¿Cuáles
son las características de la leyenda y qué elementos quedan expresados en sus
historias?
La
leyenda es una de las formas de transmisión de historias más conocidas y antiguas,
y por eso forman parte de las culturas de miles de etnias y naciones.
A continuación,
veremos cuáles son las características de la leyenda, qué es lo que la define
como tipo de narración perteneciente al género épico, y cuál es su finalidad.
¿Qué es
una Leyenda?
Empecemos
por lo más básico: la definición del término "leyenda". Esta es un
subgénero de la épica (categoría en la que también encontramos a los mitos,
epopeyas, poemas épicos, sagas, etc.) en el que mediante narraciones
transmitidas de generación en generación se explican acontecimientos
importantes ocurridos en el pasado, que son total o parcialmente fantásticos.
Es
decir, que en las leyendas es muy difícil saber qué elementos de la historia
narrada ocurrieron de verdad o no, ya que hay una superposición entre hechos y
personajes reales, por un lado, y fantásticos o sobrenaturales, por el otro.
Sin
embargo, una de las características de las leyendas es que sirven para
transmitir valores y conceptos para entender los orígenes de la organización
social de un grupo (normalmente, considerados nación o etnia), de manera que
tradicionalmente no se cuestiona la veracidad de sus aspectos más generales,
dado que se usan para educar y cohesionar socialmente.
Las
principales características de las Leyendas
Ahora
que ya hemos visto un resumen de cómo es este subgénero épico, pasemos a ver
más en detalle cuáles son las características de la leyenda y de qué manera
juega un papel importante en las tradiciones de los grupos sociales humanos.
1.
Elementos fantásticos
Uno de
los rasgos más característicos de las leyendas es que en ellos hay muchos
elementos fantásticos, que incluyen sucesos mágicos y entidades sobrenaturales.
Esto es así por dos motivos fundamentales.
Por un
lado, las leyendas forman parte de la tradición y de la cultura de colectivos
sociales, y eso significa que aparecieron antes de que la concepción científica
de la realidad tuviese tanta fuerza como la tiene ahora. En términos generales,
durante miles de años la gente no tenía una manera de diferenciar claramente
entre lo que puede ocurrir y lo que no puede ocurrir según las leyes naturales
que conocemos hoy en día. Por eso, es muy fácil que incluso de manera
involuntaria se añadiesen elementos fantásticos a la historia.
Por
otro lado, y en parte como consecuencia de lo anterior, a la hora de imaginar
las leyendas, no se tenía como prioridad ofrecer una descripción precisa acerca
de cómo funciona el mundo, sino que se intentan transmitir conceptos e ideas.
Dicho de otro modo, las leyendas obedecen a la lógica de las relaciones entre
las ideas abstractas (lealtad, virtud, miedo, ira, etc.) y no a la lógica del
realismo.
2.
Pretende explicar hechos de la Historia
Las
leyendas, en su origen, pretendían explicar cosas que hipotéticamente
sucedieron en el pasado y que sirven para entender mejor algún aspecto del aquí
y el ahora. Ya hemos visto que gran parte de estas narraciones (o incluso su
totalidad) no ocurrieron realmente, por lo que suelen ser interpretadas con una
mezcla de credulidad ante hechos de los que no existen pruebas, por un lado, y
creencia de que los eventos del pasado que se explican quedan plasmados en la
leyenda a través de metáforas.
En
cualquier caso, por lo general hoy en día las leyendas no son vistas como una
fuente válida de saber exacto sobre los sucesos que ocurrieron, sino como una
realidad cultural apreciada justamente por ser parte de la Historia de una
sociedad independientemente de la veracidad de sus contenidos.
Solo
hay algunos casos muy concretos en los que existe debate sobre si las leyendas
pueden dar pistas sobre eventos históricos reales, normalmente cuando sus
orígenes son muy antiguos y hacen referencia a sucesos que ocurrieron entes de
que empezase a usarse la escritura. Por ejemplo, las leyendas de la tribu de
los Hadza.
3. La
historia transcurre en un lugar concreto
A
primera vista, esta característica puede resultar anodina, porque a fin de
cuentas en los tiempos actuales estamos acostumbrados a que la mayoría de las
historias que leemos o escuchamos tengan que ver con personajes concretos que
realizan acciones en lugares específicos. Sin embargo, hay que tener en cuenta
que en el género épico es muy frecuente tratar temas y sucesos de un carácter
tan abstracto, que apenas somos capaces de imaginar dónde ocurren los hechos.
Por
ejemplo, en narraciones en los que se explica el origen del cosmos o del mundo
desde la perspectiva de los mitos (un tipo de narraciones conocidas como
cosmogonías), es muy frecuente que ni siquiera se pretenda describir el entorno
en el que se mueven las entidades protagonistas de la historia, porque estas
son de carácter sobrenatural y supuestamente existieron antes de que el
concepto de espacio tal y como lo entendemos hoy tuviese sentido.
Sin
embargo, una de las características de la leyenda que sirven para distinguirla
del resto de narraciones épicas es que la acción sí tiene lugar en una
localización específica, independientemente de si el mundo en el que ocurren
los hechos es ficticio o existe de verdad en nuestro cosmos.
4. Uso
muy claro de los arquetipos
Los
arquetipos son roles recurrentes encarnados por la mayoría de personajes de las
historias que han recorrido la historia de la humanidad.
Carl
Jung y seguidores de su corriente de pensamiento, como Joseph Campbell
(conocido sobre todo por su libro El Héroe de las Mil Caras), desarrollaron
este concepto para mostrar que las diferentes sociedades, etnias y culturas que
han existido utilizan personajes muy similares para dar forma a sus mitos,
leyendas y narraciones en general. Algunos de estos arquetipos son el anciano
sabio, el pícaro, el niño, el héroe, etc.
En las
leyendas cobra especial importancia el arquetipo del héroe, que es el
protagonista de la historia a contar, y que es usado como ejemplo a seguir y
modelo de virtud y comportamiento honorable y valiente.
Así,
las leyendas acostumbran a no contener individuos de moralidad muy ambigua y
llena de matices, sino que el rol que cada uno juega en la historia suele
quedar muy claro desde que cada uno de ellos es presentado en la narración.
5.
Evolución por transmisión oral
Las
leyendas han existido tanto antes como después de la aparición de los sistemas
de escritura, y en todo momento han sido relativamente independientes de su
plasmación en páginas.
Es
decir, que su existencia no se reduce a la publicación, copia y edición de
libros, sino que las leyendas pasan de una persona a otra tanto a través de la
lectura como mediante el boca-oreja y la tradición oral. Esto, a su vez,
facilita que con el tiempo la leyenda vara cambiando con el tiempo, o que
surjan varias versiones diferentes donde antes había solo una.
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6. Los
personajes son humanos o semihumanos
Como
las leyendas son accesibles por todos los sustratos sociales de una cultura,
sus personajes deben tener motivaciones y preocupaciones comprensibles por
todos, y como consecuencia la mayoría de estos son humanos o parcialmente
humanos (en lo psicológico, si bien su aspecto físico puede variar mucho), de
manera que expresan las ideas y sentimientos más comunes.
7.
Inclusión de contenidos de folclore
Las
leyendas adoptan como marco de referencia la simbología y las imágenes del
folclore local, elementos que son fácilmente comprensibles por todo el mundo
porque forman parte de la cultura en la que viven.
Por
ejemplo, si narrando una leyenda llega un punto en el que aparece un demonio,
no los oyentes sabrán al instante que su presencia supone peligro o, como
mínimo, cautela, y que posiblemente intentará dañar o engañar a la gente buena
incluída en esa historia. Se tenderá a no utilizar elementos muy difíciles de
comprender dentro de este marco de referencia (por ejemplo, un demonio que sin
motivo aparente tenga un carácter más bondadoso que el héroe).
8. No
hay recursos de metaficción
Otra de
las características de la leyenda es que su contenido se presenta como separado
del tiempo y el espacio del lector u oyente, y no reconoce la existencia de la
audiencia ni se apela a su participación.
Es
decir, que en la Leyenda del Rey Arturo, por ejemplo, no hay momentos en los
que algún personaje le plantea preguntas a la audiencia, sino que en todo caso
se las plantea a sí mismo o a otro personaje que forma parte de los hechos
narrados.
9. El
cierre de la historia es claro
Las
leyendas tienden a no terminar en finales abiertos, que dejen espacio a muchas
interpretaciones. En su cierre, ocurre algo que deja claro que la narración ya
no tiene más desarrollo, y si queda alguna incógnita es qué interpretación
deberíamos extraer de la leyenda ya contada, y no qué pasó después de ese
final.
10. El
cierre es aleccionador: hay moraleja
En la
mayoría de los casos, el cierre ofrece una interpretación en clave moral acerca
de qué acciones han sido buenas y qué acciones han sido malas a lo largo del
desarrollo de la historia. La moraleja es una de las características más
importantes de la leyenda, que sirve para transmitir valores y pautas de
comportamiento, aunque sea de manera indirecta y sin apelar directamente a los
oyentes o a los lectores (tal y como hemos visto).
Referencias
bibliográficas:
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