viernes, 7 de octubre de 2016

VIGOREXIA: CUANDO EL CUERPO PERFECTO NOS OBSESIONA



Entre sus causas encontramos la baja autoestima o es aislamiento social. La vigorexia es un problema mental que puede llegar a tener consecuencias a nivel físico, más allá de la hipertrofia muscular
Hacer ejercicio es bueno porque nos ayuda a tonificar los músculos, bajar de peso y mejorar la salud cardiorrespiratoria.
Sin embargo, entrenar demasiado, hacer dietas excesivas y obsesionarse con la forma del cuerpo puede volverse una enfermedad.
En este artículo te contamos qué es la vigorexia y cuáles son sus peligros.
Definición y causas de la vigorexia
La obsesión por el estado físico a niveles patológicos recibe el nombre de “vigorexia“. Es un trastorno mental que lleva a las personas a tener una visión distorsionada de su figura: se ven flacos, débiles, poco masculinos.
Este problema afecta tanto a hombres como a mujeres, pero más a los primeros, quienes buscan en el gimnasio una rutina exigente que les permita “marcar” en poco tiempo.
La vigorexia también influye en la conducta alimentaria y en los hábitos de vida: el individuo pasa horas y horas en el gimnasio haciendo actividad física extrema y abandona sus relaciones personales.

También puede renunciar al trabajo o a estudiar porque, según su pensamiento, esas obligaciones le quitan tiempo para entrenar y lograr su cometido.


La adicción al ejercicio es bastante frecuente y está acompañada por la ingesta de carbohidratos y proteínas a niveles mayores de lo saludable.

Puede incluir el consumo de pastillas o cualquier complemento de esteroides anabolizantes. De esta manera se busca aumentar la masa muscular y obtener ese cuerpo musculoso y masculino que se desea.
La dismorfia muscular, anorexia invertida o “complejo de Adonis” son otras formas de denominar esta enfermedad aún no reconocida por la comunidad médica internacional.
La vigorexia afecta principalmente a varones, y dentro de este grupo, a un 10%. Aparece entre los 15 y los 37 años.
Entre las principales causas de este problema podemos destacar los desequilibrios fisiológicos o emocionales y también sociales o culturales.
La idea de que un hombre debe ser musculoso y fuerte para demostrar su masculinidad lleva a muchos jóvenes a entrenar o comer más de lo que puede considerarse normal o adecuado.

La vigorexia es una enfermedad contraria a la anorexia, aunque coinciden en lo mismo: una visión distorsionada y errónea del cuerpo.




Los hábitos cambian de la noche a la mañana y el único tema de conversación gira en torno a los músculos, las pesas y las proteínas.
La persona nunca está disponible porque se pasa el día en el gimnasio o coloca espejos en toda la casa para “admirarse”.
Entre los síntomas o signos que delatan la vigorexia encontramos:
Baja autoestima
La persona en cuestión es muy insegura, no se acepta tal cual es y vive comparándose con los demás. Cree que es fea, delgada o que sus músculos no se marcan lo suficiente. Considera que los otros son mejores y más bonitos.
Deporte compulsivo
Se apuntan en una academia del tipo “libre” y pasan muchas horas al día levantando pesas, haciendo abdominales o corriendo en la cinta. Quizás vayan por la mañana y por la tarde y no se pierdan ninguna sesión.
Los fines de semana (o cuando el gimnasio está cerrado) entrenan en casa.
Señales que demuestran vigorexia
Aislamiento social
Debido a estar tanto tiempo haciendo ejercicio no tienen horas libres para visitar amigos, comer con la familia o hacer cualquier otra actividad.
Aunque en la academia hay otras personas no se relaciona con ellos más que para hablar de una rutina. Están muy pendientes de los cambios en su cuerpo como para hacer amistades o forjar lazos.
Dieta estricta

Nada de grasas o de azúcares, pero sí muchos hidratos de carbono y proteínas. Comen bastante a toda hora (sobre todo batidos proteicos, huevos, lácteos y carne). Son muy constantes con sus ingestas y no dejan pasar ninguna.


Culto al cuerpo
Puede que se pesen todos los días, que se miren en cada espejo que encuentren o que vayan a comprarse ropa pensando en cómo la prenda marcará su figura.

No hay nada que les importe más allá de verse bien o acorde a sus expectativas. Todo pensamiento o emoción gira en torno a ello.
Forma física desproporcionada
Quienes padecen vigorexia presentan hipertrofia muscular (cuando los músculos están muy marcados), sobre todo, en brazos y espalda.
Quizás no llegan a trabajar las piernas de la misma manera y eso los hace ver más “grandes” de torso, como si estuviésemos frente a un triángulo invertido. Si no alcanzan el nivel deseado de musculatura seguirán haciendo más y más ejercicio.
Consumo de esteroides o anabólicos
Abusan de complementos proteicos o anabolizantes derivados de la hormona testosterona para conseguir mejores resultados.
No obstante, estas sustancias tienen muchos efectos colaterales, tales como impotencia sexual, aumento de glándulas mamarias y caída de cabello.
También se relaciona con los problemas cardíacos, acné y cambios de humor.
La vigorexia trae consecuencias muy graves para la salud por el ejercicio en sí, además de lo provocado por las pastillas. Los desgarros, problemas cardíacos y esguinces están a la orden del día.
Si alguien de tu entorno padece este problema puedes ayudarle. Por ejemplo, demostrándole lo bonito que es, aunque no tenga músculos marcados, y convenciéndola de que existen terapias que pueden serle de mucha utilidad.





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