La
princesa Caraboo apareció en 1817 en mitad de una ciudad inglesa. No entendía
nada de lo que le decían y su vestimenta, exótica y oriental, la hacía parecer
proveniente de un lugar remoto. Luego se demostró que no era más que una
farsante, pero no es la única persona que ha intentado suplantar la
personalidad de otro a lo largo de la historia. En el cronovisor de Jesús Callejo