Miguel se traslada al segundo
municipio más importante de Querétaro, San Juan del Río, centro industrial
clave por su cercanía con el Distrito Federal. Aquí visita la Plaza de Armas,
donde se encuentra la monumental columna dedicada a la Independencia; la Parroquia
de San Juan Bautista, un soberbio ejemplo de la arquitectura del siglo XVII
–cuando fue fundada esta ciudad–; y, finalmente, escucha las leyendas que
cuentan los habitantes de este lugar, al tiempo que recorre sus bellas
haciendas.