jueves, 31 de diciembre de 2015

NOCHEVIEJA: NUEVE TRADICIONES DE FIN DE AÑO QUE ROZAN LO ABSURDO

Rituales con mucho o poco sentido para tratar atraer a la diosa Fortuna en la Nochevieja que despide el 2015 estarán presentes en las cenas de medio mundo. Te contamos algunos y tú decides si llevarlos a cabo o no Nochevieja y tradiciones son dos palabras que van de la mano. Rituales con o sin sentido, alimentos de la suerte, colores que no deben faltar en la ropa y diversas supersticiones poblarán las mesas de medio mundo durante la cena de la última noche del año. El 2015 quema sus últimas horas, la Nochevieja se acerca y muchos ya se preparan para llevar a cabo toda clase de costumbres con las que pretenden llamar a la diosa fortuna en el año que ya llega.

Esta Nochevieja algunos vestirán ropa roja, mientras otros llenarán sus copas con sus mejores alhajas, dependiendo del país en el que se dé la bienvenida al nuevo año. También habrá quien adelante su pie derecho en el momento en el que se inicie el 2016, o coloque un billete debajo del plato para llenar la cartera... Por mucho que te lo recomienden tus allegados, estas son las nueve cosas que deberías descartar llevar a cabo esta Nochevieja.

1. Bañar tu anillo en alcohol esta Nochevieja. Dicen los duchos en el tema de la fortuna que una forma de asegurarse la buena suerte en Nochevieja es introducir algo de oro -mucho mejor si es un anillo- dentro de la copa de champán con la que brindaremos la llegada del nuevo año. Pero ojo, porque no se puede sacar el oro de la copa hasta que se haya bebido el líquido de dentro y una vez abrazado a todos los presentes. Quizás es uno de los rituales que más repetiremos durante la Nochevieja, y de sobra es sabido que lo único que puede ocurrir es que finalmente perdamos el anillo. Eso en el mejor de los casos, porque llegados al extremo, pueden ser muchos los que terminen con el anillo en el estómago.

2. Abre las ventanas en Nochevieja... y sube tu factura de calefacción. Fueron los países sudamericanos los encargados de iniciar este rito. Abrir de par en par ventanas con el único fin de arrojar por la ventana todo lo malo del año y dejar sitio para lo bueno. Aunque la lógica -marcada por la meteorología- ha conseguido que no sean muchos los que se sumen en España a esta tradición de Nochevieja, lo cierto es que todavía hay casas que no se conforman solo con abrir los ventanales, si no también todas las puertas. Las temperaturas que acostumbramos a tener en estas fechas no animan mucho, pero para los que todavía se resisten, vaya por delante que lo único probable es que consigan un resfriado o unos euros más en la factura de la calefacción.

3. Las uvas, la tradición más arraigada de la Nochevieja. Doce campanadas, doce uvas. Así lo marca nuestra más repetida tradición. Las uvas de la suerte en Nochevieja vienen de la mano de otro puñado de rituales cuyo cumplimiento ha supuesto en más de una ocasión un atragantamiento. Pedir un deseo por cada fruto que se traga, sentarse y levantarse por cada campanada, tomarlas de pie sobre la silla... Si ya apurar su ingesta con cada sonido del reloj es todo un reto, ni qué decir de todas las tradiciones que se han querido sumar. Los que intenten hacer caso a todas ellas pueden empezar el año realmente mal.

4. Ropa interior, ¿roja, amarilla o blanca?. La mayor parte de la gente considera sinónimo de buena suerte recibir el año bien pertrechados con una prenda de color rojo. Pero hay otras opciones. Aquellos que vistan ropa interior amarilla tendrán asegurado, según los duchos en el tema, felicidad, buenos momentos y riqueza en el nuevo año. Pero no vale con ponérsela y dejar la fortuna venir. El ritual es mucho más complejo. Y es que lo mejor es utilizarla en un primer momento del revés y ponerla al derecho después de la medianoche. Y si lo que quieres es atraer la salud, esta Nochevieja deberás vestirte interiormente de color blanco. Con tanta posibilidad, ¿de qué color deberías vestirte? Pues de ninguno, de todos o del que te apetezca. Porque a pesar de que cada año las tiendas se llenan de prendas encarnadas o amarillas, poco probada está la eficacia del asunto.

5. Pon un billete en el zapato esta Nochevieja... y quédate sin él. Garantizar la disposición de dinero en el nuevo año depende, al parecer, de disponer de un buen manojo de billetes y colocarlos estratégicamente dentro de nuestros zapatos. No es una buena idea meter un billete grande en un lugar lejos de nuestro alcance visual, y mucho menos en la multitudinaria cena que celebraremos en la Nochevieja, porque lejos de darnos riqueza, lo más probable es que comencemos el año, con un pequeño hurto.

6. La maleta lista para dar una vuelta. Aquellos que deseen viajar mucho a partir de esta Nochevieja, preparen la maleta -vacía sirve- y dispónganse a salir a la calle nada más terminar de comer las uvas. Dice el ritual que bien agarrada deben dar una vuelta por la calle con ella, para conseguir recorrer el mundo en el nuevo año. Poco práctico y muy engorroso, lo más seguro es que nos agarremos un buen resfriado.

7. Para despedir el año, ni experimentos, ni Canal Sur. No discutas con los tuyos y ríndete a la tradición. Para despedir el año lo mejor es no ceder a las novedades -ni mucho menos a Canal Sur- y ver las uvas en los canales de toda la vida. Porque si te arriesgas, lo más probable es que termines quedándote en la uva número 6 mientras disfrutas de una buena tanda de anuncios.

8. El pie derecho delante, una pierna doblada y acabarás la Nochevieja haciendo contorsionismo. Que si el pie derecho por delante, que si encima de la mesa al principio y terminar con un salto las uvas, que si la pierna por detrás de la espalda... Hacer contorsionismo el día de Nochevieja no es sano. Terminarás con una contusión o algo peor.


9. Deja los propósitos para el año que viene. Que si aprender inglés, que si adelgazar, que si viajar más, que si ahorrar... Cada año nos proponemos toda clase de imposibles que finalmente acaban convirtiéndose en papel quemado. Déjate de promesas y proponte vivir al día. Porque de la otra manera terminarás como cada año, engañándote a ti mismo.

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