Polvo
serás, pero polvo enamorado”
F. de Quevedo y Villegas
Mi querido viejo: se acaba el año, un año más
en el que seguramente viviste momentos muy gratos, encuentros amables,
situaciones alegres y experiencias satisfactorias, aunque también, como todo,
probablemente tuviste momentos tristes o vivencias negativas.
Y es
que así es la vida, un mosaico interminable de experiencias y vivencias que
forman al cabo del tiempo una especie de pintura mural en la que está plasmada
toda tu vida.
Afortunadamente,
te puedo decir que, de acuerdo con los mensajes y comentarios que recibo de mis
queridos viejos que me contactan, la mayor parte de ellos hablan en forma
positiva, me comparten sus experiencias en viajes, nuevos descubrimientos,
nuevas amistades, etcétera, y eso me da mucho gusto.
Aunque
también hay quienes, a pesar de todo, están tristes y deprimidos y se sienten
enfermos, al borde de un colapso total.
Y eso
me recuerda un relato que no dudo en compartirlo contigo: llegó al consultorio
de un gran médico un individuo con paso macilento, cara angustiada, y llevaba
un gran sobre que le entregó al galeno diciendo: —doctor, aquí traigo todos los
estudios, de sangre, de orina, electrocardiograma, radiografías, análisis
etcétera, que según pude leer, están todos normales, yo tomo vitaminas y
tónicos, pero me siento fatal, creo que pronto moriré, porque me paso las
noches pensando que es el fin de mi vida, ¿qué debo hacer?, ¿necesito un
antidepresivo?
El
médico que era muy sabio, revisó los estudios, le hizo algunas preguntas sobre
su vida y sus actividades, y con toda serenidad le dijo al paciente:
—Ciertamente,
amigo, los estudios confirman que, físicamente, está bien, pero no necesita un
antidepresivo, necesita un amante.
— ¡Cómo
puede usted decirme esto, doctor!, ¡cómo es posible que un médico famoso salga
con una sugerencia tan poco científica!
—
Escúcheme bien, —dijo el médico— amante es “lo que nos apasiona”, lo que ocupa
nuestros pensamientos antes de quedarnos dormidos y a veces no nos deja dormir,
amante es lo que nos ayuda a esperar el mañana o el tiempo necesario para el
reencuentro con el amado, lo que nos vuelve distraídos frente a lo que nos
rodea, lo que nos permite saber y disfrutar nuestra secreta intimidad, lo que
le da a nuestra vida motivación y sentido.
— Un
amante —continuó el doctor— lo encontramos a veces en nuestra pareja o en otros
casos en alguien que no es nuestra pareja, pero podemos encontrarlo en la
investigación científica, o en la literatura, la música, la política, el
deporte, el trabajo, la necesidad de trascender espiritualmente, la solidaridad
con el prójimo, el hábito de viajar, el teatro, la pintura, la buena mesa, el
estudio, o el insólito placer de coleccionar estampillas; en resumen, amigo,
“amante” es alguien o algo que nos apasiona y nos pone de novios con la vida.
El
paciente quedó en silencio unos segundos, y dijo: creo que tiene usted razón,
doctor, porque mientras me hablaba me di cuenta de las muchas cosas que tengo
que hacer, y que pospuse sin saber por qué, y algunas me apasionan,
verdaderamente.
Así es,
querido viejo: recuerda cuando eras niño, jugar a las canicas, al trompo, al
balero, te apasionaba y no lo dejabas sino hasta muy noche, y cuando tuviste tu
bicicleta corrías por horas, y lo mismo sucedió cuando creciste, cuando te
enamoraste, cuando hiciste lo imposible para tener una casa o terminar una
carrera profesional; la pasión fue el motor de todo lo que has sido y has
hecho; hoy, en el atardecer de la vida, encuentra esa pasión que te permitirá
seguir adelante las 24 horas de cada día.
Y a
todos mis amigos lectores, les deseo que el 2019 sea
¡supercalifragilísticoespialidoso!
Médico y escritor
Facebook: Bien y de Buenas-Rafael Álvarez
Cordero