Una conmovedora historia del
Holocausto
"No existe la casualidad, y lo
que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas."
Friedrich Schiller
Durante el Holocausto, un gran grupo
de mujeres judías polacas fueron detenidas para ser enviadas a las cámaras de
gas… Una vez reunido el grupo se les despojó de sus pertenencias. Los oficiales
nazis, dijeron a los aldeanos que los estaban observando: “Todo lo que estas
judías dejan pueden cogerlo, ya que es seguro que no van a volver por ellas! “-
Dos mujeres polacas que se encontraban
cerca vieron a una mujer en la cola del grupo, con un gran abrigo pesado y
caro.
No queriendo esperar antes que otros se
les adelantaran, fueron hacia la mujer, la tiraron al suelo, le quitaron el
abrigo y se marcharon. Estas dos mujeres polacas comenzaron a buscar lo oculto
en el abrigo y se pusieron a dividir el botín. A medida que buscaron en los
bolsillos, descubrieron joyas de oro, plata candelabros y otras valores que
fueron sacando, pero aún así, al levantarlo, parecía más pesado de lo que
debería ser.
Siguieron buscando y en un bolsillo
secreto y escondido dentro de la capa había un pequeño bebé del sexo femenino. Impresionada
por su descubrimiento, una de las mujeres se dirigió a la otra diciendo:
“Yo no tengo hijos, y soy demasiado
vieja para tenerlos ahora, toma tu el oro y la plata, y yo me llevo al bebé “.
El acuerdo se llevó a cabo y la mujer polaca se llevó a la casa su nueva “hija”
y su marido quedó encantado.
Criaron a la niña judía como su propia
hija, pero nunca le contaron su verdadera historia. La niña sobresalió en sus
estudios y se convirtió en una pediatra de éxito y trabajó en el mejor hospital
de Polonia.
Cuando sus padres fallecieron y ella
volvió del entierro de su madre, una señora mayor la invitó a a su casa y le
comenta:
“Quiero que sepas que la mujer que
falleció la semana pasada no fue tu verdadera madre”… Y procedió a contarle la
historia.
La chica no le creyó al principio,
pero la anciana le dijo:
– “Cuando te encontramos, llevabas un
colgante de oro con una hermosa escritura extraña en él que debe ser hebreo,
estoy segura que tu madre conservó ese collar; búscalo” .
Con esas palabras se despidió. La
muchacha fue al joyero de su “madre” y encontró el collar igual al que la mujer
había descrito. Y desde entonces lo a diario, pero nunca pensó en sus posibles
raíces judías.
Algún tiempo después, de unas
vacaciones en el extranjero, se encuentra con dos muchachos de Lubavitch.
Aprovechando la oportunidad les contó la historia y les mostró el collar.
Los chicos confirmaron que un apellido
judío fue inscrito en el collar. Ellos le recomendaron que envíe una carta al
Rebe de Lubavitch explicándole todo.
Envió la carta y recibió una respuesta
rápida, diciendo que se desprende de los hechos que ella es una muchacha judía,
y dado que ella tenía un talento especial, debería utilizar sus inestimables
habilidades en Israel, que allí había necesidad de pediatras con talento.
Ella tomó el consejo del Rebe y se
trasladó a Israel, donde se acercó a un Beit Din, que la declaró judía. Fue
aceptada en un hospital, trabajó, conoció a su marido y crió una familia.
Algunos años más tarde… Se produjo un
ataque terrorista en la cafetería Sbarro en el centro de Jerusalén, fue en
agosto de 2001, mientras paseaba con su esposo cerca del lugar. Le dijo a su
marido que regresara a casa con los niños y corrió a la escena del atentado
para ayudar a auxiliar a los heridos y trasladarlos al hospital.
Cuando llegó al hospital conoció a un
anciano que estaba en estado de shock, buscando por todas partes a su nieta,
que se había separado de él. Ella le tranquilizó y se fue con él a buscarla
entre todos los pacientes. Al preguntarle cómo podía reconocer a la chica el
abuelo le dio la descripción de un colgante de oro que la chica llevaba puesto.
Después de buscar entre los heridos,
finalmente encontró a la nieta que tal como le comentó el anciano llevaba el
collar. Al ver este collar, la pediatra se congeló. Se volvió hacia el anciano
y le preguntó:
“¿Dónde compró este collar?”
“No se puede comprar este tipo de
collar”, respondió él. “Soy un orfebre y yo lo hice. En realidad hice dos
iguales, una para cada una de mis hijas”.
“Esta es mi nieta, de una de ellas, mi
otra hija no sobrevivió a la guerra “ … Y así fue como la niña judía polaca, ya
convertida en mujer, se reunió con su padre.
NOTA
Me llegó vía e-.mail. Parece ser que
tiene una base histórica real detrás. Cierto o no pienso que las
"Casualidades" a veces existen.
https://katy-pasitoscortos.blogspot.mx/