En el siglo x111 en la ciudad los
jóvenes Diego Marcilla e Isabel de Segura, descendientes de familia muy
principales.
Después de muchos años de amistad,
esta se convirtió en amor y Diego solicito a don Pedro segura la mano de su
hija. Este, aunque estimaba la nobleza y las dotes del pretendiente, rehúso
aceptar excusando su escasez de fortuna por tener hermano mayor que heredaría
de su padre.
Diego no se dio por vencido y pidió
un plazo de cinco años para ir a la guerra y lograr la dote necesaria para
casarse con Isabel, petición que le fue concedida.
Durante su ausencia, pedro segura
intento, en vano, que Isabel aceptara la mano de otro hombre, pero una vez
terminados los cincos años de plazo la joven no pudo esperar mas y acepto
casarse con el señor Azagra de Albarracín. Rodrigo de Azagra era un rico
magnate, noble e influyente caballero Aragones del gusto del padre de Isabel.
¡Padre mío! Dijo Isabel bajando
los ojos con humildad y palideciendo, al comunicarle sus padres el proyecto de
aquel matrimonio que colmaba todas las apetencias de ellos, olvidas que estoy
enamorada de otro hombre desde niña; siempre he soñado con casarme con el.
¿Como marsilla? Olvida tu lo que
solo puede ser capricho pasajero, consentido en la niñez. ¿Desde cuando las
hijas se enamoran sin la voluntad de sus padres? ¡ Desde cuando se casan sin
que ellos les propongan el marido? El matrimonio brillante que te hemos buscado
haría la felicidad de cualquier joven. He dado ya mi palabra a don Rodrigo.
Siempre os obedecí sumisa; mas también
yo- repuso Isabel deshecha en llanto-
estoy ligada por un juramento. Podéis arrastrarme hasta la iglesia,
maltratar mi cuerpo, si os place; hundirme en un claustro, si es vuestro gusto.
No protestare, no diré nada; lo Hare resignada para complaceros; pero con nada
lograreis que pronuncie mi laguna un si perjuro.
Ten en cuenta, hija mía – medio
cariñosa la madre – que la situación de nuestra hacienda no es muy halagüeña. Casándote
con don Rodrigo Azagra, noble, rico, influyente, galán y caballero, darás
lustre a nuestra casa y aseguraras tu porvenir. Sabes muy bien que los
marsillas están totalmente arruinados.
Poco tiempo después algunas
tradiciones afirman que el mismo día de la boda, diego regreso a Teruel cargado
de honores y riquezas dispuesto a desposarse con la mujer de su vida. Llego
tarde. Tras conocer la triste noticia acudió al lecho de su amada y le pidió un
ultimo beso que le fue negado porque ella dijo pertenecer ya a otro hombre,
tras lo cual, murió a los pies de la cama de Isabel.
Enterado el señor Azagra de cuanto
había ocurrido, decidió llevar el cuerpo sin vida de diego a la puerta de su
casa, donde al amanecer lo descubrió su padre, don martín de Marcilla, quien
después del sobresalto natural y transido de dolor, dispuso el entierro de su
hijo en la iglesia de san pedro.
Durante la celebración de la
liturgia, los presentes vieron llegar a una joven con su ara oculta que descubrió
la cara del muerto y lo beso, quedando allí reclinada hasta que en el momento
de iniciarse el entierro fueron a apartarla, pero no obedecía ruegos, y vieron
que se trataba de Isabel de Segura. La joven estaba muerta.
Ante el asombro de los presentes y
después de que el noble marido de Isabel contara lo ocurrido, se decidió
enterrar juntos a los amantes que tan desdichados habían sido en vida.
Todo esto ocurrió en Teruel en el
año 1217 siendo juez de la ciudad, don domingo celadas. Los restos de los
amantes fueron encontrados en el año 1553 en la iglesia de san pedro y vueltos
a enterrar después en la capilla de San Cosme y San Damián. En 1619 fueron
desenterrados de nuevo y desde entonces se han exhibido al publico en diversas
ubicaciones. La ultima, en el mausoleo de la plaza donde se rinde homenajes a
diego Marcilla y Isabel de segura
Estos hechos se rememoran en la
ciudad de Teruel cada San Valentín por medio de las fiestas medievales con ritos
históricos, se representa, por sus conciudadanos, en las calles de Teruel, el
acontecimiento
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