Hablemos,
un momento, del pasado. De todo lo que nos ha traído a este punto. Tomémonos un
rato para reflexionar, para evitar olvidar lo vivido, lo sufrido, lo luchado.
Que no caiga en el olvido, que no se pierda en el camino.
Detengámonos
un momento y miremos atrás, que parece que con las prisas con que vivimos,
únicamente sabemos fijar la vista al frente, en busca de nuevos horizontes, de
nuevas metas.
Bien,
ahora que te has parado, ahora que tengo tu atención, viajemos atrás. Piensa en
las batallas que has superado, los amores que te han robado un pedazo de
corazón, piensa en los fracasos, en los tropiezos que te han ido enseñando a
levantarte siempre un poco más fuerte, a no bajar los brazos cuando las cosas
se ponen feas, piensa en todos los obstáculos que han querido frenarte y nunca
lo han conseguido.
Recuerda
quién estuvo ahí, quién sigue y quién nunca más. Valora, sobretodo, a los que
han sabido estar siempre, a los que se han esforzado cada día por mantenerse a
tu lado y que, aún hoy, siguen haciéndolo. No los pierdas, merecen la pena.
Haz
memoria y vuelve a sentir lo ya sentido, vuelve al revivir ese pasado que te ha
convertido en lo que eres hoy. Mira atrás y luego al presente, entiende que lo
que tienes ahora, lo conseguiste ya hace mucho tiempo. Que lo que eres, lo que
sientes, se debe a todo lo que has pasado, a todo lo que te ha tocado vivir
antes de llegar al punto en que ahora te encuentras.
A
veces, cometemos el error de olvidar. Creemos que siempre hemos sido como somos
ahora y no nos paramos nunca a mirar atrás. Dejamos lo vivido en el pasado y lo
guardamos para pensarlo algún día que nunca llega.
No
cometas ese error.
De vez
en cuando, párate y recuerda. Revive tu vida, lo bueno y lo malo, todo, para
entenderte un poquito mejor. Ya luego preocúpate de entender el mundo, que
bastante complicado es ya de por sí como para enfrentarlo olvidando que la vida
no se limita al presente y al futuro, sino que también existe un pasado, un
camino que hemos dejado atrás pero que, aun quedando a nuestra espalda, suele
ser la mayor y mejor fuente de sabiduría.
Nunca
subestimes tu propia experiencia. Nunca te olvides de mirar atrás.