Muchas personas tienen miedo de romper
con su pasado para empezar de nuevo porque están cómodos en su rutina, aunque
esta pueda no hacerles felices.
A lo largo de nuestro ciclo vital
hemos tomado innumerables decisiones, y algunas de ellas, nos han obligado a
tener que empezar de nuevo.
Hay círculos que deben cerrarse por
necesidad personal, por un claro principio de subsistencia en el cual, solo con
valentía y coraje podemos ser capaces de cortar determinados vínculos que nos
ofrecían sufrimiento para poder ser felices de nuevo.
Comenzar una vez más, empezar nuestras
vidas casi desde cero no es nada fácil, y por ello, hoy en nuestro espacio
queremos darte unas estrategias básicas para que puedas afrontar estos
instantes personales tan complejos.
Cuando empezar de nuevo supone dejarlo
todo
A nadie le gustan los cambios, y aún
menos si estos son drásticos y suponen dejar a un lado todo lo que hasta el
momento nos definía. Ahora bien, en ocasiones, empezar de nuevo lleva implícito
otras dimensiones que siempre van relacionadas:
Emprender nuevos caminos en los que
podemos encontrar nuestra felicidad.
Empezar de nuevo supone tomar el
control de nuestra propia vida: cada elección que tomemos nos llevará a un
resultado u otro, pero seremos nosotros los artífices de nuestra realidad.
Un nuevo camino debe vivirse con
ilusión sabiendo apreciar el presente, el “aquí y ahora”.
Si has vivido alguna vez esta
situación conocerás, sin duda, la complejidad emocional que supone afrontar
algo así. Todo cambio, todo “reinicio” personal supone, a la vez, pasar por
estas etapas.
El momento en que somos conscientes de
la necesidad de “romper” con algo o alguien
Como hemos señalado al inicio,
cualquier cambio de etapa supone un acto de valentía y de coraje personal que
no todo el mundo se atreve a iniciar. Son muchas las personas que cronifican
estos estados de sufrimiento:
Esperan a que las cosas cambien.
Temen que empezar de nuevo suponga un
fracaso y, ante todo, quedarse solos. No confían en ellos mismos como agentes
activos del cambio capaces de afrontar esa nueva etapa.
Otras personas se ven a sí mismas como
muy dependientes de lo que les rodea, no conciben dejar esa situación que, a
pesar de traerles infelicidad, es lo único que conocen y por ello no se atreven
a dar el paso.
Ese instante en que somos plenamente
conscientes de la necesidad de empezar de nuevo es ya un acto de libertad del
cual sentirnos orgullosos.
Solo quien sabe que merece ser feliz
es valiente para buscar su propio camino, dejando a un lado lo que no es sano,
lo que nos impide crecer.
Romper con el pasado de forma
inteligente
¿Se puede romper con el pasado sin
anestesia y sin dolor? La respuesta es “no”. Todo cambio supone cierto
sufrimiento, cierta ruptura interior con un pasado en el que, hasta no hace
mucho, habíamos focalizado sueños, ilusiones y proyectos.
Para avanzar en calma y libertad es
necesario hacerlo sin rencores ni odios. Somos conscientes de que el perdón no
siempre es fácil de otorgar pero, en muchos casos, es necesario para poder
liberarnos de todo, sin cargas.
Si nos limitamos a amargarnos por todo
lo vivido, pensando que lo hicimos mal, que fuimos ingenuos al confiar en algo
o alguien, lo único que haremos será cargar de sufrimiento nuestro presente.
Inicia tu cambio sin odiar a nadie, y
menos a ti mismo. Todo odio, todo rencor nos va a volver prisioneros y es algo
que no merece la pena.
Proyectar nuestro futuro con nuevas
ilusiones
Hemos de tenerlo claro: a lo largo de
nuestra vida vamos a vivir más de un cambio. Es posible que uno pequeño sea
suficiente: entablar nuevas amistades, buscar otro trabajo, cambiar nuestra
dieta… Todo ello son actos comunes que siempre nos vienen bien.
No obstante, hay momentos en que lo
que necesitamos de verdad es empezar de nuevo. Puede que tu relación no haya
ido bien y que necesites cambiar de ciudad, de residencia y de trabajo.
No serás la primera persona que ha
pasado por ello, ni tampoco la última.
Para empezar de nuevo hay que cerrar
de forma adecuada el ciclo previo. No se trata de huir, ni de escapar. Es
necesario comunicar nuestra decisión y las razones por las que vamos a hacerlo.
El comunicar tu decisión te ofrecerá
una gran ayuda y un adecuado desahogo personal que te permitirá cerrar el
círculo de forma más saludable.
No temas las reacciones ajenas. Si lo
prefieres, puedes prever lo que te pueden decir para preparar tu discurso y tus
repuestas.
No obstante, mientras tú estés seguro
de tu decisión, no importan las palabras ajenas: tu destino ya está decidido,
vas a empezar de nuevo.
Para concluir, debemos entender que la
vida no es una línea recta sin imprevistos. En ocasiones, los cambios son
necesarios para ser felices, para estar en equilibrio para nosotros mismos.
Cada uno es agente activo en su
destino y cada decisión cuenta. Por ello hay que afrontarlas con amor propio,
determinación e ilusiones.