Si
viajar fuera gratis, no me veíais más. Ya lo aviso y lo dejo aquí escrito para
que luego no os llaméis a engaños. Si fuera gratis, desaparecería por un tiempo
y nadie sabría nada de mí hasta que volviera, si es que vuelvo, que con lo
grande que es este planeta lo único que me faltaría entonces sería tiempo para
recorrerlo entero.
Viajar
para siempre, eso quiero. Que me duelan los pies de pisar bien fuerte la tierra
que habré de descubrir con cada nuevo amanecer, compartiendo historias con
desconocidos que se vuelvan amigos después de un par de cervezas bajo la luz de
las estrellas y el calor de un fuego recién encendido.
Si
viajar fuera gratis lo dejaría todo y viviría la vida de una forma muy
diferente a como ahora lo hago. Pasaría por casa una o dos veces al año para
ponerme al día con la familia, luego desaparecería otra vez, sin rumbo fijo,
eligiendo destino por “el primer avión en despegar” o “el primer tren que salga
de la estación”.
Así
quiero vivir, eso es lo que más deseo en estos momentos. Recorrer ciudades y
pueblos, aldeas, playas, montañas, mares y océanos. Viajar sin prisa por el
mundo, dejar atrás preocupaciones y responsabilidades y vivir. Así de simple: vivir.
Si
viajar fuera gratis, lo juro, no me veíais más.