miércoles, 22 de julio de 2020

EL NIÑO QUE HAY EN MI.



Una vez fui niño. Soñé con un futuro brillante perdido entre estrellas y con un mar de algodón en el que ahogar cualquier pena. Imaginé la vida a corto plazo, columpiando la idea de seguir siendo niño a pesar de los años.
Una vez caí, y de mi rodilla lastimada sangró el mayor de mis problemas, la peor de las tragedias: una herida que me impedía seguir jugando. Grises nubarrones cubrieron mi ánimo y sentado en la acera vi a mis amigos reír sin mí. ¿Os imagináis mayor tragedia?
Una vez vencí, sí, gané la batalla a aquel matón que arruinaba mis días en el patio. Fui héroe en mi mundo y desde mi castillo de naipes le sonreí al enemigo, tendí la mano, gané un amigo. Comprendí que las cosas cambian y que todos tenemos el poder de elegir cómo afrontar cada piedra del camino. Somos los reyes de nuestros mundos, los capitanes de nuestras almas.
Una vez leí, y de las páginas de aquel libro nacieron nuevos horizontes, vivencias de otros que hice mías y por las cuales llegué a confundir ficción con realidad. Soñé, amé, caí y me levanté, creí en la magia, en dragones, en monstruos y grandes batallas, en paredes de chocolate y en manzanas envenenadas. De cada página robé nuevos sentimientos, nuevas lecciones, nuevos amigos que luego, al crecer, fui perdiendo por el camino.
Una vez fui niño, pero crecí y olvidé la sencillez de la vida. Falté a mi promesa de Peter Pan y ahora me veo en la distancia, con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho. Veo la lágrima solitaria que brota de esos ojos, mis ojos, y que cae lentamente al suelo, dejando tras de sí la humedad y la vergüenza, la comprensión de un niño solitario de que en realidad una herida sangrante en la rodilla puede no ser el mayor de los problemas.
Ahora lo miro y comprendo que la mayor de las tragedias ha sido perderlo, olvidar que existió y, peor aún, que todavía existe, luchando dentro de mí por hacerme recordar que la vida es mucho más sencilla y que solamente yo tengo el poder de rescatarlo.
Y lo haré. Se lo debo a él y me lo debo a mí. Sin ese niño no soy nada.

domingo, 19 de julio de 2020

AMERICA


Es uno de los mayores peligros con que cuenta la Historia. El revisionismo histórico ha saltado a la palestra en los últimos meses impulsado por grupos populistas que defienden una historia amoldada al presente

sábado, 18 de julio de 2020

PON UNA LOCA EN TU VIDA.




Perderme en la pradera de tus ojos, eso quiero. Ver amanecer el sol rojizo desde el horizonte de tus pupilas para entender el mundo de la forma en que tú lo haces, quizás así llegue a comprender parte al menos de tu locura, esa que tú tienes tan asumida.
Puede que no lo sepas, pero es ese toque loco el que te hace tan irresistiblemente atractiva. Te otorga un punto de misterio, un instante previo a cada uno de tus actos en el que todos contenemos el aliento y miramos hipnotizados el mover de tus caderas, el baile de tu melena y el juego de tus manos en el aire; perdidos en la belleza de cada uno de tus movimientos, olvidando que la vida sigue a nuestro alrededor mientras tú, ajena a todos, te limitas a reír fuerte por algo que nadie dijo, por algo que nadie sabe.
Querría robarte un poco de locura, será que de ella nace la felicidad que me falta; o será que lo que me falta es poner una loca en mi vida, alguien que no le importe lo más mínimo todas esas cosas idiotas que a mí me traen de cabeza, alguien que prefiera bailar cuando llueva, mojándose entera, en vez de correr a protegerse bajo un paraguas. Alguien que entienda la vida tal y como es: un viaje largo, arduo, que cada uno ha de elegir la forma de caminarlo.
Por eso quiero a alguien como tú a mi lado, para que mis días pierdan monotonía y pueda por fin volver a escuchar mi propia risa, bailando bajo la lluvia en el día más gris, obviando por completo a todos los que me observen hipnotizados, preguntándose cuál será el siguiente movimiento, sin entender que, en realidad, ni yo mismo lo sé.


viernes, 17 de julio de 2020

OJALA PODER VOLAR



Ojalá volar alto, volar lejos. Ojalá ser solo un punto en el cielo y pasar desapercibido al mundo que gire bajo mis pies.
Desearía abrazar por un día al menos esa sensación de libertad, observar la vida desde mi asiento de nubes y dejar la risa nacer de lo más profundo de mi ser. Que con mis gritos libres truene el firmamento y de las lágrimas de mi felicidad nazca una mañana lluviosa en algún lugar.
Estar tan por encima de todo que ni siquiera las responsabilidades mundanas te puedan molestar, que los ruidos de la ciudad se cambien por el viento gélido que con su soplar habrá de erizar cada pelo de tu cuerpo.
Eso quiero, volar bien alto y alejarme de todo un tiempo. Ascender a mi propio mundo y dejar que los demás sigan a lo suyo, como si nunca hubiese estado, como si nunca fuese a estar.
Saber quién, aún así, se preocupa y alza la mirada al cielo en busca de la nube que oculte las lágrimas grises que brotan de estos ojos, cansados ya de mirar sin ver, de fallar al apreciar quién de verdad merece volar conmigo y quién debería quedarse en tierra, lejos de mí, un simple punto menguante en mi ascenso.
Ojalá poder volar, liberar la mente y disfrutar de la seguridad de que, por una vez, estaré haciendo las cosas bien.


domingo, 12 de julio de 2020

LAS BEGUINAS



Por ser diferentes y contravenir, que no contradecir, las normas de la Iglesia, fueron consideradas heréticas. Las beguinas, mujeres que se dedicaban a ayudar a los demás sin necesidad de estar adscritas a la Iglesia, aunque cristianas, son uno de los grupos más desconocidos de la historia de la religión. Jesús Callejo en su cronovisor nos lleva a conocerlas

sábado, 11 de julio de 2020

MAIZ HUICHOL (LEYENDA HUICHOL)



Los huicholes estaban saturados de comer siempre lo mismo y querían algo que se pudiera tomar cada día pero de muy distintas maneras. Un muchacho oyó hablar del maíz y de los ricos guisos, de las tortillas y de la sopa que con este cereal se preparaba. Pero el maíz se hallaba muy lejos, al otro lado de la montaña. Eso no lo desanimó y comenzó a andar encontrándose una fila de hormigas. Sabía que eran las guardianas del maíz por lo que las siguió.
Después de caminar, el joven se quedó dormido y las hormigas se comieron toda su ropa, dejándole tan sólo con su arco y flechas. Sin ropa y con mucha hambre, el joven se lamentó. Un pájaro se posó en un árbol cercano y el joven le apuntó con su arco pero éste le increpó diciéndole que él era el padre del maíz. Lo invitó a su casa donde recibiría todo lo que andaba buscando. Cuando llegó se encontró con sus hijas, cinco doncellas muy bellas, llamadas Mazorca Blanca, Mazorca Azul, Mazorca Amarilla, Mazorca Roja y Mazorca Negra.
Mazorca Azul lo cautivó con su belleza y dulzura, pronto se casaron y regresaron al pueblo. Como no tenían casa, durmieron un tiempo en el lugar dedicado a los dioses. Como cosa de encantamiento, la casa de los recién casados se llenaba todos los días con mazorcas que la adornaban como flores. La gente venía de todas partes pues Mazorca Azul les regalaba mazorcas a manos llenas. La esposa enseñaba a su marido cómo sembrar el maíz y cómo cuidarlo. Al enterarse de las delicias de la comida nueva muchos animales intentaron robarla. Mazorca Azul enseñó a la gente que debía prender fogatas cerca de las milpas para asustar a las criaturas que andaban en busca de los elotes tiernos. Los ancianos cuentan que Mazorca Azul, una vez que enseñó a las personas todo cuanto sabía sobre el maíz, se molió a sí misma y de esta manera entregó a la humanidad el riquísimo atole (bebida caliente de harina de maíz).

domingo, 5 de julio de 2020

EL BELLO BRUMMELL



El Bello Brummell, como era conocido este londinense que marcó la moda de Londres en la primera mitad del siglo XIX es uno de esos protagonistas de la historia del que menos se ha dicho. Elegancia, buena presencia, coqueteo y también, lujo y estafa, son algunos de los aspectos que caracterizaron a este vividor, que, como era de esperar, no acabó como a él le hubiera gustado