Hay una frase que siempre he
considerado de gran importancia, aunque nunca he profundizado demasiado en su
significado: “es mejor estar solo que mal acompañado”.
Una clara referencia a la soledad
acompañada, quizás la más terrible de todas.
Si no tener a nadie a nuestro lado nos
provoca miedo, incluso pavor, imagina que estás en pareja y, aún así, te
sientes solo.
Esta es una situación que es más común
de lo que pensamos. El gran problema surge cuando no le ponemos solución.
La soledad acompañada y el vacío
La soledad acompañada origina un
profundo vacío que se instala en nuestro interior. Una sensación que creemos
imposible de eliminar, ya que ¡estamos con alguien!
Sin duda, no estás solo, al menos no
físicamente. No obstante, una persona que esté en cuerpo, no significa que esté
presente.
A veces, es necesario prestar atención
a las señales que nos están alertando de que no estamos tan acompañados como
creemos.
No te escucha, no presta atención a
nada de lo que le dices. Quizás finge hacerlo, pero tú eres consciente de que
no es así. Lo sorprendes realizándole preguntas que contesta de forma
desacertada.
Lo has pillado in fraganti. No te hace
caso.
Te hace sentir inferior, tal vez sin
darse cuenta de ello (te repites para justificarlo).
En vez de animarte, de motivarte para
que persigas tus sueños y saques adelante ese proyecto tan loco que te ha
venido a la cabeza, te desalienta para que dejes esas tonterías de lado.
¿Siempre tienes tú la culpa? Una
pareja está para que nos apoye, no para que nos hunda más en la miseria.
Quizás nos hemos equivocado, pero esto
no significa que la persona que está a tu lado te eche la culpa, te deje solo
ante el problema y se lave las manos.
¿Estamos ante un perfil de persona
egoísta? Sin duda alguna. Sin embargo es un tipo de personalidad que predomina
y de la que deberíamos alejarnos. Sobre todo, cuando empezamos a sentirnos
solos.
No estamos al lado de alguien que nos
valora, que nos aprecia, que se preocupa, que nos apoya incondicionalmente…
Estamos con una persona que no nos brinda tiempo de calidad, lo que nos hace
daño.
Las heridas emocionales de la soledad
acompañada
No es que te sientas mal, triste,
desolado o decepcionado… Es que la soledad acompañada puede tener consecuencias
devastadoras para ti a largo plazo.
Piensa que es como estar con una
persona tóxica. Te mina, te consume, hasta que ya no queda nada de ti.
De repente, empiezas a sufrir ataques
de ansiedad y la depresión se hace presente. ¿Por qué? La respuesta está en la
persona que mantienes a tu lado.
La gran dificultad reside en terminar
con esta situación. De alguna manera, tu autoestima se va haciendo cada vez más
pequeña hasta que terminas sintiéndote culpable de lo que está pasando.
Hasta te recriminas por tu propio
sentimiento de soledad.
Empiezas a poner todos tus esfuerzos
en lograr una conexión emocional con la otra persona, en conseguir que vuestra
relación sea sólida, fuerte y sana.
Comienzas a tener miedo de que tu
pareja se vaya, que te deje porque no has sabido solucionar las cosas.
Desarrollas dependencia emocional y,
entonces, el desequilibrio se hace presente.
Has dejado de ser tú, has perdido tus
fuerzas intentando un imposible. Si tu pareja te hace sentir solo, no te
culpes. No eres tú, es ella.
Elige tu propia soledad
En estos momentos en los que eres
consciente de todo lo que está pasando, pide ayuda. No importa si es a amigos,
familia o a algún profesional. No vas a poder salir de esto sin verdaderas
personas que te apoyen.
Una vez que hayas dejado a esa persona
atrás, cultiva tu propia soledad. La que te infundía la otra persona te hacía
sentir mal, por eso busca la tuya, elígela.
Esta será una soledad sana donde te
descubrirás, te conocerás, te encontrarás seguro.
Aunque en un pasado te haya dado miedo
hoy sabes que, al menos, es mejor esta soledad que no la que te hizo sentir esa
persona que un día fue especial.
Muchos individuos entrarán en nuestra
vida para desequilibrarnos. No obstante, no podemos olvidar que esto también es
una prueba.
Estas experiencias nos enseñarán y nos
permitirán ser mucho más fuertes. Esto no ha sido en vano. No volverá a
ocurrir…