lunes, 22 de febrero de 2016

LOS PENSAMIENTOS POSITIVOS MEJORAN TU SALUD.

Al reír generamos endorfinas, con efectos positivos en nuestro organismo. Nuestro sistema inmunológico puede resentirse ante un estado de ánimo bajo, e incluso puede reaccionar ante estados pesimistas de otras personas.
Los pensamientos positivos son unas vitaminas indispensables que deberíamos desayunar cada mañana. Todos hemos experimentado alguna vez la sensación de esas mañanas aciagas en que un extraño malestar nos embarga sin saber muy bien por qué, mañanas en las que, sentados aún en la cama nos viene a la mente una frase muy recurrida que jamás deberíamos pronunciar en voz alta: “No puedo, hoy no voy a poder con mi jornada”.

Bien es cierto que no es posible sentirse en plena forma día tras día, a veces estamos enfermos, desanimados o incluso amordazados por esos imprevistos que de vez en cuando nos trae la vida a modo de oscuros presentes, pero hay algo que debemos tener claro: el modo en que pensamos y hablamos puede afectar directamente a la visión que tengamos de la vida, por lo tanto determinará nuestro estado emocional, y, en consecuencia, también nuestra salud física.
Pensamientos negativos: grilletes para la salud
Existen datos corroborados que nos dicen que un estilo de vida donde primen los pensamientos positivos derivará en una existencia más sana en la cual el riesgo de padecer depresiones será menor, donde se reducirá el riesgo de determinadas enfermedades y donde la longevidad, se incrementará en un 20% sobre aquellas personas negativas…

¿Puede entonces la negatividad mermar la salud de tal forma?
Parece ser que sí, los pensamientos negativos actúan a modo de círculo vicioso en el que podemos quedar fácilmente atrapados, la baja motivación tapia nuestras perspectivas y nuestros proyectos, nos sume en una incertidumbre sin salida a modo de tela de araña, inmovilizándonos con los grilletes de la negatividad. Pronunciar un “No puedo” o “Todo me sale mal” es la certeza absoluta que nos convence de que, efectivamente, nada va a salir bien.

¿Vale la pena entonces dejarnos llevar por esos pensamientos negativos que de vez en cuando llaman a la puerta de nuestra mente? Desde luego que no.

Está comprobado por ejemplo que las personas pesimistas tienen periodos de convalecencia más largos e incluso son capaces de producir infelicidad a aquellos a quien tiene a su lado, bajan las defensas y nuestro sistema inmunológico se resiente ante este estado de ánimo… Está claro que vivir de este modo es como estar sumido en una cárcel de rejas invisibles, así que, empecemos a cambiar nuestro pensamiento para mejorar nuestra salud.

Levando anclas: avanzando con pensamientos positivos
A veces se nos acercan esa clase de personas acostumbradas a hablar con una sonrisa en el rostro, personas para quienes no parece existir dificultad alguna, y si las tienen, si hay algún obstáculo en sus vidas, lo ven más bien a modo de retos personales… Son personas en cuya expresión parece rebosar no solo una sincera felicidad, sino también la salud, nos parecen inspiradoras, energéticas…Y es que, según la clínica Mayo un pensamiento positivo afecta a la salud de los siguientes modos:

Aumenta la longevidad.
Disminuye el riesgo de depresión.
Disminuye los niveles de estrés.
Fortalece el sistema inmune.
Mejora la salud cardiovascular.
¿Cómo podemos entonces desarrollar nuestro pensamiento positivo, de qué modo es posible mantener e incluso mejorar nuestra salud? Aquí van unos sencillos consejos con los que poder ir siendo conscientes e intentar propiciar en nuestro día a día:

Detectar nuestros pensamientos negativos. Hay que estar alerta, en el instante en que sintamos que estamos empezando a pensar en términos negativos hay que preguntarnos por qué, cuál es la razón que nos lleva a tal afirmación. Seguidamente intentaremos razonar una salida positiva ante tal idea. Cuanto más consciente seamos de esto más natural será normalizar los pensamientos positivos.
Sentido del humor. Aprender a reírse de uno mismo y relativizar determinadas situaciones nos ayudará a ser más positivos, a flexibilizar nuestro pensamiento.
La risa. Pruébelo alguna vez, la risa tiene un efecto inmediato en nuestro estado de ánimo.
Pensar en frases positivas. No está demás intentar tener un conjunto de autoafirmacionesque nos ayuden en nuestro quehacer diario a sentirnos mejor, palabras tales como “Voy a poder con esto” o “Yo soy capaz” van a permitir que poco a poco nos sintamos más seguros de nosotros mismos.
Rodearse de personas positivas. Todos conocemos a un amigo o un familiar que siempre está quejándose de algo o alguien. No son buenos para nuestros sentidos ni para nuestra salud, nos envuelven en esas conversaciones salpicadas de un estado de ánimo negativo… Siempre vale la pena escaparnos unas horas al día con esas otras personas que nos hacen sentir mejor, que saben sonreír y no ven dificultades en su vida, personas que nos ensañarán que pensar positivamente es el ancla que nos aferrará a una buena salud física y mental.


No hay comentarios.: