Rakesh Shukla, de 45 años, es un
talentoso ingeniero de software y CEO de una exitosa empresa de tecnología,
pero entre los amantes de los animales de la India se lo conoce como “el padre
de los perros”, un hombre excepcional que fundó el más avanzado centro de
rescate de perros del país, y que personalmente se hace cargo de 735 perritos
abandonados que nadie más quiere.
“Cuando llegamos a casa, fue y se
ocultó en un rincón. Me agaché a la misma altura en el suelo y la llamaba. Ella
me miraba, tenía miedo, pero pude ver que quería confiar en mí”, Rakesh
recuerda ese día fatídico. “Y fue entonces cuando sucedió, fue una sensación
física, pude sentir un cálido resplandor. Y luego de eso nunca he necesitado
hacerme la pregunta: “¿Por qué estoy aquí?””.
Algo mágico sucedió cuando Rakesh
Shukla se reunió con Kávya. Tres meses más tarde, consiguió un segundo
pichicho, esta vez un perro callejero llamado Lucky. Lo encontró en las calles,
mojado y enfermo, por lo que lo llevó a casa. Durante las próximas semanas,
cada vez que Rakesh veía un perro callejero o abandonado, se lo llevaba a casa.
El creciente número de caninos pronto se hizo demasiado grande para tener junto
a su esposa, así que los mudó a su lugar de trabajo, convirtiendo el último
piso de su edificio de oficinas en un refugio para perros.
Al mismo tiempo, mantuvo la adopción
de perros callejeros y abandonados, y para el año 2012 se dio cuenta de que
necesitaba establecer un refugio adecuado para ellos. Ese año, el Sr. Shukla
compró un terreno en la ciudad vecina Doddballapur y estableció un refugio
canino para perros. La mayoría de los residentes son mayores o enfermos,
mientras que el resto son simplemente perros abandonados. La última vez que
Rakesh Shukla los contó, había 735 perros a su cuidado.
Rakesh Shukla es visto por muchos como
un héroe, y un campeón de los perros callejeros y abandonados en Bangalore,
pero no todo el mundo ha apoyado sus esfuerzos. En el pasado, ha sido saboteado
por los llamados activistas de los animales, que exigían el acceso a sus perros
e instalaciones, ha recibido quejas por crear disturbios públicos al mantener
tantos perros, y algunos incluso han exigido que cierre su refugio.
Sin embargo, él no lo tiene en sus
planes. “He hecho un pacto con mis perros. Vamos a separarnos sólo cuando uno
de nosotros estire la pata “, dice.