

Comentábamos al principio de este artículo que el bosque de Broceliande se halla íntimamente ligado al mundo de las hadas relacionadas con el rey Arturo, en el presente caso a través del mago Merlín quien parece ser su hilo conductor -Ingraín, Morgana, Morcadés, Nimue, y muchas más disfrazadas como simples damas de corte o inconcretas damas del lago, lo que las hermana con las ondinas-, y quien cita a Merlín, Arturo o Morgana tiene que hablar de Avalon y también de todas esas islas mágicas dispersas entre la Bretaña francesa e Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda, o Erin, que debe su denominación al hada del mismo nombre gracias a cuya intervención los hijos de Mil vencieron a los Tuatha de Danann; islas sobrenaturales que aparecen y desaparecen bajo las aguas y entre las cuales, de una a otra, se desenvuelve buena parte de la mitología celta en sus múltiples acepciones de nombres, nacionalidades e idiomas.

En esta desconcertante mitología, el tiempo se salta a menudo su propia cronología y los héroes de épocas pasados se presentan como imposibles coetáneos de otros -ejemplo el mítico irlandés Kulhwch autotitulado primo de Arturo a quien éste tiene que ayudar a petición suya en una singular aventura-, también, y es característico, se repite muchas veces el fenómeno de las transformaciones, hasta el punto de crear bastante confusión; una persona puede estar simultáneamente en varios sitios a la vez, realizando acciones diferentes, y con nacionalidades distintas, los viejos son jóvenes, los jóvenes son viejos, los hijos pueden ser padres de sus padres, los abuelos hijos de sus nietos, una mujer no envejecer nunca y ser hija, madre y esposa durante varias generaciones del mítico mundo, las doncellas ser madres y las madres ser doncellas, una hechicera malvada ser un hada buena, o viceversa, pero al mismo tiempo, y una misma mujer desdoblarse en varias completamente diferentes no perdiendo por ello su propia individualidad. Así Morgana es perversa y bondadosa sin transición, y desdoblada en trío, pasa a ser una de las tres reinas, que luego de la batalla de Camlan transportan a Arturo mal herido -¿entonces Arturo no murió en ninguna contienda?- hasta Avalon para sanarle en espera de tiempos mejores que aguardan su momento dormidos en el futuro, pero añadiremos, para curarle personalmente Morgana le Fay, olvidadas pasadas, y espeluznantes, rencillas familiares conducentes al exterminio de su “querido” hermanastro y de cuanto él representaba.

(Los antecedentes feéricos de Morgana, al igual que su hermana Morcadés -por más que esta última poco ejerciera de hechicera-, se remiten al panteón céltico, concretamente emparentados con las hadas Riannon, Morrigan y Medbe -entidades femeninas decididas y belicosas verdaderos caudillos guerreros al par que políticos-, aunque la leyenda asegura que se educó en un convento en donde aprendió artes mágicas, lo que no deja de ser un contrasentido, pero de lo que no hay duda es que se la denomina le Fay, lo cual significa hada.)

Y es a esta Morgana también rebautizada Dama de Avalon, o princesa, a quien encontramos convertida en hija del monarca Avalac, a su vez rey de tan fantástico lugar, cuando todos la suponíamos hermanastra de Arturo, por su común madre Igraín, esposa del duque de Cornwall.

Tampoco Nimue escapa a tales inconcebibles mutaciones y se nos llega a hablar de ella como madre de hijos, anterior a Merlín, cuando siempre se la presenta como doncella renuente.

¡El rompecabezas está servido!

Este Avalon, de localización tan imprecisa que no se sabe, a ciencia cierta, si se halla en tierra firme o se trata de una isla, es el punto medio que separa el mundo real del de las hadas –o quizás no separe nada sino que lo una indisolublemente-, último hogar de un soberano, Arturo, cuyos orígenes sean tal vez aún más míticos, por no decir increíbles, de lo que nos pensamos, hijo de un hada, si hemos de creer que Igraín lo era también, y a quien asesoraba un anciano, sabio, y enigmático mago llamado Merlín.

¿Tal vez el hechicero y el rey fueron parientes al tener un origen común: la Atlántida?

Acerca de lo que sí no hay duda alguna es de que el bosque de Broceliande existió, y todavía existe, aunque bajo otro nombre: el de bosque de Paimpont, cercano a Rennes...

Lo cual nos sume nuevamente en el laberinto de profundas cavilaciones, ¿no os parece?

EL CASO DE LAS HADAS Y ARTHUR CONAN DOYLE



(UNA LEYENDA MODERNA)
por Estrella Cardona Gamio

Este podría ser el título de una novela, que, escrita por el inefable doctor Watson, le hubiera ocasionado a Sherlock Holmes una exhaustiva investigación de apasionante desenlace; la pregunta es, ¿lo habría permitido Conan Doyle? Mucho me temo que nunca lo sabremos.

La historia, sorprendente, pero real al menos en lo que concierne a sus protagonistas, tuvo lugar en el verano de 1918 en Inglaterra, en la región de Yorkshire en un pueblo llamado Cottingley, siendo sus principales heroínas dos primitas, las niñas Elsie Wright y Frances Griffith, quienes, una tarde del mes de julio, con la cámara fotográfica del padre de la primera, fotografiaron hadas en el jardín de su casa.

De este hecho asombroso se hizo eco el cine hace pocos años, con un par de películas, muy bien realizadas por cierto, en las cuales se pretendía reflejar el caso echándole aún más imaginación de la que ya arrastraba, ahora bien, ¿qué es lo que sucedió en realidad?

Cuando se revelaron las fotos que habían hecho las niñas aparecieron en el jardín y entre las flores, unos personajes diminutos y alados cuyas características correspondían a las llamadas hadas para estupor de propios y extraños. Suceso que levantó tanta expectación que se involucraron en el sociedades teosóficas, espiritistas y hasta el mismísimo padre de Sherlock Holmes.

¿Hubo hadas, no hubo hadas, fue todo un fraude?

Analicemos la cuestión como hubiera hecho el famoso detective... empezando por el principio, naturalmente.

Fue el padre de Elsie Wright quien aquella misma noche reveló las fotos, descubriendo sorprendido, algunas manchas blancas en una de ellas, concretamente en la que salía su sobrina Frances, lo comentó con su hija y esta repuso que “esas manchas, eran sus amigas las hadas”, obviamente el padre no tomó en consideración la ocurrencia, pero días más tarde, las niñas volvieron a hacer fotos apareciendo en una de ellas la consabida mancha blanquecina, en esa ocasión junto a Elsie, y esta vez, “aquello” parecía ser un duende.

Huelga puntualizar que las fotos se clarificaron para poder discernir mejor que se ocultaba en las manchas, y entonces se contempló, sin ningún género de dudas, lo que era.

Momento crucial en el caso, ¿fue todo una invención de las niñas, una broma infantil escenificada hasta sus últimas consecuencias?, porque las entidades fantásticas que allí se mostraban -y nos extraña mucho que nadie, en un primer momento, no se diera cuenta, ya que hemos visto esas fotos-, ofrecían el aspecto de recortables suspendidos en el aire, y el duende, o gnomo, el de un muñequito fantasmagórico.

Hubo muchas más fotos en una segunda sesión y según se dice, los padres de las niñas buscaron en sus habitaciones por si encontraban recortes, o muñecos, que avalasen la aparición de las hadas y duendes, pero, continúa la leyenda, no encontraron nada que incriminase a Elsie y Frances.

Dado lo incomprensible del asunto, los padres decidieron archivar el caso y olvidarse de el, tal es la versión oficial que ha llegado hasta nosotros, mas, ¿sucedió así tal como nos lo cuentan? ¿No es muy curioso que la madre de Elsie, Polly Wright, siendo una gran aficionada al esoterismo, un año después asistiera a una reunión en la Sociedad Teosófica de Bradford en la cual “precisamente” se ponía en discusión la existencia real de las hadas?

Sabemos perfectamente que las Islas Británicas -que engloban Irlanda, el país de Gales, y Escocia-, son uno de los “países en donde vivieron las hadas”, y que las hadas, allí, resultan muy populares, por tanto, debatir el tema no es nada anormal, ni siquiera en una sociedad teosófica, lo casual del hecho es que la madre de Elsie fuese simpatizante del ocultismo, lo que nos fuerza a otra consideración, totalmente hipotética, por supuesto, ¿constituyó un montaje premeditado por los padres, el de las fotografías, montaje en el que las niñas no fueron sino meros títeres manipulados a mayor gloria de las hadas, como personajes feéricos que convenía revalorizar?

Al llegar a este momento, entra un nuevo personaje en escena: Edward Gardner, relevante miembro de la comunidad teosófica, que estudia las fotos y las lleva al fotógrafo Fred Barlow, para que éste las supervise a ver si han sido trucadas o son auténticas –estamos hablando ahora de manejos de laboratorio-, el fotógrafo las da por buenas y se hacen nuevas copias mucho más profesionales que las convierten en la noticia del día, haciendo que adeptos y profanos se entusiasmen con lo que puede ser el bombazo del siglo.

No obstante existen detractores, entre los que, desde luego no se halla Arthur Conan Doyle, el famoso escritor de novelas policíacas y creador del mítico Sherlock Holmes, personaje que se escapó de la ficción para asumir una corporeidad tan indiscutible que muchos creen que Conan Doyle es sólo su biógrafo.

Sir Arthur, como buen novelista, y, además, espiritista convencido, se desvinculó de su lógica criatura, y, dejándose arrebatar por una historia fantástica vistas las fotos –aunque en un principio tuviera sus dudas, todo hay que reconocerlo-, escribió un artículo en el Strand Magazine hablando del acontecimiento; su indudable respetabilidad hizo el resto y comenzó el delirio organizado y sin cortapisas.

¿Qué hubiese dicho Sherlock Holmes?

Los grandes detractores fueron el especialista en investigaciones psíquicas sir Oliver Lodge, tan respetable y honesto como el propio Conan Doyle, que rebatía la aceptación general, considerándolas trucadas, y la casa Kodak, que afirmó que los negativos habían sido manipulados.

Todo esto viene a colación de una última tanda de fotografías que hicieron Elsie y Frances en el verano de 1920 por indicación de Edward Gardner, quien les dio a las dos niñas una cámara especial para que intentaran fotografiar de nuevo a las hadas; esta cámara había sido previamente “trabajada” con objeto de detectar cualquier tipo de fraude intencionado.

Pero las hadas volvieron a aparecer y otra vez fueron noticia en el Strand Magazine, pese a las controversias desatadas.

Oliver Lodge insistió nuevamente en que no creía en su autenticidad, pero una gran mayoría las dio por legítimas, y aunque por aquellas fechas, circunstancia que se descubrió años más tarde, Elsie estaba empleada en un estudio fotográfico, en el departamento de falsificaciones por encargo, la leyenda de las “fotos de las hadas”, tomó carta de naturaleza convirtiéndose en un hito al que hacer referencia.

El tiempo transcurrió, y, como en una novela policíaca del mejor estilo, la historia de las hadas fotografiadas durmió durante muchos años, hasta que en entre 1971-76, BBC-Televisión le hizo una entrevista a Elsie en la que ella declaró que las fotos eran auténticas.

Sin embargo, en 1978, el escritor Fred Getting dijo haber descubierto en El libro de regalo de la princesa María, con fecha de publicación en 1915, unos dibujos de hadas que recordaban demasiado a las puestas en entredicho en las fotografías de las dos primas.

Y al comienzo de la década de los 80, El Periódico Británico de Fotografía, difundió un artículo firmado por Joe Cooper, en el cual se revelaba que ellas confesaron por fin, que algunas de las fotos eran un fraude, aunque luego ambas ancianas se desdijeran.

Entre dimes y diretes hemos llegado al siglo XXI y lo único que nos queda de tan enredado asunto es que se hicieron unas fotos en las que se aseguraba que las hadas habían sido fotografiadas, que esto se puso en tela de juicio, que tuvo partidarios y enemigos, y que ya al final de sus vidas, tanto Elsie como Frances fueron categóricas al declarar que ellas habían visto hadas en el jardín de la primera. ¿Las vieron realmente?

¡Elemental, querido Watson!, hubiera dicho Holmes de haber investigado el caso, pero, ¿en que sentido?

SOLO POR HOY


Solo por hoy deja de enojarte.

Solo por hoy deja de preocuparte.

Solo por hoy se amable y respeta a los demàs.

Solo por hoy honra tu trabajo.

Solo por hoy agradece los dones recibidos.

Solo por hoy Esfuèrzate por ser Feliz!!!


EL TIEMPO DE ADVIENTO ES UN TIEMPO DE ESPRANZA,
DE ESPERA, PORQUE PARECE QUE HEMOS PERDIDO LA
ESPERANZA DE QUE TODO MEJORE...