Guardar o esconder lo que sentimos
puede ser sumamente dañino, no sólo para nuestra salud emocional, también para
la física. Sin embargo, no siempre sabemos cómo expresar lo que sentimos;
gritar puede ser una buena alternativa.
El grito es catártico, podemos liberar
aquello que tenemos guardado. El dolor en los hombros o quizá una opresión en
el pecho son manifestaciones de esas emociones que se quedan como una sensación
atrapada; debemos dejar salir nuestras emociones, es importante vivirlas.
Gritar es una buena herramienta para lidiar con el estrés y el enojo; sin
embargo, esto no quiere decir que gritemos para atacar, se trata de una
expresión.
Cuando gritamos sentimos un aumento de
energía; es por esto que en las artes marciales y otras formas de defensa
personal se utiliza el grito, ya que ayuda a enfocar mejor la energía. Pero
además, gritar tiene propiedades terapéuticas –reconocidas por especialistas—.
Además de la inmediata sensación de alivio, el grito tiene efecto perdurable;
pues ayuda a disminuir las enfermedades,
ya que no nos quedamos con esas emociones que más tarde pudieran manifestarse
de forma somática.
Gritar nos hace sentir vivos, nos
relaja y también nos puede sacar de un estado de letargo. Sin embargo, debemos
ser cuidadosos. Pues gritar en exceso o de forma incorrecta puede lastimar
nuestras cuerdas vocales. Algunos terapeutas recomiendan gritar a solas en
casa, pero si decides hacer esto, asegúrate de hacerlo de la forma correcta.
Escrito por: Elena Pedrozo