Entre sus causas encontramos la baja
autoestima o es aislamiento social. La vigorexia es un problema mental que
puede llegar a tener consecuencias a nivel físico, más allá de la hipertrofia
muscular
Hacer ejercicio es bueno porque nos
ayuda a tonificar los músculos, bajar de peso y mejorar la salud
cardiorrespiratoria.
Sin embargo, entrenar demasiado, hacer
dietas excesivas y obsesionarse con la forma del cuerpo puede volverse una
enfermedad.
En este artículo te contamos qué es la
vigorexia y cuáles son sus peligros.
Definición y causas de la vigorexia
La obsesión por el estado físico a
niveles patológicos recibe el nombre de “vigorexia“. Es un trastorno mental que
lleva a las personas a tener una visión distorsionada de su figura: se ven
flacos, débiles, poco masculinos.
Este problema afecta tanto a hombres
como a mujeres, pero más a los primeros, quienes buscan en el gimnasio una
rutina exigente que les permita “marcar” en poco tiempo.
La vigorexia también influye en la
conducta alimentaria y en los hábitos de vida: el individuo pasa horas y horas
en el gimnasio haciendo actividad física extrema y abandona sus relaciones
personales.
También puede renunciar al trabajo o a
estudiar porque, según su pensamiento, esas obligaciones le quitan tiempo para
entrenar y lograr su cometido.
La adicción al ejercicio es bastante
frecuente y está acompañada por la ingesta de carbohidratos y proteínas a
niveles mayores de lo saludable.
Puede incluir el consumo de pastillas
o cualquier complemento de esteroides anabolizantes. De esta manera se busca
aumentar la masa muscular y obtener ese cuerpo musculoso y masculino que se
desea.
La dismorfia muscular, anorexia
invertida o “complejo de Adonis” son otras formas de denominar esta enfermedad
aún no reconocida por la comunidad médica internacional.
La vigorexia afecta principalmente a
varones, y dentro de este grupo, a un 10%. Aparece entre los 15 y los 37 años.
Entre las principales causas de este
problema podemos destacar los desequilibrios fisiológicos o emocionales y
también sociales o culturales.
La idea de que un hombre debe ser
musculoso y fuerte para demostrar su masculinidad lleva a muchos jóvenes a
entrenar o comer más de lo que puede considerarse normal o adecuado.
La vigorexia es una enfermedad
contraria a la anorexia, aunque coinciden en lo mismo: una visión distorsionada
y errónea del cuerpo.
Los hábitos cambian de la noche a la
mañana y el único tema de conversación gira en torno a los músculos, las pesas
y las proteínas.
La persona nunca está disponible
porque se pasa el día en el gimnasio o coloca espejos en toda la casa para
“admirarse”.
Entre los síntomas o signos que
delatan la vigorexia encontramos:
Baja autoestima
La persona en cuestión es muy
insegura, no se acepta tal cual es y vive comparándose con los demás. Cree que
es fea, delgada o que sus músculos no se marcan lo suficiente. Considera que
los otros son mejores y más bonitos.
Deporte compulsivo
Se apuntan en una academia del tipo
“libre” y pasan muchas horas al día levantando pesas, haciendo abdominales o
corriendo en la cinta. Quizás vayan por la mañana y por la tarde y no se pierdan
ninguna sesión.
Los fines de semana (o cuando el
gimnasio está cerrado) entrenan en casa.
Señales que demuestran vigorexia
Aislamiento social
Debido a estar tanto tiempo haciendo
ejercicio no tienen horas libres para visitar amigos, comer con la familia o
hacer cualquier otra actividad.
Aunque en la academia hay otras
personas no se relaciona con ellos más que para hablar de una rutina. Están muy
pendientes de los cambios en su cuerpo como para hacer amistades o forjar
lazos.
Dieta estricta
Nada de grasas o de azúcares, pero sí
muchos hidratos de carbono y proteínas. Comen bastante a toda hora (sobre todo
batidos proteicos, huevos, lácteos y carne). Son muy constantes con sus
ingestas y no dejan pasar ninguna.
Culto al cuerpo
Puede que se pesen todos los días, que
se miren en cada espejo que encuentren o que vayan a comprarse ropa pensando en
cómo la prenda marcará su figura.
No hay nada que les importe más allá
de verse bien o acorde a sus expectativas. Todo pensamiento o emoción gira en
torno a ello.
Forma física desproporcionada
Quienes padecen vigorexia presentan
hipertrofia muscular (cuando los músculos están muy marcados), sobre todo, en
brazos y espalda.
Quizás no llegan a trabajar las
piernas de la misma manera y eso los hace ver más “grandes” de torso, como si
estuviésemos frente a un triángulo invertido. Si no alcanzan el nivel deseado
de musculatura seguirán haciendo más y más ejercicio.
Consumo de esteroides o anabólicos
Abusan de complementos proteicos o
anabolizantes derivados de la hormona testosterona para conseguir mejores
resultados.
No obstante, estas sustancias tienen
muchos efectos colaterales, tales como impotencia sexual, aumento de glándulas
mamarias y caída de cabello.
También se relaciona con los problemas
cardíacos, acné y cambios de humor.
La vigorexia trae consecuencias muy
graves para la salud por el ejercicio en sí, además de lo provocado por las
pastillas. Los desgarros, problemas cardíacos y esguinces están a la orden del
día.
Si alguien de tu entorno padece este
problema puedes ayudarle. Por ejemplo, demostrándole lo bonito que es, aunque
no tenga músculos marcados, y convenciéndola de que existen terapias que pueden
serle de mucha utilidad.