La tendencia del estilo de vida
minimalista ha ido ganando popularidad en el mundo occidental desde hace un
tiempo, pero estamos todavía lejos del minimalismo incondicional japonés, que
los amantes del zen han adoptado en su búsqueda por lograr una vida libre de
estrés.
El espacio siempre ha sido un problema
en las atestadas ciudades japonesas, así que, desde ese punto de vista, tiene
sentido que las personas traten de mantener sus hogares libres de basura, pero
algunos están tomando el minimalismo hasta el extremo, y están prácticamente
viviendo en casas vacías, rodeados solamente de las necesidades más
elementales.
Para ellos, el minimalismo no se trata sólo de liberar su espacio vital, también se trata de evaluar lo que las posesiones materiales verdaderamente aportan a sus vidas, y centrarse en las cosas que consideran importantes. Para los minimalistas extremos de Japón, menos es más, en todos los sentidos en que realmente importa.
El minimalismo o “minimarisuto” es un
concepto popular en Japón en estos días, con miles de adeptos renunciando a sus
posesiones con el objetivo de llevar una vida más feliz, y otros miles al menos
interesados en hacer lo mismo en algún momento. Pero en cuanto a lo que
provocara el interés por este estilo de vida extremadamente frugal, nadie lo
sabe a ciencia cierta.
Algunos dicen que fue inspirado en
figuras populares estadounidenses como Steve Jobs, mientras que otros dicen que
la idea no es extraña en absoluto, sino una progresión natural del Budismo Zen
y su percepción reducida del mundo. También hay quienes dicen que este tipo de
estilo de vida es simplemente práctico, en un país propenso a los terremotos
como Japón, ya que cuantas menos posesiones, más seguro es el hogar. Sin
embargo, una cosa es segura, el minimarisuto japonés es un concepto difícil de
captar en las sociedades de consumo occidentales.
Reuters recientemente investigó la
tendencia minimalista extrema en Japón, y conversó con algunos de sus
seguidores. Fumio Sasaki, de 36 años, vive en un apartamento de una habitación
en Tokio y posee tres camisas, cuatro pares de pantalones, cuatro pares de
calcetines y sólo unos pocos otros objetos esenciales.
Sasaski fue alguna vez un apasionado
coleccionista de libros, CDs y DVDs, y un día se cansó de mantenerse al día con
su obsesión, y se convirtió al minimalismo. “Me la pasaba pensando en lo que no
poseía, lo que me faltaba”, dijo. Por lo que pasó el año siguiente vendiendo
sus posesiones materiales o regalándolas a amigos y parientes. “Pasar menos
tiempo haciendo limpieza o de compras, significa que tengo más tiempo para
estar con amigos, salir, o viajar en mis días libres. Me he vuelto mucho más
activo “.
Además de una mesa, un televisor y su
computadora portátil, la casa de Fumio Sasaki está completamente desnuda, y
admite que muchos de sus amigos lo comparan con una sala de interrogatorios.
Pero para él, luce mejor que nunca.
Katsuya Toyoda, un editor online y
minimalista extremo, tiene una mesa y un futón en su apartamento de 22 metros
cuadrados. Para él, el cambio de estilo de vida tuvo que ver con dedicar más
tiempo a las cosas que realmente le gustaban. “No es que yo tuviera más cosas
que las personas promedio, pero eso no quiere decir que valorara o me gustara
todo lo que tenía”, dijo. “Me convertí en minimalista para poder disfrutar de
las cosas que realmente me gustan.”