sábado, 9 de abril de 2016

A VECES NO ES FACIL ESTAR ALEGRES, PERO PODEMOS ESTAR EN PAZ.


Estar alegres es momentáneo y puede aparecer fruto de algún hecho casual y que no tiene por qué ser continuo. La calma y la paz interior, en cambio, son estados más inalterables.
Para estar alegres basta con estar tranquilos, en equilibrio con los nuestros, con lo que nos define. La paz interior es la calma del corazón que se siente bien con lo que le envuelve sin necesitar nada más.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
Para estar alegres no necesitamos tanto La alegría es el reflejo de la felicidad más intensa. Hay días en que, casi sin saber por qué, nos sentimos más receptivos, “conectados” a nuestro entorno. Somos felices y lo disfrutamos.
En otras ocasiones, sin necesidad de que las cosas se tuerzan o salgan mal, no nos sentimos igual, dejamos de estar alegres, dejamos de sentirnos bien y aparece casi al instante el rumor de esos pensamientos limitantes que tanto destruyen nuestro bienestar.

Por ello, sería muy adecuado pensar durante unos instantes en estas dimensiones.


La paz interior empieza aceptándonos a nosotros mismos
Mientras la ansiedad es esa cuerda que tira de nosotros para recordarnos “todo lo que debemos hacer y que aún no hemos hecho”, la depresión es ese lazo que nos encalla en el ayer, en lo perdido, lo frustrado, lo lamentado y no alcanzado.
¿Por qué nos olvidamos de atender al presente? Este es el error en el que todos caemos. Lejos de aceptar el aquí y ahora y a nuestra persona en este mismo instante, nos alejamos de nuestras esencia destruyendo nuestra autoestima.
Acepta todo lo vivido, con cada error, pérdida y fracaso, pero también cada logro, cada triunfo. Son tus raíces, es lo que te ha ayudado a ser quien eres ahora. Integrarlo es el primer paso para encontrar la calma.
Ahora, deja de focalizarte en el futuro de forma obsesiva. No existe, no ha ocurrido, no está. El aquí y ahora es lo que puedes sentir, ver y tocar. Eso es lo importante.
Eres la persona que ves hoy ante tu espejo, así que toma aire y deja escapar toda ansiedad, toda inquietud. La calma y la paz interior se hallan en ese punto donde encontramos nuestro propio equilibrio, aceptándonos a nosotros mismos.
La felicidad es la ausencia del miedo
Si relacionamos el estar alegres con ser felices, es necesario tener en cuenta que, para ello, basta solo con dejar de tener miedo.
Deja a un lado el miedo a no ser lo que otros esperan que seas. SÉ TÚ MISMO SIEMPRE.
Olvida el miedo al fracaso. Las personas aprendemos de los errores y es necesario cometerlos.
Olvida el miedo a estar solo. Es mucho peor una falsa compañía que nos trae la infelicidad.

Apaga tu temor al paso del tiempo, a la arruga, al cabello blanco… Lo único que deberíamos temer es una vida no vivida.

No busques la paz en el exterior. Debe empezar en tu interior
La felicidad no se halla en bolsillos ajenos, ni en la acumulación cosas. El bienestar está dentro de uno y, para alcanzarlo, es necesario trabajar muchos aspectos psicológicos y emocionales.
Aprende a alejarte de todo aquello que te produce ansiedad y que te obliga a ser lo que no sientes. En ocasiones, hasta es necesario alejarnos de ciertas personas.
Piensa que para estar en calma no necesitas demasiadas cosas. Lo más esencial es tener a tu lado a las personas que amas y que te permiten ser siempre tú mismo.
Perdona. El perdón es una forma de liberación y de paz interior que no todo el mundo sabe llevar a cabo. Ten en cuenta que todo pensamiento cargado de ira o rabia te esclaviza y, por tanto, te aleja de esa paz interior que mereces.
Entiende que todo pasa y todo cambia. Ningún dolor es permanente ni nada dura para siempre.
Aceptando esto nos centraremos en lo que es importante: nuestro interior, el presente y el conectar con todo lo positivo y enriquecedor que nos rodea.

Desacelera tu ritmo y permítete ir con más calma. De este modo serás mucho más receptivo a lo que está a tu alrededor y a tus propias necesidades. A pesar de que no siempre es fácil estar alegres, recuerda que sí puedes estar en paz.