Dale a tus postres un rico y ligero
toque azucarado
Dar un toque de distinción a sencillas
recetas de postres es posible con el glaseado, un procedimiento que consiste en
crear una base blanca, brillante y lisa con el azúcar glas (o en polvo). Se
obtiene tras pulverizarlo y añadir un 0,5% de almidón de maíz u otros
antiapelmazantes. También se puede agregar agua o clara de huevo y unas gotitas
de limón, además de colorantes alimentarios.
Variedades
Hay distintos tipos de glaseado: el
blanco sencillo o el real. El primero consiste en poner el azúcar glasé en un
cuenco y añadir cucharadas de agua sin dejar de remover con una espátula o
cuchara de madera. El objetivo es formar una pasta muy fluida y trabajarla de
manera enérgica hasta conseguir una mezcla pastosa. Para darle un color más
blanco se añaden unas gotas de limón.
Para el glaseado real, se tamiza el
azúcar glasé en otro recipiente, se mezcla una clara con unas gotas de limón y
se bate con una varilla hasta que alcance una textura espumosa, sin llegar al
punto de nieve. A continuación, se vierte el azúcar tamizado y, sin prisa, se
remueve con una espátula o una cuchara de madera. Hay que evitar el aire porque
podría dificultar la decoración.
Una vez terminado, se deja el glasé en
reposo de 10 a 15 minutos y, siEl objetivo es formar una pasta muy fluida y
trabajarla de manera enérgica hasta conseguir una mezcla pastosa. Para darle un
color más blanco se añaden unas gotas de limón se quiere dar sabor y color,
puede utilizarse un saborizante o colorante especial para repostería. Este
proceso se sigue antes o después del batido, si bien el color del glaseado se
acentúa cuando está seco.
Formas y figuras
Otra posibilidad que permite la
técnica del glaseado, además de cubrir determinadas preparaciones de postres,
es la elaboración de figuras decorativas de distintos tamaños. Se añade más
azúcar al glasé real preparado y se amasa hasta lograr una bola lisa que no se
pegue en las manos.
Escrito por: F. Eroski