miércoles, 9 de marzo de 2016

EL DESPERDICIO DE COMIDA EN TODO EL MUNDO HA SIDO UN TEMA DE CONTROVERSIA Y RECHAZO DURANTE MUCHAS DECADAS.

Se estima que cada año más de 1,3 millones de toneladas de alimentos van a parar a la basura, mientras que en muchos lugares mueren por desnutrición y hambre.
Durante muchos años se ha luchado por disminuir esa cifra, pero los resultados de los estudios demuestran que aún hay una pérdida anual significativa.
La principal crítica contra los grandes distribuidores es que muchas veces dejan perder una parte importante de sus alimentos en lugar de donarlos para los más necesitados.
Por esta razón, desde mediados del año pasado en Francia, un hombre de 35 años llamado Arash Derambarsh propuso la iniciativa de crear una ley para impedir que los supermercados desechen alimentos que no vendan.
La idea de Arash sugiere que, en lugar de desperdiciar, los establecimientos hagan donaciones a organizaciones benéficas y bancos de alimentos para que ellos los distribuyan entre quienes lo necesitan.
Tras una campaña multitudinaria apoyada por compradores y activistas que luchan contra la pobreza, el Senado Francés aprobó por unanimidad la ley que beneficiará a miles de personas sin hogar.
Francia, el primer país del mundo en aplicar esta ley
La decisión del Senado Francés convirtió a Francia en el primer país del mundo que prohíbe a los supermercados el desperdicio o destrucción de comida.
Los establecimientos de más de 400 metros cuadrados tendrán la obligación de firmar contratos de donación con entidades benéficas pues, de no hacerlo, tendrán que abonar una multa de 75 000 euros o dos años de prisión.
La noticia ha alegrado a los promotores de las organizaciones benéficas, pues aseguran que esto les ayudará a aumentar la calidad y diversidad de los alimentos que reciben para distribuir.
Jacques Bailet, jefe de la red de bancos de alimentos francesa, expresó que espera que la medida sirva para incrementar la donación de frutas, verduras y carnes que, en términos nutricionales, son el mayor déficit que tienen ahora.
Los responsables de la recogida y el almacenamiento de todos los alimentos serán los bancos y organizaciones benéficas registradas, que esperan también aumentar el personal para hacer más efectivo el manejo de la nueva afluencia de alimentos.
Muchos de estos serán entregados en comedores comunitarios y centros adecuados, en lugar de ser repartidos en las calles.

La ley también castigará a los supermercados que echen a perder las comidas a propósito, una práctica que ha incrementado en muchos establecimientos con el fin de evitar que las personas que hurgan en la basura coman de sus contenedores.
Y es que, por desgracia, en los últimos años ha aumentado el número de familias, estudiantes y personas sin empleo que buscan en los basureros aquellos productos que aún son aptos para el consumo y que han sido tirados por estar próxima su fecha de consumo preferente.
El inconveniente es que en muchos lugares rocían con lejía los alimentos que se tiran para, según ellos, evitar intoxicaciones alimentarias por ingerirlos en estas condiciones.
Por su parte, hay quienes los almacenan en bodegas privadas donde luego los recolectan los camiones de la basura.
Los próximos retos de las organizaciones benéficas…
Con este primer logro alcanzado, las organizaciones benéficas se preparan para cumplir con los retos que vienen a partir de ahora.
El primero será encontrar más voluntarios dispuestos a colaborar con el manejo y distribución de los alimentos. También necesitarán más camiones, depósitos y refrigeradores que permitan atender al incremento de las donaciones.
Por otro lado, el principal objetivo será persuadir a la UE para que consideren decretar una medida similar en los demás Estados miembro.
El desperdicio de comida en Francia corresponde en un 11% a las tiendas, en un 67% a los consumidores y en un 15% a los restaurantes; por lo tanto, los promotores de esta iniciativa saben que aún hay mucho por hacer.
No obstante, con la ley decretada saben que han dado uno de los pasos más importantes hacia una sociedad más consciente y sostenible.
Bailet asegura que con tan solo un incremento del 15% de las donaciones provenientes de supermercados podrán entregarse 10 millones de platos más de comida al año.

El sueño a largo plazo es que muchos países del mundo adopten leyes como esta para disminuir el desperdicio pero, sobre todo, para darles la oportunidad de comer a quienes lo necesitan.

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