miércoles, 26 de octubre de 2016

EL MUNDO HONRA A LOS DIFUNTOS DE DISTINTAS MANERA.



La tradición mexicana es la más popular.
A nivel internacional se realizan diferentes actividades en honor a los muertos.
El Día de Muertos es una festividad que nos evoca países de América Latina, México es reconocido a nivel mundial por esta celebración, pero Europa y Asia, también tienen actividades para honrar a sus difuntos.

México el Día de Muertos fue declarado por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la celebración llena de color y misticismo, distingue a los mexicanos y recuerda la mezcla entre ritos sagrados y el catolicismo. Las familias acuden al panteón, limpian las tumbas, adornan con papel picado y cempasúchil; levantan ofrendas con alimentos tradicionales, calaveras de azúcar y acuden a velar toda la noche a sus difuntos, en cementerios iluminados por cientos de velas y cirios con olor a copal e incienso, en donde las almas descienden para convivir en el mundo terrenal.

Guatemala inicia sus preparativos con antelación en la creencia de que las almas de los difuntos saldrán de los cementerios a manifestarse, elaboran altares con comida y agua, veladoras y fotografías de sus muertos. Hacen ceremonias o misas en los panteones y vuelan barriletes (papalotes) de papel de china y varitas de madera, porque alejan a los malos espíritus.

El Salvador el Día de Muertos, es una importante celebración para el pueblo salvadoreño, la gente se reúne en familia, limpian las tumbas y acuden al cementerio para orar, llevar flores y cantar las canciones favoritas del difunto; el día inicia temprano para retirarse del camposanto a las cinco de la tarde.

Haití aunque con un arraigado credo hacia el vudú, una buena parte de la población festeja el Día de Todas las Almas al combinar rituales con tradiciones católicas romanas, en un acto lleno de sensualidad, se pide permiso a los muertos antes de entrar al panteón; encienden velas y deja pan, maíz, café y ron como ofrenda, adentro en el templo universal, que alberga huesos de varios difuntos, piden por una vida mejor.

El Día de Muertos mexicano, fue declarado por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad

En España, durante el Día de Todos los Santos, los cementerios reciben la visita de los fieles que se encargan de limpiar y decorar las tumbas de sus difuntos; según la localidad, pueden salir por la noche a rezar al calor de una fogata o reunirse en familia, para recordar a sus muertos; las castañas asadas, los buñuelos y el vino, no faltarán.

Escocia el festival de Samhain de origen celta, marcaba el final de la recogida de la cosecha, de él se desprende la palabra Hallow que significa "sagrado", y E "tarde o noche", la costumbre del "truco o trato", así como los faroles hechos de calabazas que conocemos, provienen de aquí.

India celebra el Mahalaya, rito religioso donde se reza y se pide un año de paz a los espíritus pasados; se cree que los difuntos acuden a las casas que habitaron en vida o de sus familiares; escuchan mantras sagrados, rezan para ahuyentar a los demonios cuando oscurece y algunos toman un baño en el río Ganga para pedir por sus muertos.

China su Festival Ching Min de resplandor puro, en donde se visitan las tumbas de familiares difuntos; usa velas y quema de dinero, como símbolo de prosperidad; no se puede encender fuego así que los alimentos que ofrecen son en frío, llevan frutas y golosinas, y finalizan con un rezo familiar. En las puertas de sus hogares, para protegerse de los malos espíritus, colocan ramas de sauce que simboliza el triunfo de la luz sobre la oscuridad.

Tailandia el Phi Ta Khon es un Festival con un desfile de máscaras y música, que dura tres días; los jóvenes se disfrazan para personificar fantasmas y espíritus que asusten a los demás. El primer día, se disfrazan de monstruos; el segundo, danzan y en el tercero, se reúnen a escuchar el mensaje de Buda recitado por monjes.

Filipinas como su tercera fiesta más importante del año, el Día de Todos los Santos es una fiesta llena de colorido con un sentido de fiesta que deja de lado lo lúgubre; las familias acuden al cementerio a limpiar, lo llenan de cirios, flores y pasan todo el día ahí, previa provisión de comida y alcohol; las bromas no faltan y el silencio habitual del lugar se llena de algarabía.