Los guardias intervinieron cuando
vieron a un preso que intentaba agarrar la paloma.
Cuando los guardias inspeccionaron más
de cerca, encontraron una pequeña bolsa que contenía un teléfono y su batería.
El hecho ocurrió en la prisión de
Franco da Rocha, en el estado de Sao Paulo. Aún no está claro quién usó el ave
para tratar de pasar de contrabando el dispositivo.
El hacinamiento y el mal estado en las
cárceles de Brasil han sido escenario de motines mortales entre grupos
criminales desde el comienzo del año, con más de 140 personas muertas.
Los expertos dicen que la violencia es
parte de una guerra entre bandas de narcotraficantes, que luchan por el control
de uno de los mercados más importantes de cocaína del mundo, y las rutas de
tráfico.
Brasil comparte fronteras con
Colombia, Bolivia y Perú, tres de los mayores productores de cocaína del mundo.
Es una ruta clave para el tráfico de la droga a Europa.
Brasil tiene la cuarta mayor población
carcelaria del mundo, con 600.000 reclusos hacinados en una serie de cárceles
destartaladas.