La casa de madera apenas resistió el
primer terremoto. Uno incluso más fuerte la siguiente noche asestó el que fue
el último golpe, si no para la vivienda, sí para la tranquilidad de la familia
Tanaka.
Un policía está de guardia frente a
una casa destruida por un terremoto en Mashiki, prefectura de Kumamoto, en el
sur de Japón, el sábado 16 de abril de 2016.
Foto: Ryosuke Uematsu/Kyodo News vía
AP / AP en español
Los Tanaka se unieron a
aproximadamente otros 50 residentes del poblado de Ozu, en el sur de Japón, que
estaban planeando dormir el sábado en sus automóviles en un parque público
después de dos noches de terremotos crecientemente más atemorizantes que han costado
la vida al menos a 41 personas y ocasionado lesiones a aproximadamente 1.500,
han derribado casas y causado fuertes aludes.
"No pienso que podamos volver
allá; nuestra vida está en el limbo", dijo Yoshiaki Tanaka, de 62 años,
mientras otras personas desalojadas servían bolas de arroz para la cena. Él, su
esposa y su madre, de 85 años, huyeron de su casa luego que un terremoto de
magnitud 7,3 sacudió su poblado a las 1:25 de la madrugada del sábado, apenas
28 horas después que un movimiento sísmico de magnitud 6,5 agitara la misma
región.
Soldados del ejército y otros
rescatistas usaron helicópteros militares para llegar a algunas personas
varadas en un centro turístico en la montaña y el sábado trataban de acercarse
a decenas de residentes atrapados en comunidades fuertemente afectadas cerca de
Kumamoto, una ciudad de 740.000 habitantes ubicada en la isla de Kyushu, en el
suroeste del país.
La noche del sábado comenzó una fuerte
lluvia que amenazó con complicar las labores de rescate y originar más
deslizamientos de tierra.
"Las horas de día de hoy son una
prueba grande para los esfuerzos de rescate", dijo el primer ministro
japonés Shinzo Abe el sábado temprano. Los deslizamientos de suelo han cortado
caminos y destruido puentes, retardando las labores de los rescatistas.
Alrededor de 200.000 casas estaban sin
suministro de electricidad, reportaron medios de prensa de japoneses, y
aproximadamente 400.000 hogares no tenían agua potable entubada.
Riho Tajima, funcionario de la
prefectura Kumamoto, informó que más de 200 casas y edificios estaban
destruidos o dañados, y que 91.000 personas habían sido desalojadas de sus
viviendas.
Cientos de personas se formaron antes
del anochecer en puntos de distribución de alimentos, preparándose para la
lluvia y vientos fuertes pronosticados. Tiendas locales se quedaron rápidamente
sin artículos y cerraron, y la gente dijo que le preocupaba quedarse sin
comida.
La policía de la prefectura Kumamoto
señaló que al menos 32 personas murieron por el terremoto de la madrugada del
sábado. Nueve murieron en el sismo de la noche del jueves.
Más de la mitad de las muertes se
registraron en Mashiki, un poblado en el margen este de la ciudad de Kumamoto
que fue el más afectado por el primer movimiento telúrico.
Kageyama reportó desde Tokio. Las
periodistas de The Associated Press Emily Wang en Mashiki, Japón, y Danica
Kirka en Londres contribuyeron a este despacho.