martes, 13 de septiembre de 2016

LOS PERROS, COMO LAS PERSONAS, USAN EL HEMISFERIO IZQUIERDO PARA PROCESAR PALABRAS.

Un reciente estudio determinó que ellos reconocen las palabras y la entonación con que se dicen. Si de verdad quiere que su perro aprenda y le obedezca, háblele con voz firme y segura porque, además de entender las palabras que usted le dice, su peludo también reconoce el tono en el que se las dice. O sea, si fue en serio o no.
Un reciente estudio determinó que ellos reconocen las palabras y la entonación con que se dicen

Los perros usan el hemisferio izquierdo del cerebro para procesar palabras y la región derecha para procesar la entonación.

Así quedó demostrado en un estudio adelantado por la Universidad Eötos Loránd de Budapest (Hungría) y publicado esta semana por la revista Science, en el cual participaron 13 perros, de distintas razas, que estuvieron inmóviles en un aparato de resonancia magnética funcional (FMRI) para realizarles escáneres cerebrales de manera no invasiva y sin dolor, los cuales sirvieron para medir la actividad cerebral de los animales mientras escuchaban la voz de sus entrenadores.

Con las pruebas y análisis practicados, los investigadores concluyeron que “los perros no solo diferencian lo que les decimos y cómo lo decimos, sino que además pueden combinar las dos cosas para lograr una interpretación correcta de lo que esas palabras realmente significan”, dijo el profesor Attila Andics, de dicha universidad.

Además, los resultados del estudio demuestran que “para los perros, un buen elogio puede funcionar muy bien como recompensa, pero funciona aún mejor si palabra y entonación coinciden”, explicó.

Educar con firmeza

A esto, la etóloga Carolina Alaguna añade que “los perros son supremamente inteligentes no solo con esta capacidad de asociar el tono y la entonación, sino que además saben leer e interpretar nuestro lenguaje corporal”.

Por eso la coherencia que hay que tener a la hora de enseñarles y decirles las cosas porque, más que obsecuentes, los perros son inteligentes.

“Ellos empiezan a reconocer nuestro tono de voz cuando estamos bravos, contentos o cuando los estamos consintiendo o regañando. Y a esto hay que sumarle que pueden detectar nuestras emociones por medio del tono de voz”, añade la etóloga Alaguna.

En consecuencia, recomienda que cuando se esté educando a un cachorro “hay que poner la intencionalidad en las palabras y el cuerpo. Deben tener actitud de líder: una postura corporal fuerte, recta, voz firme y tono fuerte. Además hay que usar señas para que se le facilite al animal memorizar órdenes”.

Y como dato curioso, agrega que “otros estudios han determinado que los perros pueden entender entre 250 y 300 palabras nuestras y su significado, y llegan a tener la capacidad mental de un niño de 2 años”.

Volviendo al estudio, los investigadores lograron determinar que los perros, al igual que las personas, usan el hemisferio izquierdo para procesar las palabras, y el derecho para identificar la entonación con que se dicen. Así, el cerebro de las personas no solo analiza de manera separada lo que se dice y cómo se dice, sino que además integra esas dos informaciones para llegar a un significado unificado. Los perros también pueden hacer lo mismo y “para ello emplean unos mecanismos cerebrales muy parecidos”, agregó Andics.

Los canes, según Anna Gábor, otra de las autoras del estudio, escucharon palabras de alabanza que eran pronunciadas con entonación neutra y de halago, además de otras palabras que no tenían significado para los animales pero dichas con las mismas entonaciones.

Los investigadores observaron las regiones cerebrales que diferencian entre palabras con y sin sentido o las que distinguen entre entonaciones con y sin halago.

El resultado fue que los perros activan el hemisferio izquierdo para procesar las palabras que tienen sentido para ellos, y el derecho para identificar la entonación con que pronuncian las palabras.

Pero, además, el centro de recompensa de los animales estudiados solo se activaba en el momento en que oían una palabra de elogio pronunciada con una entonación de halago.

Este estudio implica el primer paso para entender cómo los perros interpretan el habla humana, y sus resultados pueden ayudar a hacer más eficiente la comunicación y cooperación entre ambos.