Cuando alguien ama, acerca los
abismos.
Cuando reconoces a quien se encuentra
en el otro lado del abismo, todo tu ser sintoniza con lo que fue en otros
tiempos.
Cuando se ama con la pureza del
corazón, recortas las distancias que hay entre vosotros. Quizás tardasteis un
largo espacio de vuestro tiempo, pero al final, vuestras presencias os fueron
familiares y os acercasteis hasta sentir como el vacío existente se convierte
en tierra sólida donde nuestros pasos pueden avanzar hasta encontrarnos uno
delante del otro.
Estando uno delante del otro, puede
pasar que una de las partes no reconozca a la otra.
Nuestras relaciones actuales tienen
mucho que ver con nuestro pasado, con la capacidad de cerrar los círculos no
acabados.
En mi vida he llegado,
conscientemente, a tener dos relaciones procedentes de otros tiempos amorosos
cuando los dos nos entregamos uno al otro.
En las dos ocasiones fue en el período
que éramos indios norteamericanos, siendo yo el ser masculino. En relación a la
primera, nos encontramos en esta vida, y sintonizamos en el momento. Hubo una
atracción entre nosotros, a nivel físico y espiritual. En aquellos tiempos
fuimos pareja y tuvimos descendencia. Estábamos conectados con la tierra y la
espiritualidad. En nuestros tiempos, cuando nos conocimos, los dos también nos
habíamos adentrado en el mundo espiritual y queríamos purificar y elevar más
nuestra alma. Todo fue bien, a escondidas, porque la otra parte tenía familia
en esta vida, hasta que “el encanto” se evaporó. Acabamos como amigos pero cada
uno había de seguir su camino. Desde el primer momento hubo familiaridad y unos
anhelos de estar cerca del otro. Había algo que nos empujó a estar juntos. Eran
los recuerdos en nuestra consciencia celular de antaño.
En el segundo caso, hubo un flash
intuitivo por mi parte con la otra persona que me atrajo, pero luego nos
alejamos durante un período de tiempo. Llegó un momento donde coincidimos
nuevamente, y esta vez sentí este amor especial hacia ella. Si en el primer
caso hubo una empatía conjunta, aquí sólo fue por mi parte. Había algo en ella,
que también le hizo decidir, con los días, el querer acercarse a mí y
conocerme, pero no era con el mismo sentimiento.
Con esta segunda persona, tampoco fue
la primera vez que nos veíamos en esta dimensión. Éramos también, como ya he
dicho anteriormente, indios norteamericanos. En aquella vida, ella estaba unida
a otro indio. En aquellos tiempos nos encontrábamos a escondidas, fuera de la
aldea, de la tribu para poder satisfacer nuestros deseos más íntimos. Éramos
amantes sin posibilidad de ser reconocidos ante todos. Fue una vida en secreto
la que llevábamos. Bueno, los tiempos que vivimos ha hecho que nos volvamos a
encontrar, después de viajar por el tiempo buscándonos, y esta vez, la vida nos
ha dado algo diferente a lo que pensábamos.
Esta vez, al encontrarnos, ella no me
ha reconocido, solo yo a ella. Ha habido un abismo entre nosotros, y aunque le
he dado y ofrecido mi amor, ella lo ha rechazado. Quizás no era el momento.
Quizás ya no volveremos a estar juntos porque lo que nuestras almas necesitaban
en aquellos tiempos, era el saber amar, aceptar desde la distancia, la
discreción, incondicionalmente.
Ahora nos hemos vuelto a encontrar,
pero ella no ha aceptado mi amor. Actualmente nuestra relación es de amistad,
si así puede decirse, debido que se ha puesto distancia entre medio. Si era un
círculo no cerrado, ahora no era el momento para hacerlo. Sí que me he dado
cuenta que a raíz de nuestro encuentro, su corazón se ha abierto un poco más, y
que estando a mi lado, ella llegó a reconocer que se sentía bien, pero no para
establecer una relación afectiva de pareja. Las cosas deben de seguir su curso
y no quedarnos atrapados en querer mantener una situación donde todavía no se
dan los pilares necesarios para que fructifiquen. Sea el motivo que sea que en
esta ocasión no llegamos a empatizar, la cuestión es que los dos salimos
fortalecidos, cada uno siguiendo su camino.
Siendo consciente, durante dos veces
me he sentido atraído por alguien que ya nos conocíamos de otros tiempos.
Quizás en esta segunda ocasión, en el primer caso solo fue un contacto de aviso
como queriendo decir que lo nuestro ya acabó, y en el segundo, me aportó un
gran aprendizaje para mi alma y el fortalecimiento de mi espíritu y mi ser para
poder llevar a término lo que he venido a hacer en esta vida. He aprendido
mucho, y sobre todo, de este segundo caso.
No siempre nos encontramos en esta
vida para acabar cosas de un pasado, aunque en él no se haya finalizado nuestra
relación (la que llevásemos). A veces, sencillamente nos cruzamos en el camino
para hacernos dar cuenta de los sentimientos más amorosos de uno mismo, así
como para sanar nuestra relación.
Nuestra mente racional, a veces, cree
el hecho de recordar aspectos de vidas anteriores, que estamos aquí para
finalizar lo no finalizado, cuando el hecho de volvernos a encontrar es debido
a darnos un empuje más para avanzar en nuestro camino o sanar nuestra relación,
aceptando lo que fue en aquellos tiempos iniciales y queríamos que fuese de
otra manera. Nada más.
No siempre que nos volvemos a
encontrar quiere decir consumación o sanación; a veces, es simplemente una
aportación a la humanidad para fortalecer el coraje de todos aquellos que han
despertado su consciencia y siguen el camino de la espiritualidad. Somos como
un interruptor para poder dar luz a los que se encuentra en la oscuridad. Como
los dos ya nos deleitamos uno del otro, esta vez, los caminos son diferentes,
pero en la misma dirección, por eso nos vemos y, de alguna manera, nos sentimos
conectados.
En mi vida me he encontrado con
personas, y me encuentro, estando con ellas, que ya nos hemos conocido en otros
tiempos. Algunas están aquí para hacer las paces, otras para poder subir nuevos
peldaños hacia la Ascensión, otros para sanar nuestra relación, y todas ellas,
sobre todo con las que soy consciente qué pasó en otros tiempos entre nosotros,
nuestro encuentro sirve o ha servido para sanar nuestra relación y aprender a
perdonar.
Las empatías, rechazos y coincidencias
se encuentran en el saco del aprendizaje en esta vida.
No siempre cuando en un pasado fue
bien, tiene que ir así ahora también.
Estamos cerrando círculos para elevar
nuestra energía y liberar la somnolencia de las consciencias para que nuestras
almas puedan elevarse y sentir la plenitud en nuestros corazones.
No hay que forzar las situaciones,
solo aceptarlas y aprender de ellas.
El pasado puede ser un trampolín para
nuestra vida, pero no debemos permitir que sea el acomodamiento de algo que no
pertenece al presente.
Lo que recordamos de nuestras
relaciones deben de servir para poder amar incondicionalmente y acercar los
abismos de nuestras diferencias actuales.
Que el Amor y la Paz sean en todos
vosotros.
Publicado por Jordi Morella