miércoles, 16 de junio de 2010

MUJER SIN MANOS ES LA MEJOR BORDADORA



Una mujer que nació sin brazos es la mejor bordadora de su aldea.

Ren Jiemei, de 65 años, tiene tanta habilidad es sus pies que es capaz de enhebrar una aguja en su primer intento. Sus bordados son tan buenos que están reconocidos como los mejores de su aldea y las mujeres que se dedican a ello reconocen que no pueden competir con Ren ni en calidad ni en velocidad.

"Nací sin brazos, así que desde niña me juré que lograría hacer cualquier cosa con mis pies", explicó. En sus días de alumna utilizaba los pies para escribir y la boca para pasar las hojas de los libros y a menudo se destacó como la mejor de su clase.

También los usa para comer, lavar, peinarse, dibujar y cortar papel. En abril del 2009 Ren fue invitada a hablar a los sobrevivientes del terremoto sobre cómo salir adelante con discapacidades.

CAZANDO MONOS



Conocedor de cuánto les gustan las cerezas a los monos, un cazador inventó un sencillo método para cazarlos:

Colocó una en el interior de un frasco de vidrio y lo dejó abierto en la selva.

Cuando llegó el primer mono, metió la mano en el recipiente, decidido a atrapar el apetitoso fruto.

Instintivamente, cerró el puño con firmeza y observó, con inesperada tristeza, que no podría lograr su objetivo con su preciso manotazo. La mano había quedado atascada por la boca del frasco, aunque con el fruto alcanzado.

El cazador se acercó rápidamente al mono, lo ató, le dio un fuerte y preciso golpe en el codo y logró sacar la mano con la cereza, preparada e intacta para una nueva víctima golosa.

A veces en la vida nos ocurre algo muy similar:

Por no soltar algunos apegos queridos, quedamos anclados al dolor, debilitados y vulnerables ante cualquier mínimo temporal devastador.

Una simple apertura de mano, un soltar oportuno, puede hacernos percibir y lograr nuevos objetivos, mucho más importantes que el inicial y rutinario...









Desconozco su autor

POR ESA MIRADA TRISTE



¡Ah! mira, y tendrás que saber como está hecho el mundo. Este mundo que ves no es el mundo verdadero que tus ojos se comen con la mirada. No. Este mundo fue construido desde el pensamiento, no así el universo que esta construido con el más puro ánimo de Dios. Nuestro mundo es un como un edificio enorme, gigante, y te diría que hasta parece eterno, pero no te olvides nunca de esa palabra: "parece", en realidad no lo es.

Estás pasando por cosas muy tristes, amargas, cosas que no pensaste antes pasar, sin embargo, ahora lo pasas y seguramente esta decepción no es la primera, ni tampoco será la última. El mundo que creemos conocer fue construido desde el pensamiento de otras personas que vivieron antes que nosotros, caminaron y se pasearon por estas tierras en otras épocas. Ellas hicieron reglas, normas, leyes, crearon formas de relacionarse a través de creencias religiosas, políticas y pautas sociales, luego vinieron otros y siguieron aportando lo suyo, tal vez cambiando algunas cosas o intensificando otras, pero sobre la base de algo que ya estaba.

Estás triste porque has descubierto una verdad. Una verdad que amarga tus entrañas y no te deja en paz. ¿Sabes por qué?... porque ningún ser humano quiere enfrentarse así como así a la verdad, porque la verdad provoca dolor, desesperación, angustia y vacío. Ver de frente a la verdad es como estar parado al borde de un precipicio, no hay nada allí que pueda contener una caída. El vértigo es inmenso y la sensación de seguridad nos abandona para dar lugar a la mas horrible incertidumbre. Entonces el ser humano construye una pared, un muro que nos separa del borde mismo del precipicio y la firmeza del suelo. Construye un muro entre lo que es y lo que no es. De esa manera, luego hace distintas rutas y caminos que eviten a la verdad, de esa manera puede conducirse por caminos seguros que se basan en sus propias construcciones.

Y cuando uno descubre una verdad debe saber, que antes ha transitado por un mundo de ilusiones, de mentiras y falsedades, lo cual siempre es necesario para reconocer la diferencia. Pero cuando el mundo de mentiras se cae, cuando ya todo parece perdido, surge una luz extraña desde ese lugar al que no queríamos ver. Es la luz de la verdad, y para cuando llegamos a ella, y nos enfrentamos sin armaduras, entonces y recién entonces llega la paz. Una paz que se instala en el corazón, porque uno es capaz de aceptar la verdad y convivir con ella, aprendiendo a manejar mejor su destino, sus tiempos y su relación con los demás. Para cuando aceptamos la verdad, aprendemos a construir mejor los caminos y a cruzar el vacío con los más amplios puentes que nos llevan a una más clara y pacífica realidad. Y a partir de allí, cuando llegamos a donde queríamos llegar, verás que también aparece una diáfana alegría, porque estamos en paz con nosotros mismos, habiendo desterrado la falsedad, recién entonces disfrutaremos de una merecida felicidad.

©Miguel Ángel Arcel
Del libro de "Mixa y Bae"

ALUMBRANDO A OTROS



Hace cientos de años, había un hombre en una ciudad de Oriente. Un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.


La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. EI amigo lo mira y de pronto lo reconoce se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo, entonces, le dice: ¿Que haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves…

Entonces, el ciego le responde: -Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí… No sólo es importante la luz que me sirve a mí sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

¿No sabes que alumbrando a otros, también me beneficio yo, pues evito que me lastimen otros que no podrían verme en la oscuridad?-

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

MORALEJA: Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil, muchas veces en vez de alumbrar, oscurecemos mucho más el camino de los demás. ¿Cómo? A través el desaliento, la crítica, el egoísmo el desamor, el odio, el resentimiento… ¡Que hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás, sin fijarnos si lo necesitan o no! Llevar luz y no oscuridad. Si toda la gente encendiera una luz, el mundo entero estaría iluminado y brillaría día a día con mayor intensidad.

Todos pasamos por situaciones difíciles a veces, todos sentimos el peso del dolor en determinados momentos de nuestras vidas, todos sufrimos en algunos momentos y lloramos en otros. Pero no debemos proyectar nuestro dolor cuando alguien desesperado busca ayuda en nosotros. No debemos exclamar como es costumbre: "La vida es así" llenos de rencor y de odio. No debemos… al contrario, ayudemos a los demás sembrando esperanza en ese corazón herido. Nuestro dolor es y fue importante, pero se minimiza si ayudamos a otros a soportarlo, si ayudamos a otro a sobrellevarlo.






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