miércoles, 27 de julio de 2011

AMOR SI, EGOISMO NO

Algunas ropas fueron enviadas para una colonia de leprosos, para que fuesen distribuidas entre los internos. Preguntaron, a un niño, de cual ropa él más necesitaba. Él contestó: "Mis manos aún están buenas y, así, yo puedo remendar mis ropas cuando ellas necesitan de arreglo.


Existen, sin embargo, algunos cuyas manos no pueden más hacer ése trabajo. Cuando sus ropas presentan agujeros, ellos no pueden remendarlas y los agujeros van se quedando cada vez mayores hasta que las ropas no pueden más ser usadas. Soy muy grato a Dios porque mis manos están buenas. Por favor, lleven las ropas para aquéllos que no pueden remendar su propias ropas. Están más necesitados que yo."

Cómo sería bueno si mostrásemos la misma generosidad. No deberíamos murmurar y reclamar, cuando sabemos que existen personas más necesitadas que nosotros.

¿Por qué somos tan egoístas? ¿Por qué estamos queriendo siempre tener más y más, cuando lo que tenemos ya es más de lo que suficiente para nuestras necesidades? ¿Por qué recordamos apenas de nosotros mismos, no nos preocupando por aquéllos que, a nuestro rededor, están carentes de tantas cosas del que tenemos de sobra? Nuestro egoísmo no se restringe a las cosas materiales.

Queremos tener dos, tres o más cargos en la iglesia, ignorando aquéllos que anhelan hacer un algo sin conseguir. Queremos que nuestros amigos sean exclusivos y quedamos sentidos cuando les vemos salir con otros amigos. Queremos que todas las luces sean dirigidas a nosotros, no aceptando que otros reciban algún reconocimiento o aplauso.

Somos los mejores en todo y queremos que todas las cosas sucedan por nosotros y para nosotros. Lo importante soy yo y los demás...

Cuando Cristo entra en nuestras vidas, el egoísmo es expulsado y el amor asume el comando de todas nuestras actitudes. Nuestros días se vuelven mucho más generosos y nuestra felicidad no tiene más fin.

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