CAÍA UNA LLOVIZNA HELADA DE
PRINCIPIO DE FEBRERO. YO REGRESABA DE LA PREPA Y AHÍ ESTABA DOÑA PACHITA: CON EL VELO
NEGRO QUE CUBRÍA SU CABEZA, LA PAÑOLETA ATADA BAJO EL MENTÓN, EL ROSTRO
DEMACRADO POR LA CRUELDAD DE
LA MUERTE Y
EL ALMA DESNUDA QUE ASOMABA POR LA VENTANA DE SUS OJOS. TRAÍA LAS BOLITAS DE ALGODÓN
CON ALCOHOL QUE LE HABÍAN PUESTO EN LA NARÍZ Y UNA DIADEMA IMITACIÓN ORO; EL CUELLO COMO
UNA REINA ENLUTADA DE TABLERO DE AJEDREZ; LOS ZAPATOS NEGROS ASOMABAN PULCROS
BAJO LA FALDA;
LAS MANOS CRUZADAS SOBRE EL PECHO AFERRABAN ENTRE SUS DEDOS UN CRUCIFIJO DE
HIERRO COLADO Y UN ROSARIO DE CUENTAS NEGRAS.
NO ME
EXTRAÑO VER A DOÑA PACHITA CERCA DE LA ESCALERA, EN ESPERA DE QUIEN PASARA PARA
SALUDARLO Y DARLE LAS BUENAS NOCHES. LA VECINDAD DE AVENIDA CHAPULTEPEC (CERCA DE AQUELLA
DONDE FALLECIÓ EN LA
POBREZA DOÑA CARMEN SERDÁN), SABÍA DE SUS APARICIONES. DOÑA
LUPITA, LA DEL
305, LA HABÍA
ESCUCHADO SUBIR LAS ESCALERAS HACIA LA AZOTEA; ¿CÓMO SE IBA A
CONFUNDIR SI CONOCÍA SUS PISADAS CON TANTOS AÑOS DE OÍRLAS? LAURITA, LA DEL 101, LA VIÓ EN LOS LAVADEROS UNA
NOCHE DE LUNA; ERA ELLA, ¿QUIÉN MÁS? Y DEL SUSTO NO SUPO CÓMO BAJO LAS
ESCALERAS. DOÑA MARGARITA, LA REPRESENTANTE DE ARTISTAS DEL 205, LA VIÓ JUNTO A LA PUERTA DEL 4, SE LE
PARARON LOS PELOS DE PUNTA Y DE TRES BRINCOS LLEGÓ A LA PUERTA DE SU CASA PARA
ENCERRARSE. POR ELLO, DOÑA TENCHA RECOGÍA SU PUESTO DE TAMALES Y DON RUTILO
CERRABA SU CHANGARRO DE QUESADILLAS, UNA HORA ANTES. HASTA EL TROVO DE DON
JAVIER LLEGABA ANTES DE QUE OBSCURECIERA LA NOCHE Y REZANDO LA
MAGNÍFICA: "EXTENDIÓ EL BRAZO DE SU PODER Y
DISIPÓ EL ORGULLO DE LOS SOBERBIOS, TRANSTORNANDO SUS DESIGNIOS..."
TODOS
QUERÍAMOS A DOÑA PACHITA ¿Y CÓMO NO IBA A SER, SI NOS LLAMABA A LOS CHIQUILLOS
PARA REGALARNOS MOÑOS AZUCARADOS Y CUERNITOS DE PAN DE DULCE? PÓRTENSE BIEN Y
ESTUDIEN MUCHO PARA CUANDO SEAN GRANDES, SEAN HOMBRES DE PROVECHO, NOS DESPEDÍA
CON SU TIERNO CONSEJO DE SIEMPRE. ¡Y CÓMO NOS GUSTABA LA CASA DE DOÑA PACHITA...!