Siempre ha sido un tema muy tratado en
libros de ciencia ficción, pero ya es muy real: la Inteligencia Artificial está
aquí. Pero no te preocupes, porque todos conocemos el principio más básico que
tienen: no deben hacer daño a los humanos. La Inteligencia Artificial sirve
para crear determinados aparatos, con ciertas funciones, que pueden hacer mucho
más fácil la vida de las personas. Pero, ¿es necesario que esos aparatos
desarrollen su propia personalidad e inteligencia?
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En principio no es necesario que se
desarrollen por sí mismos, pero el hombre siempre ha soñado con crear vida
artificial. Por eso, no es de extrañar que se sigan inventando, por ejemplo,
robots para la ayuda a los ancianos, que desarrollen sus cualidades para que
hagan mejor su trabajo.
Además de este tipo de robots, también
están poniéndose de moda una especie de muñecos o juguetes con forma de animal
y que también gozan de Inteligencia Artificial. Uno de ellos, el más popular,
es el Pleo, que tiene forma de dinosaurio, y que es como un tamagotchi, pero
bien desarrollado. Es decir, al principio, es un recién nacido: tienes que
llevarlo en brazos porque no sabe andar ni siquiera. Y tienes que darle mucho
cariño y acariciarlo. Tiene terminaciones que notan el contacto, y pueden
sentir también frío o calor. Después de eso, aprenden a andar, poco a poco, y
ya puedes soltarlo por tu casa.
Con la práctica, luego puedes
entrenarlo para algunas cosas básicas, como por ejemplo, venir cuando oiga su
nombre (el que tú elijas), o cualquier otra cosa sencilla. Como una mascota
cualquiera, también se puede poner enfermo, y puede salir malcriado. Recuerda
cuánto sufrías cuando tu tamagotchi evolucionaba en esa cosa fea con labios
enormes. Pues esto es igual, y te tienes que responsabilizar de tu mascota,
porque aunque sea virtual, si lo reinicias y crías otro, saldrá con una
personalidad totalmente distinta.