domingo, 14 de diciembre de 2014

NAVIDAD A SOLAS.

Durante estas festividades la depresión se apodera de personas solitarias que por alguna razón viven solas, por ejemplo, cabezas de familias que tuvieron que emigrar hacia otros países.

En los peores casos, el suicidio.

¿Qué hacer si es mi caso?

Medita mucho, esta práctica a veces la subestimamos, pero es una gran herramienta para encontrar el amor interno que llevamos y con la práctica diaria, podremos despertarla en nuestras vidas.

Ayuda a los demás, haz algún gesto compasivo. Únete a algún voluntariado cerca de tu localidad y verás que este trabajo llenará de amor y felicidad a tu corazón.

Si ves que durante estas fiestas alguien cercano como amigo, familiar o vecino muestra síntomas de depresión, sonríele o ten el bello gesto de darle un pequeño obsequio.

La Navidad es para repartir la Luz que llevamos sin importar a quien y sin esperar algo a cambio.

Que esta Navidad sea la mejor en tu vida.


Luz y bendiciones, Santiago Guerrero.

CERRANDO CIRCULOS CON LAS RELACIONES VIVIDAS

Cuando alguien ama, acerca los abismos.

Cuando reconoces a quien se encuentra en el otro lado del abismo, todo tu ser sintoniza con lo que fue en otros tiempos.

Cuando se ama con la pureza del corazón, recortas las distancias que hay entre vosotros. Quizás tardasteis un largo espacio de vuestro tiempo, pero al final, vuestras presencias os fueron familiares y os acercasteis hasta sentir como el vacío existente se convierte en tierra sólida donde nuestros pasos pueden avanzar hasta encontrarnos uno delante del otro.

Estando uno delante del otro, puede pasar que una de las partes no reconozca a la otra.

Nuestras relaciones actuales tienen mucho que ver con nuestro pasado, con la capacidad de cerrar los círculos no acabados.

En mi vida he llegado, conscientemente, a tener dos relaciones procedentes de otros tiempos amorosos cuando los dos nos entregamos uno al otro.

En las dos ocasiones fue en el período que éramos indios norteamericanos, siendo yo el ser masculino. En relación a la primera, nos encontramos en esta vida, y sintonizamos en el momento. Hubo una atracción entre nosotros, a nivel físico y espiritual. En aquellos tiempos fuimos pareja y tuvimos descendencia. Estábamos conectados con la tierra y la espiritualidad. En nuestros tiempos, cuando nos conocimos, los dos también nos habíamos adentrado en el mundo espiritual y queríamos purificar y elevar más nuestra alma. Todo fue bien, a escondidas, porque la otra parte tenía familia en esta vida, hasta que “el encanto” se evaporó. Acabamos como amigos pero cada uno había de seguir su camino. Desde el primer momento hubo familiaridad y unos anhelos de estar cerca del otro. Había algo que nos empujó a estar juntos. Eran los recuerdos en nuestra consciencia celular de antaño.

En el segundo caso, hubo un flash intuitivo por mi parte con la otra persona que me atrajo, pero luego nos alejamos durante un período de tiempo. Llegó un momento donde coincidimos nuevamente, y esta vez sentí este amor especial hacia ella. Si en el primer caso hubo una empatía conjunta, aquí sólo fue por mi parte. Había algo en ella, que también le hizo decidir, con los días, el querer acercarse a mí y conocerme, pero no era con el mismo sentimiento.

Con esta segunda persona, tampoco fue la primera vez que nos veíamos en esta dimensión. Éramos también, como ya he dicho anteriormente, indios norteamericanos. En aquella vida, ella estaba unida a otro indio. En aquellos tiempos nos encontrábamos a escondidas, fuera de la aldea, de la tribu para poder satisfacer nuestros deseos más íntimos. Éramos amantes sin posibilidad de ser reconocidos ante todos. Fue una vida en secreto la que llevábamos. Bueno, los tiempos que vivimos ha hecho que nos volvamos a encontrar, después de viajar por el tiempo buscándonos, y esta vez, la vida nos ha dado algo diferente a lo que pensábamos.

Esta vez, al encontrarnos, ella no me ha reconocido, solo yo a ella. Ha habido un abismo entre nosotros, y aunque le he dado y ofrecido mi amor, ella lo ha rechazado. Quizás no era el momento. Quizás ya no volveremos a estar juntos porque lo que nuestras almas necesitaban en aquellos tiempos, era el saber amar, aceptar desde la distancia, la discreción, incondicionalmente.

Ahora nos hemos vuelto a encontrar, pero ella no ha aceptado mi amor. Actualmente nuestra relación es de amistad, si así puede decirse, debido que se ha puesto distancia entre medio. Si era un círculo no cerrado, ahora no era el momento para hacerlo. Sí que me he dado cuenta que a raíz de nuestro encuentro, su corazón se ha abierto un poco más, y que estando a mi lado, ella llegó a reconocer que se sentía bien, pero no para establecer una relación afectiva de pareja. Las cosas deben de seguir su curso y no quedarnos atrapados en querer mantener una situación donde todavía no se dan los pilares necesarios para que fructifiquen. Sea el motivo que sea que en esta ocasión no llegamos a empatizar, la cuestión es que los dos salimos fortalecidos, cada uno siguiendo su camino.

Siendo consciente, durante dos veces me he sentido atraído por alguien que ya nos conocíamos de otros tiempos. Quizás en esta segunda ocasión, en el primer caso solo fue un contacto de aviso como queriendo decir que lo nuestro ya acabó, y en el segundo, me aportó un gran aprendizaje para mi alma y el fortalecimiento de mi espíritu y mi ser para poder llevar a término lo que he venido a hacer en esta vida. He aprendido mucho, y sobre todo, de este segundo caso.

No siempre nos encontramos en esta vida para acabar cosas de un pasado, aunque en él no se haya finalizado nuestra relación (la que llevásemos). A veces, sencillamente nos cruzamos en el camino para hacernos dar cuenta de los sentimientos más amorosos de uno mismo, así como para sanar nuestra relación.

Nuestra mente racional, a veces, cree el hecho de recordar aspectos de vidas anteriores, que estamos aquí para finalizar lo no finalizado, cuando el hecho de volvernos a encontrar es debido a darnos un empuje más para avanzar en nuestro camino o sanar nuestra relación, aceptando lo que fue en aquellos tiempos iniciales y queríamos que fuese de otra manera. Nada más.

No siempre que nos volvemos a encontrar quiere decir consumación o sanación; a veces, es simplemente una aportación a la humanidad para fortalecer el coraje de todos aquellos que han despertado su consciencia y siguen el camino de la espiritualidad. Somos como un interruptor para poder dar luz a los que se encuentra en la oscuridad. Como los dos ya nos deleitamos uno del otro, esta vez, los caminos son diferentes, pero en la misma dirección, por eso nos vemos y, de alguna manera, nos sentimos conectados.

En mi vida me he encontrado con personas, y me encuentro, estando con ellas, que ya nos hemos conocido en otros tiempos. Algunas están aquí para hacer las paces, otras para poder subir nuevos peldaños hacia la Ascensión, otros para sanar nuestra relación, y todas ellas, sobre todo con las que soy consciente qué pasó en otros tiempos entre nosotros, nuestro encuentro sirve o ha servido para sanar nuestra relación y aprender a perdonar.

Las empatías, rechazos y coincidencias se encuentran en el saco del aprendizaje en esta vida.

No siempre cuando en un pasado fue bien, tiene que ir así ahora también.

Estamos cerrando círculos para elevar nuestra energía y liberar la somnolencia de las consciencias para que nuestras almas puedan elevarse y sentir la plenitud en nuestros corazones.

No hay que forzar las situaciones, solo aceptarlas y aprender de ellas.

El pasado puede ser un trampolín para nuestra vida, pero no debemos permitir que sea el acomodamiento de algo que no pertenece al presente.

Lo que recordamos de nuestras relaciones deben de servir para poder amar incondicionalmente y acercar los abismos de nuestras diferencias actuales.

Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.


Publicado por Jordi Morella