Aunque no lo relaciones, tus hábitos
alimenticios están íntimamente ligados a tu salud emocional. Por ello, si
tienes problemas de ansiedad o depresión, deberías revisar tu dieta para evitar
complicaciones.
Mucha gente suele pensar que una dieta
sana es sinónimo de un cuerpo esbelto y sano como resultado.
No obstante, este no es el único
beneficio que obtienes de los buenos hábitos alimenticios. Llevar una dieta
sana te ayuda también a tener una mente más sana.
Por supuesto, hay muchos factores que
influyen cuando tienes un día en el que te sientes realmente bien, lleno de
energía, positivo, conectado y en equilibrio.
Otros días puedes sentirte lento,
cansado, triste o desmotivado sin razón aparente.
Por esta razón, debes conocer la
relación que hay entre tus hábitos alimenticios y la ansiedad y depresión.
1. La dependencia a la cafeína
El café puede ser en algunas ocasiones
lo único que puede mantenerte en movimiento durante el día. Por la mañana una
taza de café antes de trabajar y, a mediodía, otra para recuperar los ánimos y
continuar con tu rutina.
Por desgracia, la cafeína puede tener
efectos muy nocivos para tu cerebro.
Cuando la incluyes de forma constante
y se convierte en una necesidad diaria, tu cuerpo comienza a asimilarla como
algo indispensable para garantizar su funcionamiento.
Por ello, cuando hay ausencia de
cafeína, la serotonina se reduce y te provoca ansiedad, irritabilidad y falta
de concentración. Este es uno de los hábitos alimenticios que deberías dejar
atrás lo antes posible.
2. Una dieta con exceso de azúcar
Hoy en día, las personas consumen un
promedio de alrededor de 16 cucharadas de azúcar por día. El consumo de
elementos con exceso de azúcar es uno de los peores hábitos alimenticios para
tu salud.
El principal efecto es la afectación a
los niveles de serotonina en tu cerebro. La serotonina es fundamentalmente una
hormona que regula varias funciones de tu cuerpo. Esto incluye:
Los ciclos de sueño
El control del dolor
La falta de los carbohidratos
La digestión
Los bajos niveles de esta hormona
están asociados con los estados de depresión. Por otro lado, con un aumento de
la presión arterial, también aumenta la producción de cortisol.
Esto, a su vez, puede aumentar la
producción de las hormonas tiroides, y causar problemas en tu sistema
digestivo.
Incluso corres el riesgo de tener
problemas en tu sistema reproductivo, de fertilidad y también abortos
involuntarios.
3. El consumo de alcohol
La mayoría ya sabe que el alcohol es
un factor depresor.
Aun así, todos caemos en la tentación
de beber algunas copas de más sin realmente pensar en las repercusiones, mucho
más allá de la famosa resaca que todos saben tendrán al día siguiente.
El alcohol, además de ser un depresor,
es un estimulante.
Esto significa que al mismo tiempo que
suprime tus neurotransmisores de glutamato, aumenta tus neurotransmisores
inhibidores del sistema inmunitario.
Por eso tus pensamientos, el habla y
los movimientos que realizas se ven ralentizados. Mientras más bebas, mayor
será la sensación de estos efectos.
Este es el motivo por el que aparecen
las conductas agresivas o impulsivas después de consumir un poco de alcohol.
4. Comer demasiados alimentos fritos
Todo el mundo ha tenido un mal día en
algún momento. Es normal que cuando te encuentras afligido, recurras a cosas
que te hacen “sentir mejor”.
Los alimentos más recurrentes en estos
casos son:
Pizza
Hamburguesas
Papas fritas
¿Cuántas veces has comido estas cosas
y realmente te sentiste mejor? Esto es, de verdad mejor y no solamente en el
momento, para luego arrepentirte de haber comido lo que comiste.
Quizás estás acostumbrado a estos
malos hábitos alimenticios porque no sabes realmente qué es lo que estos alimentos
hacen con la salud de tu mente.
Los alimentos fritos que se cocinan en
aceites hidrogenados y contienen grasas trans causan daño a tu organismo
aumentando tu peso.
Asimismo, también están estrechamente
vinculados con la depresión.
5. La ingesta elevada de sal
Si eres de las personas a las que les
encanta la sal ya deberías saber que comerlas en exceso es muy malo para tu
salud en general.
La sal aumenta la presión arterial
haciendo que tu corazón tenga que esforzarse mucho más de lo habitual.
Sin embargo, cuando consumes poca sal,
es probable que desarrolles algunos problemas tanto físicos como mentales. Los
problemas más comunes son:
La depresión
Los sentimientos de frustración
El cansancio
La hostilidad
El resentimiento
Es importante que dentro de tus
hábitos alimenticios se incluya una ingesta balanceada de sal.
Aunque sabemos que la comida con poca
sal no es tan tentadora, debes saber que cambiar el hábito de forma gradual te
será de gran ayuda.
6. Saltarte el desayuno
Algunas personas no son muy amigas del
desayuno. Pero ¿sabías que el desayuno es la comida más importante del día?
Cuando no desayunas haces que el
rendimiento de tu cerebro se resienta debido a que debe funcionar con bajo
consumo de energía.
Si eres propenso a sufrir de depresión
tu cerebro necesita toda la energía posible para mantenerte arriba.
Puede incluso que algunas veces te
hayas saltado el desayuno y luego, porque simplemente no tenías hambre, también
el almuerzo.
La verdadera razón de que no sientas
hambre se debe a tu cuerpo se habitúa a no comer a esa hora del día cuando
dejas de hacerlo por mucho tiempo.
Este es uno de los hábitos
alimenticios que podría resultar en un problema para tu salud.
Por ello, es mejor que te hagas el
favor de desayunar. Tu cuerpo y mente lo agradecerán.