El cronovisor de Javier Sierra abre en
esta ocasión sus puertas en 1937. Ahí descubrimos a Fulcanelli, autor de libros
clásicos como El misterio de las catedrales. Un personaje misterioso que nunca
se ha sabido si era el pseudónimo de una persona o de un grupo de iniciados, el
último eslabón de una escuela de conocimiento que hunde sus raíces en la Europa
medieval.