Estar alegres es momentáneo y puede
aparecer fruto de algún hecho casual y que no tiene por qué ser continuo. La
calma y la paz interior, en cambio, son estados más inalterables.
Para estar alegres basta con estar
tranquilos, en equilibrio con los nuestros, con lo que nos define. La paz
interior es la calma del corazón que se siente bien con lo que le envuelve sin
necesitar nada más.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
Para estar alegres no necesitamos
tanto La alegría es el reflejo de la felicidad más intensa. Hay días en que,
casi sin saber por qué, nos sentimos más receptivos, “conectados” a nuestro
entorno. Somos felices y lo disfrutamos.
En otras ocasiones, sin necesidad de
que las cosas se tuerzan o salgan mal, no nos sentimos igual, dejamos de estar
alegres, dejamos de sentirnos bien y aparece casi al instante el rumor de esos
pensamientos limitantes que tanto destruyen nuestro bienestar.
Por ello, sería muy adecuado pensar
durante unos instantes en estas dimensiones.
La paz interior empieza aceptándonos a
nosotros mismos
Mientras la ansiedad es esa cuerda que
tira de nosotros para recordarnos “todo lo que debemos hacer y que aún no hemos
hecho”, la depresión es ese lazo que nos encalla en el ayer, en lo perdido, lo
frustrado, lo lamentado y no alcanzado.
¿Por qué nos olvidamos de atender al
presente? Este es el error en el que todos caemos. Lejos de aceptar el aquí y ahora
y a nuestra persona en este mismo instante, nos alejamos de nuestras esencia
destruyendo nuestra autoestima.
Acepta todo lo vivido, con cada error,
pérdida y fracaso, pero también cada logro, cada triunfo. Son tus raíces, es lo
que te ha ayudado a ser quien eres ahora. Integrarlo es el primer paso para
encontrar la calma.
Ahora, deja de focalizarte en el
futuro de forma obsesiva. No existe, no ha ocurrido, no está. El aquí y ahora
es lo que puedes sentir, ver y tocar. Eso es lo importante.
Eres la persona que ves hoy ante tu
espejo, así que toma aire y deja escapar toda ansiedad, toda inquietud. La
calma y la paz interior se hallan en ese punto donde encontramos nuestro propio
equilibrio, aceptándonos a nosotros mismos.
La felicidad es la ausencia del miedo
Si relacionamos el estar alegres con
ser felices, es necesario tener en cuenta que, para ello, basta solo con dejar
de tener miedo.
Deja a un lado el miedo a no ser lo
que otros esperan que seas. SÉ TÚ MISMO SIEMPRE.
Olvida el miedo al fracaso. Las
personas aprendemos de los errores y es necesario cometerlos.
Olvida el miedo a estar solo. Es mucho
peor una falsa compañía que nos trae la infelicidad.
Apaga tu temor al paso del tiempo, a
la arruga, al cabello blanco… Lo único que deberíamos temer es una vida no
vivida.
No busques la paz en el exterior. Debe
empezar en tu interior
La felicidad no se halla en bolsillos
ajenos, ni en la acumulación cosas. El bienestar está dentro de uno y, para
alcanzarlo, es necesario trabajar muchos aspectos psicológicos y emocionales.
Aprende a alejarte de todo aquello que
te produce ansiedad y que te obliga a ser lo que no sientes. En ocasiones,
hasta es necesario alejarnos de ciertas personas.
Piensa que para estar en calma no
necesitas demasiadas cosas. Lo más esencial es tener a tu lado a las personas
que amas y que te permiten ser siempre tú mismo.
Perdona. El perdón es una forma de
liberación y de paz interior que no todo el mundo sabe llevar a cabo. Ten en
cuenta que todo pensamiento cargado de ira o rabia te esclaviza y, por tanto,
te aleja de esa paz interior que mereces.
Entiende que todo pasa y todo cambia.
Ningún dolor es permanente ni nada dura para siempre.
Aceptando esto nos centraremos en lo
que es importante: nuestro interior, el presente y el conectar con todo lo
positivo y enriquecedor que nos rodea.
Desacelera tu ritmo y permítete ir con
más calma. De este modo serás mucho más receptivo a lo que está a tu alrededor
y a tus propias necesidades. A pesar de que no siempre es fácil estar alegres,
recuerda que sí puedes estar en paz.