viernes, 13 de mayo de 2011

ZAPATOS VOLTEADOS

Un pequeño niño reclamó que los zapatos nuevos estaban machucando sus pies. Su tía, mirando para bajo, le dijo: "No es de admirar que esté doliendo. ¡Ellos están cambiados!"


Colocó el zapato derecho en el pie izquierdo y el zapato izquierdo en el pie derecho. Ella lo ayudó a colocar los zapatos correctamente y, desde aquel momento, el niño pasó a brincar alegremente como los demás.

A veces nuestras vidas parecen amargas y secas. Nosotros culpamos a todos que nos cercan por nuestras angustias. Pero, debemos parar un poco y mirar para nuestros pies. Si estuviésemos calzando los zapatos correctamente, estaríamos andando tranquilos y llenos de gozo y felicidad.

¡Muchos problemas podríamos evitar si nuestros zapatos no estuviesen cambiados! ¡Muchos dolores dejaríamos de sentir si nuestros zapatos no estuviesen cambiados! ¡Mucha alegría ya estaríamos gozando si nuestros zapatos no estuviesen cambiados!

Los zapatos cambiados nos llevan para direcciones equivocadas, retiran nuestra paz y no permiten que disfrutemos los verdaderos placeres de la vida. Si no son usados correctamente, corremos el riesgo de pasar los días con mal humor, de no percibir el brillo del sol y la belleza de la creación de Dios. No habrá alegría en el corazón si insistimos en andar con los zapatos calzados incorrectamente.

Si sus zapatos están cambiados, no se adelante murmurar y culpar los otros. Que usted necesita es acertarlos. Tome la decisión cierta, no dé más ni un paso sin ajustarlos.

Desconozco su autor



CHANTAJE SENTIMENTAL


Aprende a decir NO.
En alguna ocasión todos hemos sido partícipes de este tipo de manipulación, ya sea como víctima o victimario. Dicha situación se convierte en grave problema si habitualmente representa una estrategia para satisfacer caprichos y lograr objetivos, o bien, si aparece cuando no podemos detener las continuas imposiciones de otros o las propias.


Ante ello, es recomendable tomar en cuenta que la mejor forma de frenar al chantajista es no cediendo a sus peticiones. De esta manera, evitaremos la formación de un círculo vicioso, porque si uno es débil, lo único que se consigue es reforzar la conducta nociva de ese individuo, quien aprovechará la situación para conseguir sus fines mediante amenaza, llanto o intimidación.

Por otra parte, si uno es el que tiene la costumbre de manipular a los demás, debe considerarse que con el tiempo esta conducta nos creará conflicto, pues llegará un momento en que las artimañas antes citadas no surtirán efecto, lo que, en consecuencia, hará que ganemos el desprecio de la gente que nos rodea.

Hay que tener presente que cuando una persona accede a las exigencias de la pareja, familiares o amigos sin que realmente quiera hacerlo es común que le invada un sentimiento de culpa, pero de no aceptarlas siente insatisfacción porque cree que les ha fallado. Por tanto, es muy importante aprender a decir no, lo cual en un principio es difícil, pero a la larga es la mejor estrategia para vencer el chantaje.

Tipos...

Los niños, regularmente, recurren al llanto para conseguir lo que quieren, lo cual suele considerarse normal porque en la infancia temprana los pequeños tienden a pelear por lo que desean. Sin embargo, esto no significa que se deban cumplir todos los caprichos de hijos o sobrinos, pues de hacerlo se les reforzaría la idea de que el chantaje es una práctica aceptable; es necesario enseñarles a la brevedad que no siempre es posible obtener lo que se anhela. Asimismo, hay adultos que, al igual que los infantes, también consideran al llanto la mejor manera de manipular.

Otra forma de llevar a cabo el chantaje es mediante el abuso de superioridad, lo cual puede ser ejercido por los padres, incluso sin darse cuenta, por ejemplo, al decir frases como "si no haces lo que te digo, ya no te voy a querer". Debe considerarse que castigar a los hijos con la falta de amor es un grave error que les genera inseguridad y tendencia a la ansiedad, lo que en el futuro convertirá a los pequeños en individuos temerosos con la costumbre de ceder para evitar ser despreciados, o bien, en chantajistas por miedo al abandono.

Por otro lado, hay personas que han sido traicionadas por su pareja y aprovechan la situación para chantajearla frecuentemente, de tal manera que fingen haber perdonado al cónyuge, pero a partir de ese momento se le imponen los deseos como obligaciones. Cuando al afectado le parece intolerable la situación y se queja, la víctima de la infidelidad le reprocha el engaño; para frenar una situación como ésta, lo mejor es terminar la relación.

Asimismo, hay quienes retiran el habla para ejercer presión, lo cual es característico en personas con problemas afectivos o dificultad para socializar. Interactuar con este tipo de individuos suele ser insoportable, ya que prevalece el temor de que cualquier cosa le moleste y, a manera de castigo, deje de hablarnos. En estos casos, es recomendable responder con indiferencia y controlar la ansiedad de permanecer al lado de él o ella.

Pero eso no es todo, también existe el chantajista denominado autocastigador, que recurre a frases como "si me dejas, me mato". Se caracteriza por inmadurez emocional y no asume las consecuencias de sus actos, por lo que acostumbra acercarse a gente que se siente responsable de su felicidad, como los padres, hijos o pareja. Para acabar con este tipo de acciones, hay que ignorar las amenazas y enfrentarse al manipulador haciéndole ver que el único responsable de lo que pasa en su vida es él mismo.

Otras personas encuentran formas de presionar a los demás con expresiones como las siguientes: "si me dejas, no volverás a ver a los niños", "no te vayas, siento que me voy a morir", "si sigues saliendo con tus amigos, terminamos", "si no tienes relaciones sexuales conmigo, considérate desempleada". Ante ello, es indispensable perder el miedo y negarse a complacer al chantajista enfrentándose a éste con valentía.

Tome en cuenta que quienes recurren al chantaje son individuos inseguros y con altos niveles de ansiedad, tienen miedo a sentirse débiles y a las reacciones de los demás, por eso manipulan.

Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.