miércoles, 13 de enero de 2016

ESTOY EN ESA EDAD EN LA QUE YA NO ME IMPORTA LO QUE PIENSEN DE MI.


Para ser felices y ofrecer felicidad es necesario alcanzar antes el equilibrio interior. Un estado en el que se pasan por alto las críticas de los demás para centrarse en el enriquecimiento personal.

Todos nosotros deberíamos llegar a esa edad en que encontramos, por fin, el equilibrio interno, ahí donde toda crítica o todo comentario dañino o poco constructivo deja de tener su influencia sobre nosotros.

Ahora bien, tenemos claro que las críticas y frases poco acertadas siempre tienen su efecto en nosotros si vienen de personas cercanas. De personas que nos importan. Por ello, no siempre es fácil decir aquello de “ya no me duele lo que piensen o digan de mí”.

Las críticas te afectarán tanto como tú lo permitas, de ahí la necesidad de encontrar esa madurez y equilibrio interno esencial para avanzar con mayor tranquilidad e integridad. No estamos hablando, pues, de la necesidad de llegar a una edad determinada en la que por fin llegamos a priorizarnos un poco más.
Hablamos de una edad mental y no física, de un momento en el cual alcanzamos ese equilibrio donde muchas cargas se quedan ya atrás, donde nuestras experiencias nos han dado buenos consejos y donde logramos “desactivar” todo lo que no es positivo.

Te animamos a reflexionar sobre ello.

La edad de oro que no llega con los años, sino con la paz interior

La paz interior no llega con los 30, ni con los 40, ni con los 60. La edad de oro es aquella en la que damos un paso hacia nuestro ser interno para apreciar lo que somos, para mirar por nosotros cuidando de hacer el bien, pero sabiendo que si nosotros mismos no somos felices, será difícil dar felicidad.

 Tu mejor edad es ahora, ni hace unos años ni dentro de unas décadas: ahora. Y por ello, es de vital importancia que armonices tus ilusiones, tu autoestima y tu equilibrio interior. Ningún amor puede ser más importante que el que sientes por ti mismo/a.
Solo cuando logramos desarrollar una adecuada autoestima logramos desactivar a las personas tóxicas, a las artes manipuladoras y a las personas negativas que nos llevan a sus tormentas personales.
Hay quien logra alcanzar este equilibrio interior con 30 años, otras personas lo alcanzan antes o después, pero es necesario que llegue siempre ese momento en el que comprendamos que somos capaces de hacernos felices a nosotros mismos y que, gracias a ello, sabemos dar felicidad al resto.
La edad de oro es paz y es libertad interior. Es cultivar ese jardín interno donde nadie puede ya cortar tus sueños o esperanzas porque cultivas tu personalidad con la alegría, el optimismo y una gran fortaleza, amurallando tu autoestima.
La edad es cuestión de sentimientos, no de años. Por ello, es necesario que dejemos de dar tanta prioridad a esa belleza física que, si bien merece la pena cuidar y mantener, no es una prioridad para ser felices. La aceptación de uno mismo y del propio paso del tiempo es aún más importante.

Mi verdadera edad está en mi sonrisa, y en mi mirada el color de las ilusiones
 Tu edad no la marcan los años, ni una arruga más alrededor de los ojos. Tu juventud o tu ancianidad la marcan tu corazón y las alegrías que en él habiten.

Por ello, es necesario que nuestro corazón bombee de forma intensa ante todo aquello que de verdad nos hace felices y enciende el motor del cambio, del equilibrio y de esa maduración emocional donde día a día vamos siendo un poco más sabios.
Debe llegar un momento en nuestro ciclo vital donde seamos capaces de decir no a la desesperanza, no al “me rindo”, no a dejarnos llevar por lo que otros dicen, y no a darle valor a las críticas que otros hacen de nuestra forma de ser o entender la vida.

Todos nacimos libres, venimos a este mundo sin cargas y nos vamos de la misma forma. Así pues, tenlo claro: entre el nacimiento y la muerte hay una etapa llamada vida que debemos experimentar con la máxima intensidad.
Tus ganas por vivir y experimentar dibujan la linea de tu sonrisa y el brillo de tus ojos, ahí donde se quedan impregnadas las emociones positivas.
Lo que otros piensen de nosotros es su mundo, su área limitada de conocimiento que no te pertenece ni te identifica. Si esas críticas vienen de parte de personas que te importan, reacciona y pon límites. No permitas que ataque tus valores ni tu persona.
Quien bien te quiere te hará feliz, esto es algo que debemos recordar siempre. Porque quien te ataca o critica de forma poco constructiva o negativa es que no sabe respetarte.


En conclusión, recuerda siempre que tu mejor edad es ahora, un momento más que adecuado para priorizarte, para dar al mundo lo mejor de ti mismo/a desde la felicidad, el equilibrio y esa ilusión que se alimenta con un nuevo día.