Caminando por las calles de esta
ciudad colonial podrás descubrir este rincón donde, según la tradición, una
joven pareja solía encontrarse para darse un beso "de balcón a
balcón".
Guanajuato es como una ciudad sacada
de un cuento de hadas. En su Centro Histórico parece que no pasa el tiempo, y
sus coloridas fachadas y estrechos callejones nos remiten a los más
encantadores pueblos europeos. Pero hay otra razón por la cual cada año es
visitada por hordas de turistas del mundo entero: sus mágicas leyendas.
La leyenda que les contaremos a
continuación, que tiene como escenario un callejón de 68 cm de ancho, es una de
las de mayor tradición. Este relato versa así:
Carmen era hija única de un hombre
autoritario y violento. Ella era cortejada por Luis, un minero pobre de un
pueblo cercano. Al descubrir su amorío, el padre de Carmen la encerró y la
amenazó con internarla en un convento; él quería que se casara en España con un
viejo noble para hacerse aún más rico.
Después de llorar durante varias
noches, Carmen pidió a Brígida, su dama de compañía, que le llevara una misiva
a Luis con las malas noticias. Ante ese hecho él decidió mudarse a la casa que
estaba justo enfrente de la de su amada. Esta casa tenía un balcón que daba a
un callejón tan angosto que se podía tocar con la mano la pared de enfrente.
Un día se encontraban los enamorados
platicando de balcón a balcón, cuando escucharon que dos personas discutían.
Eran el padre de Carmen y Brígida, quien buscaba impedir que el amo entrara a
la alcoba de su hija. Por fin, el padre pudo introducirse, y al presenciar la
escena, clavó enfurecido una daga en el pecho de ella.
Se dice que, aun cuando Carmen yacía
muerta, Luis no dejó ir su mano, la cual besó tiernamente durante horas.
La romántica y trágica leyenda ya es
toda una tradición en la ciudad. Hoy día, los turistas visitan el famoso
callejón (el Callejón del Beso) y sellan su propio destino –uno muy diferente
al de Carmen y Luis– besándose en el tercer escalón.