Había una vez una rosa roja muy bella
que se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin
embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos.
Se dio cuenta de que al lado de ella
siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba
a verla de cerca.
Indignada ante lo descubierto le ordenó al
sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: -Está bien, si así
lo quieres.
Poco tiempo después el sapo pasó por
donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin
hojas y sin pétalos.
Le dijo entonces: -Vaya que te ves
mal. ¿Qué te pasó?
La rosa contestó: -Es que desde que te
fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca más pude volver a ser
igual.
El sapo solo respondió: -Pues claro,
cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más
bella del jardín.
Autor desconocido
Todo aquello que brilla en las alturas tiene
su sustento en lo que abajo reporta. Lo que se sostiene arriba es gracias a lo
de abajo y lo que esta abajo no siempre es lo que mas brilla. No son los
cimientos los que se muestran en una casa, pero la casa no seria nada sin los
cimientos que la sostienen en la oscuridad.
Miguel Ángel Arcel