martes, 14 de julio de 2009

LA GENTE QUE ME GUSTA


Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.

Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.

Me gusta la gente justa con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.

Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables a las decisiones de un jefe.

Me gusta la gente de criterio, la que no traga entero, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.

Me gusta la gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, a éstos les llamo mis amigos.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente que trabaja por resultados.

Con gente como ésa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.


Mario Benedetti

EL TAXI ERA EL AUTO QUE LE ROBARON




Un policía nigeriano tomó un taxi. Mientras viajaba se dio cuenta que era el auto que le habían robado 20 años antes.

Mientras viajaba en taxi, Tony Akinwumi de 58 años, reconoció un garabato que su hija había dibujado en el asiento trasero de su coche antes de que se lo robaran. Siendo él policía inmediatamente arrestó al conductor.

"Me di cuenta de que era mi auto. Es el único que tuve y lo reconocí de inmediato", relató Akinwumi. "En 1989 un grupo de maleantes me atacó y se llevó mi dinero y mi vehículo. Me impresiona que los ladrones no se hayan molestado siquiera en cambiarle la apariencia".

Akinwumi adquirió su Mazda 620 en 1986 y se lo robaron en agosto de 1989. Su hija, que tenía tres años en aquel momento escribió "Ese O, Baba" (Alabado sea el Señor) en la parte de atrás de uno de los asientos. "En aquel momento era la canción favorita de mi hija y la escribía en donde fuera posible", explicó.