Las leyendas prehispánicas, sean
mayas, aztecas, toltecas y, en general, de todas las culturas mesoamericanas,
se caracterizan por mezclar la vida cotidiana con la de los dioses, en una
desbordada fantasía que daban coherencia al universo indígena. Además de tener
una especial importancia por ser parte de nuestras raíces históricas y
culturales que nos definen hasta el día de hoy como nación y como mexicanos.
Las leyendas, transmitidas de una
generación a otra, nos remontan a épocas en la que hombres y mujeres tenían una
estrecha relación con la naturaleza y sus dioses. La cotidianidad y las
preocupaciones de aquellas comunidades nos resultan familiares y cercanas,
además de quedar envueltos por su misticismo. A través de ellas podemos
percatarnos de la humanidad de aquellos, nuestros ancestros, constructores de
edificios y de una cultura extraordinaria que hoy en día asombra al mundo y de
la cual somos herederos privilegiados.
Leyendas, mitos, palabras, que nos
hablan de una inocencia nítida, en una
ardua lucha que se exacerba con la llegada posterior de los conquistadores.
Se nos habla de una cultura dominada
por las castas sacerdotales y guerreristas y como estas, representaron la causa
principal de la destrucción de este mundo cuasi místico.