lunes, 11 de abril de 2016

LAS BUENAS PERSONAS, A VECES, LLORAN A ESCONDIDAS.


 Aunque aparenten fortaleza y parezca que puedan con todos los problemas, suyos y ajenos, lo cierto es que las buenas personas tienen un límite y también necesitan que les apoyen.
Las buenas personas cargan muchas decepciones en su corazón y, aunque aparenten entereza y una amable sonrisa, en ocasiones suelen vestir una doble armadura donde esconderse para llorar, para desahogar en soledad varias de sus amarguras.
Las buenas personas no siempre han sido gente alegre, pero disponen de esa fortaleza vital que les enseña a ser valientes y hacer frente a las dificultades mirando al futuro y haciendo todo lo mejor por todos aquellos que les rodean.
Ahora bien, algo que deben saber es que es necesario disponer de espacios propios, de instantes en los que priorizarse para recordar que deben atender su autoestima, porque quien vive dándolo todo por los demás, en ocasiones, se queda vacío.
Las buenas personas visten una segunda piel que los hace especiales
Las personas de corazón noble visten una coraza con la que mostrar al mundo entereza, superación y fortaleza. No obstante, no es más que una armadura de protección, porque en su interior se halla un corazón demasiado sensible a los dolores del mundo.
Pueden pensar que son capaces de solucionarlo todo, de dar la mejor respuesta a cualquier problema y que son ese abrazo que envuelve a toda alma necesitada de apoyo.
No obstante, hay que tener en cuenta que quien vive solo para consolar, acaba recogiendo demasiadas tristezas.
Es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos.
Las buenas personas son personalidades altamente sensibles
Puede que más de uno se pregunte a quien consideramos “buenas personas”. Todos tenemos muy claro qué es lo que está bien, todos hacemos lo mejor por los demás y valoramos el respeto, la convivencia y la armonía.
Entonces… ¿Quién tiene el mérito de considerarse mejor persona que los demás?
En realidad, es solo un término para designar ese tipo de personalidades que priorizan más las necesidades ajenas que las propias.
Perciben de una forma más intensa el sufrimiento y las preocupaciones de otros. Son más receptivas y emocionalmente más sensibles.
El hecho de mostrar más cercanía por los demás provoca también que sufran más decepciones que la cuenta, y este tipo de dolor emocional no pueden gestionarlo de forma tan adecuada.
No se recuperan tan rápido. Una mala palabra, un desplante, o un acto egoísta deja huella en ellos y, aunque lo disimulen aparentando entereza, su interior queda herido.



Evitan mostrar sus heridas, hablar de sus problemas o mostrarse vulnerables
Esta es una característica muy habitual de las personas de corazón noble. Esa segunda piel de la que hablábamos al inicio actúa como una especie de revestimiento bajo el que esconder el dolor emocional.
Así como hay personas que gustan de evidenciar sus decepciones o lo dolidas que están con el mundo, las personalidades más nobles lo evitan y, más aún, lo esconden y disimulan muy bien.
El problema reside en el hecho de que acumulan demasiadas decepciones y hechos no gestionados, no afrontados. Todo ese dolor emocional deja huella y la carga puede llegar a ser insostenible.
A pesar de ello, seguirán aparentando normalidad, y seguirán diciendo que sí aunque ese día no puedan con su alma, aunque deseen buscar un rincón para estar en soledad.
No es lo adecuado.
Cómo gestionar el dolor emocional que acumulamos a escondidas
Piensa que cada decepción, cada desplante y traición va a dejar una marca en tu interior. Ten en cuenta también que quien se acostumbra a perdonar demasiado hace que los demás se vean en el derecho de lastimar.

No debemos permitirlo. Las buenas personas no llevan alas, no son ángeles destinados solo a cumplir deseos, a sanar soledades y a aliviar problemas. Son de carne y hueso y, además, disponen de un corazón más frágil que el de la mayoría.


Por ello es necesario que pongamos en práctica las siguientes estrategias.
Tiempo para ti, tiempo para el desahogo emocional
Si tú no estás bien no darás lo mejor de ti mismo a quienes te rodean. Poco a poco puedes caer en un círculo vicioso donde la frustración acabará por vetar tu crecimiento personal.
Regálate tiempo para cuidarte y atenderte. Tienes derecho a decir “NO”, porque un no a tiempo y sincero enseña a los demás que también tú tienes necesidades, y no por ello eres mala persona.
Practica el desahogo emocional para canalizar muchas de esas sensaciones que han hecho costra en ti. Llora si lo necesitas, escribe, pasea y habla con otras personas que puedan entenderte y ayudarte.
También tú necesitas el apoyo de otros. No eres un superheroe: eres una persona con un corazón sensible que también ansía reconocimiento y cariño.
Ofrece tus energías y tus emociones a quien lo merece de verdad
Lo queramos o no, llegará un momento en que deberemos ser selectivos. Hay quien lo da todo por alguien y, a cambio, solo recibe desprecios y vacíos.
Debemos evitar invertir tiempo, esfuerzos y emociones en quien nos hace daño, porque podemos quedar muy perjudicados.

No por pensar en ti vas a ser egoísta. Se trata solo de mantener un adecuado equilibrio donde todos ganemos, donde la reciprocidad y el respeto nos permitan crecer con ese lenguaje que nace del corazón y la sinceridad.