martes, 3 de mayo de 2016

NO BUSQUES CUENTOS CON FINAL FELIZ: SE FELIZ SIN TANTO CUENTO.


Al contrario que en los cuentos, en la vida real las historias no siempre terminan bien. No obstante, la magia está en saber disfrutar de los pequeños instantes de felicidad.
A todos nos han inculcado desde niños que los cuentos siempre tienen finales felices. Es como si el mundo encontrara su armonía en esa última página donde todo llega a un desenlace satisfactorio e ideal.
Parejas que disfrutan de una felicidad eterna, problemas que se resuelven y seres malvados que acaban desapareciendo por arte de magia.
No obstante, hemos de tener en cuenta que ni los cuentos originales de Charles Pierrot ni los de Christian Andersen eran tan inocuos como los que nos presenta Walt Disney. Las princesas de los cuentos originales no siempre se casaban y “comían perdices”.
Sin embargo, la mente infantil y también la adulta necesita de ese equilibrio y esa idea para creer que todo lo que hagamos va salir bien y que nos va aportar una felicidad, cómo no, eterna.
Ahora bien, es necesario ser prudentes, realistas y, ante todo, no idealizar determinados conceptos como el de las relaciones afectivas. Hoy en nuestro espacio te invitamos a reflexionar sobre ello.
Los mejores cuentos no tienen por qué tener siempre finales felices
Estamos seguros de que tendrás más de un recuerdo que, a pesar de no haber tenido un final precisamente feliz o idílico, consideras que mereció la pena vivir o  haber experimentado.
Esa relación que tantas lágrimas te trajo en tu adolescencia, que tanto te costó superar y que, sin embargo, tanto te enseñó… Aún a día de hoy la guardas en tu memoria como un instante mágico que te gusta recordar.
Es solo un ejemplo, porque todos nosotros disponemos de esas vivencias que no salieron como esperábamos pero de las que no nos arrepentimos.

Porque al fin y al cabo, “los mejores cuentos” no tienen porqué tener finales felices para ser grandes cuentos. Grandes historias.


Ser feliz sin tanto cuento
Tal Ben-Shahar es psicólogo, profesor de Harvard y un conocido escritor de éxito gracias a diversos libros que nos enseñan cómo ser felices.
Por extraño que nos parezca, el tema de cómo dar instrumentos a las personas para que sean capaces de alcanzar un mayor bienestar personal es algo relativamente nuevo, pero que desde siempre ha suscitado un gran interés.
El propio doctor Ben-Shahar, con libros como La búsqueda de la felicidad es un claro ejemplo de este tema, y un reflejo de cómo la población suele buscar respuestas a estos vacíos existenciales a través de estas publicaciones y estos enfoques basados en la Psicología Positiva.
El doctor Ben-Shahar enfatiza, ante todo, la necesidad de no creer en cuentos felices, de no sostener la falsa idea de que debemos aspirar a una felicidad eterna y permanente.
Lo primero que debemos hacer es no alimentar las grandes expectativas, ni aún menos buscar la perfección. Se trata más bien de ser un poco más humildes, realistas y, ante todo, saber apreciar lo que tenemos ahora.
Un error en el que caen muchas personas es en focalizar su felicidad en “lo que desean conseguir” (una pareja para toda la vida, una casa perfecta, un trabajo ideal…)
Soñar no es malo, crear expectativas tampoco, pero es mejor si lo hacemos en su justa medida y siendo prudentes, con los pies bien puestos en el suelo.
Los cuentos (las altas expectativas, las fantasías, los falsos ideales) son nuestras propias cárceles de crecimiento personal. Cuando uno no logra lo que él mismo se ha propuesto, llega la sombra de la infelicidad.
Así que… ¿y si nos conformamos con un poco menos?



Tu mejor momento es ahora
Otro error en el que solemos caer es en focalizar todos nuestros sueños y felicidades en el día de mañana.
Cuando tenga esto podré hacer lo otro, cuando encuentre a la persona perfecta me sentiré completo, cuando por fin tenga vacaciones me encontraré feliz y tranquilo.
Este tipo de razonamientos no son adecuados ni saludables para nuestro bienestar emocional. Podemos posponer tareas, actividades y citas, pero nuestra felicidad nunca debe posponerse.
Tu mejor oportunidad es ahora. En lugar de pensar que serás feliz solo cuando encuentres a la persona perfecta, intenta serlo ahora con lo que eres, con lo que tienes junto a ti.
No necesites a nadie para sentirte bien. Siéntete bien ahora, contigo mismo.
En lugar de pensar siempre en las vacaciones como ese instante en que por fin podrás encontrar la calma y hacer frente al estrés, busca instantes de tranquilidad cotidianos al final de la jornada.
Será más terapéutico y ganarás en salud.
Para concluir, los cuentos son un buen recurso literario con el cual incentivar la imaginación de los niños, pero la mente adulta debe saber que para ser feliz no es adecuado aspirar a esa perfección mágica que nos trasmiten estas obras.
Los grandes momentos no siempre acaban bien, pero son maravillosos instantes que merecen vivirse, y la vida, al fin y al cabo, solo son instantes.