sábado, 19 de mayo de 2018

EDULCORANTES: ¿CUAL ES LA MEJOR OPCIÓN?




Los comúnmente llamados “sustitutos de azúcar” se han convertido en una herramienta para las personas que desean perder peso. Se han visto como una alternativa para reducir el consumo de calorías y su uso se ha extendido; sin embargo, también han surgido dudas y mitos sobre su uso y posibles daños a la salud.

En comparación con el azúcar regular, que aporta unas 16 calorías por cucharada, muchas personas optan por los edulcorantes artificiales, ya que en su mayoría no aportan calorías. Así mismo, dado que son varias veces más dulces que el azúcar, pueden aportar el dulzor deseado con una menor cantidad. Sin embargo, para que un sustituto de azúcar llegue al mercado, debe ser aprobado.

Algunos de los edulcorantes artificiales más utilizados son la sacarina (Sweet’nLow), el aspartame (NutraSweet, Equal), el neotame (NutraSweet), la sucralosa (Splenda) y el acesulfame de potasio (SweetOne, Equal). Pero ¿conviene utilizarlos? ¿Cuál es la mejor opción?

Ha habido controversia en torno al uso de edulcorantes artificiales. Se ha hablado de que podrían causar cáncer, daño cerebral o problemas en el hígado. Si bien se han realizado diversos estudios, no hay pruebas concluyentes que indiquen efectos adversos para la mayoría, hasta ahora. Sin embargo, sí existen personas con un trastorno genético, para quienes el consumo de fenilalanina puede resultar sumamente dañino, por lo que lo más conveniente sería consultar a un médico antes de consumirlos.

Lo cierto es que los edulcorantes artificiales pueden ser útiles para reducir el consumo de calorías, pero eso no significa que podamos utilizarlos libremente, agregarlos a todo y olvidarnos de las azúcares. Nuestro cuerpo también necesita la energía que proveen los edulcorantes naturales (azúcar, miel, piloncillo, frutas, etc.), por lo que un balance en el uso será útil para lograr los resultados deseados.

Cabe recordar que los edulcorantes artificiales por sí solos, no tienen impacto en nuestro peso; si no aprendemos a tener hábitos alimenticios más sanos, de poco servirá que tomemos bebidas light o productos de dieta.

Quizás una aproximación más conveniente que volcarnos a los sustitutos de azúcar, sería cambiar las azúcares refinadas y productos procesados que incluyen jarabe de maíz de alta fructosa, por los alimentos hechos en casa, elegir azúcar morena –que tarda más en digerirse, se absorbe menos y nutre más– miel, jarabe de arce, piloncillo, melaza, entre otras opciones.  Y en general, buscar una alimentación más balanceada, con alimentos naturales.

Escrito por: Elena Pedrozo