domingo, 20 de diciembre de 2009

LOS SIETE PRINCIPIOS DE ANDRÉ VERMEULEN



1. Estimulese físicamente.
Muévase, baile, haga ejercicio aeróbico, nade, juegue tenis, fútbol.
Haga ejercicios de lateralidad, por ejemplo, con la mano izquierda
toque su oreja derecha y con la mano derecha toque su nariz. Ahora
al revés y repítalo varias veces hasta dominarlo.

2. Tome ocho vasos de agua al día.
De acuerdo con los expertos, esto no es opcional, es obligatorio si
queremos que nuestro cerebro funcione de una manera óptima. Y si
estamos estresados, debemos aumentar a 16 vasos de agua al día. El
90% del volumen de nuestro cerebro está compuesto por agua y es el
principal vehículo de las transmisiones electroquímicas.

3. Oxigénese.
Haga ejercicio, salga al campo. Antes de una junta importante o de
un trabajo que necesite concentración respire hondo. Respire en 4
tiempos, sostenga el aire en 16 y exhale en 8. El doctor Otto
Warburg, Premio Nobel de Fisiología, hizo un experimento en el cual
logró convertir células sanas en malignas, a través del sencillo
procedimiento de reducirles el oxígeno.
Rodéese de plantas.
¿Sabía que una sola planta puede remover partículas contaminantes
del aire en un espacio de 9 metros cuadrados?. Las plantas aumentan
la ionización negativa del aire y lo cargan de oxígeno, aumentando
nuestra productividad en un 10%. Algunas plantas como las Darsenas
han probado ser de las mejores para esto.

4. Consuma alimentos para el cerebro.
Al cerebro le conviene que comamos cinco porciones de fruta y
verduras al día, semillas, nueces, ajo, granos completos,
champiñones, aceites prensados en frío y proteínas. El pescado
literalmente genera la construcción de nuevas neurocélulas.

5. Piense positivamente.
Los pensamientos negativos generan químicos que bloquean la
conexión entre los neurotransmisores. Como decía Henry Ford: "Si
piensas que puedes o que no puedes, siempre estarás en lo correcto".

6. Escuche música barroca.
La música es la puerta hacia terrenos interiores; toca lugares fuera
de nuestro alcance. Ayuda a la creatividad, a la expresión personal.
Facilita el aprendizaje. Un granjero comprobó que al ponerle música
barroca a sus vacas, en ellas había un aumento en la producción de
leche y en sus glóbulos blancos.

7. Rete a su cerebro.
Si no lo usamos… lo perdemos. Juegue ajedrez, resuelva
crucigramas, aprenda a tocar un instrumento, haga matemáticas, viaje
a lugares nuevos, vaya a exposiciones de arte, lea, estudie algo.
Escriba y dibuje con su mano no dominante. Abra su mente a nuevas
experiencias y formas de pensar. Todo esto genera que el cerebro
funcione mejor.
Podemos concluir que, la única manera de ser competitivos y mantener
un balance en nuestras vidas no es trabajar más, sino ¡trabajar
mejor!.

LAS LÁGRIMAS.



"Generalmente asociamos las lágrimas a la pena, pero en realidad cualquier emoción puede provocar lágrimas. Hay lágrimas de tristeza, de cólera, de rabia, de despecho, y también hay lágrimas de alegría, de admiración. La poesía, la pintura y la música pueden llenar nuestros ojos de lágrimas, así como ciertas conductas humanas cuando son particularmente hermosas y nobles. En la medida en que las lágrimas liberan una cierta tensión interior, cualquiera que sea su origen, son utiles. Pero evidentemente las lágrimas de alegría y de admiración son las más beneficiosas. Por lo tanto, no sequéis estas lágrimas con la mano, sino recogedlas en un pañuelo limpio y conservadlas cuidadosamente, porque poseen un gran poder. Las lágrimas de despecho, de pena o de cólera, dejad que se sequen, no son más que un poco de agua salada, pero conservad las lágrimas que han sido arrancadas de lo más profundo de vuestra alma."

Omraam Mikhaël Aïvanhov