Cuentan los nahuas que en el principio
de los tiempos Ometecuhtli, Señor de la Dualidad Divina, creó a Tonacacihuatl y
a Tonacatecuhtli, Señora y Señor de Nuestra Carne, para que poblaran la tierra.
Ellos tuvieron 4 hijos: los dioses Tezcatlipoca Rojo, Negro, Blanco y Azul.
Los dioses Tezcatlipocas pronto
decidieron acometer una obra digna de su grandeza, una obra por la cual fueran
amados y venerados. Se reunieron entonces alrededor de la fogata encendida por
Tezcatlipoca Azul y comenzaron a crear todo cuanto existe en el mundo. Su
primera creación fue el hombre: lo llamaron Huehuecoyotl y le dieron una mujer
para que lo acompañara. Los dioses les ordenaron reproducirse, y crearon para
ellos los animales, los lagos, las montañas, los mares y los ríos.
Pero los dioses se percataron entonces
de que la tierra permanecía a oscuras, y la vida no podía prosperar en ella.
Tezcatlipoca Blanco, también llamado Quetzalcóatl, convirtió la hoguera
alrededor de la que trabajaban en un pequeño y benigno sol. Pero su hermano
Tezcatlipoca Negro despreció su obra, y se convirtió él mismo en un sol tan
grande y potente que marchitaba y destruía todo lo que alumbraba. Quetzalcóatl,
enojado, derribó a su hermano sol del cielo de un bastonazo. Tezcatlipoca Negro
cayó al fondo de un lago, del que emergió convertido en un jaguar al que seguía
todo un ejército de jaguares. Tezcatlipoca Negro y sus jaguares devoraron a los
Tzoculiceque, los gigantes que habitaban sobre la tierra por aquella época.
Para los nahuas, este sol fue el Sol de la Tierra, o Tlaltipactonantiuh.
Tras la caída del sol negro, fue el
mismo Quetzalcóatl quien se convirtió en el astro rey.
Quetzalcóatl fue un sol más benigno,
bajo el cual la agricultura prosperaba y los hombres eran felices. Pero un día,
el jaguar-Tezcatlipoca negro trepó hasta los cielos y consiguió derribar a su
hermano Blanco. Se desató entonces un terrible vendaval que sembraba la
destrucción a su paso. El viento fue tan fuerte que los seres humanos
comenzaron a caminar encorvados, y pronto se convirtieron en monos.
Este sol fue llamado por los nahuas
Sol del Viento, o Ehecatonatiuh.