jueves, 2 de diciembre de 2010

PATO O AGUILA TU DECIDES...



Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados, el taxista salio del auto dio la vuelta y le abrió la puerta trasera
del taxi.

Le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: yo soy Willy, su chofer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión.

Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta: Misión de Willy: “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera mas rápida, segura y económica posible brindándole un ambiente amigable”

Rodrigo quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡¡limpio sin una mancha!!

Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo, “Le gustaría un café?

Tengo unos termos con café regular y descafeinado”. Rodrigo bromeando le dijo:

“No, preferiría un refresco” Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo un hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja”. Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomare la Cola dietética”

Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo el Reforma, Esto, Novedades y Selecciones…”

Al comenzar el viaje, Willy le paso a Rodrigo otro cartón plastificado, “Estas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si quiere escuchar la radio”

Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenia el aire acondicionado prendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cual seria la mejor ruta a su destino a esta hora del día. También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si prefería lo dejaría solo en sus
meditaciones. ...

“Dime Willy, -le pregunto asombrado Rodrigo- siempre has atendido a tus clientes así?”

Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho solamente los dos últimos dos años. Mis primero cinco años manejando los gaste la mayor parte del tiempo quejándome igual que el resto de los taxistas. Un día escuche en la radio acerca del Dr. Dyer un “Gurú” del desarrollo personal. El acababa
de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que si tu te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá. El decía: Deja de quejarte. Se diferente de tu competencia. No seas un pato. Se un águila. Los patos solo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.

“Esto me llego aquí, en medio de los ojos”, dijo Willy. “Dyer estaba realmente hablando de mi. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Mire alrededor a los otros taxis y sus chóferes… los taxis estaban sucios, los chóferes no eran amigables y los
clientes no estaban contentos. Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.

“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo.

“Si, seguro que si”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila duplique mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique.

Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservación a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos consigo un amigo taxista águila confiable para que haga el servicio”.

Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal.

Posiblemente haya contado esta historia a mas de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.

Willy el taxista, tomo una diferente alternativa:
El decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.

No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro, Un servidor publico,"político", ejecutivo, empleado o profesionista, ¿Cómo te comportas? ¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte? ¿Te estás elevando por encima de los otros?

Recuerda: ES TÚ DECISIÓN Y CADA VEZ TIENES MENOS TIEMPO PARA TOMARLA

miércoles, 24 de noviembre de 2010

CUANDO EL REPROCHE LLEGA CON VENENO



Hay personas que tienen una especial habilidad para herir de palabra a sus familiares, conocidos o compañeros de trabajo.


Con ironías mordaces saben dirigir sus reproches hacia nosotros con puntería y precisión que llegan a fondo. Nos recuerdan un error del pasado, ponen ante nuestros ojos lo que hicimos o dejamos de hacer, denuncian nuestras actitudes (verdaderas o supuestas), buscan la palabra y el gesto más venenoso para humillarnos y, como a veces dicen, para ponernos en nuestro lugar.

Cuando llega el momento de sufrir por las embestidas de esas personas, surgen en nosotros sentimientos de defensa o deseos de revancha. Quisiéramos, en ocasiones, responder a la dureza con dureza, echar en cara a nuestro interlocutor los errores que también él ha cometido. Otras veces buscamos una defensa decidida, formulamos justificaciones más o menos buenas. No falta quien desea una fuga rápida: es difícil enfrentarse con quien una y otra vez nos ha humillado.

Si miramos ese tipo de situaciones desde otra perspectiva, podríamos aprovechar reproches envenenados para crecer en paciencia, humildad, comprensión, espíritu de perdón. Quizá nuestro interlocutor vive una situación difícil, y ha encontrado en mí una víctima en la que volcar sus penas (no de la mejor manera, pero así ocurrieron los hechos). O tal vez busca mi bien, aunque le falte habilidad para decir las cosas con cariño. Es posible que no perciba mínimamente el daño que produce en mi sensibilidad: hay corazones que han perdido la capacidad de medir sus actos, con o sin culpa: dejemos el juicio a Dios.

A quien sufre intensamente este tipo de situaciones queda la posibilidad de responder al mal con el bien, de preguntarse sinceramente para ver si no ha habido ocasiones en las que uno mismo ha caído en este tipo de actitudes agresivas hacia otros.

Recibir una herida puede llegar a ser, por desgracia, motivo para hundirse en el desaliento. Pero puede, si abrimos los ojos a la esperanza y descubrimos que Dios pide paciencia y mansedumbre a sus hijos, convertirse en motivo para avanzar hacia la comprensión y el perdón.

Cada uno afronta este tipo de situaciones desde la propia libertad. Aprender a hacerlo bien nos permitirá vivir con mayor paz, llevará a una curación más rápida (aunque permanezca dentro un dolor que no acaba de apagarse). Seremos entonces capaces de medir bien nuestras palabras para llenarlas con la bondad y la dulzura que quisiéramos también fuesen usadas con nosotros.

deconozco su autor

martes, 23 de noviembre de 2010

AYUDANDO A LLORAR


La niña llegó a la casa atrasada para la cena. Su madre intentaba calmar al padre nervioso mientras le pedía explicaciones sobre lo que había pasado.


La niña respondió que había parado para ayudar a Janie, su amiga, porque se había caído de la bicicleta y ésta se había roto .

- ¿Y desde cuándo sabes arreglar bicicletas? -Preguntó la mamá.

- ¡Yo no sé arreglar bicicletas! -Dijo la niña- Yo solo paré para ayudarla a llorar.

De autor desconocido

Mira, en la vida no son tantas ni tan repetidas las situaciones por las cuales hemos de poner el hombro para que alguien pueda llorar. Quizás no podremos arreglarle aquellas cosas que se han roto en su vida, pero por lo menos podemos extender los brazos para contener un poco la tristeza que desborda el corazón de una persona que sufre. No siempre debemos ser amigos para compartir las alegrías, también hemos de aprender a compartir una pena, aunque esa pena no sea nuestra, de ese modo haremos más llano el camino para la recuperación de alguien que en ese momento nos necesita. Por algo Dios nos ha puesto en el camino en el momento adecuado para la situación dada.

Y aunque ahora, quizás no lo necesites, quiero que sepas que yo te mando un abrazo grande. Gracias por recibirme ante tus ojos.

Miguel Angel Arcel

sábado, 20 de noviembre de 2010

CUANDO YO ME VAYA

Cuando yo me vaya, no quiero que llores,

quédate en silencio, sin decir palabras,

y vive recuerdos, reconforta el alma.


Cuando yo me duerma, respeta mi sueño,

por algo me duermo; por algo me he ido.


Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada,

y casi en el aire, con paso muy fino,

búscame en mi casa,

búscame en mis libros,

búscame en mis cartas,

y entre los papeles que he escrito apurado.


Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco

y puedes usar todos mis zapatos.


Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama,

y cuando haga frío, ponte mis bufandas.

Te puedes comer todo el chocolate

y beberte el vino que dejé guardado.

Escucha ese tema que a mí me gustaba,

usa mi perfume y riega mis plantas.


Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima,

corre hacia el espacio, libera tu alma,

palpa la poesía, la música, el canto

y deja que el viento juegue con tu cara.

Besa bien la tierra, toma toda el agua

y aprende el idioma vivo de los pájaros.


Si me extrañas mucho, disimula el acto,

búscame en los niños, el café, la radio

y en el sitio ése donde me ocultaba.


No pronuncies nunca la palabra muerte.

A veces es más triste vivir olvidado

que morir mil veces y ser recordado.


Cuando yo me duerma,

no me lleves flores a una tumba amarga,

grita con la fuerza de toda tu entraña

que el mundo está vivo y sigue su marcha.


La llama encendida no se va a apagar

por el simple hecho de que no esté más.


Los hombres que “viven” no se mueren nunca,

se duermen de a ratos, de a ratos pequeños,

y el sueño infinito es sólo una excusa.


Cuando yo me vaya, extiende tu mano,

y estarás conmigo sellada en contacto,

y aunque no me veas,

y aunque no me palpes,

sabrás que por siempre estaré a tu lado.


Entonces, un día, sonriente y vibrante,

sabrás que volví para no marcharme.


De el libro "En voz baja"

viernes, 19 de noviembre de 2010

EL JUEGO DE LAS DAMAS CHINAS

El juego de damas chinas es como una filosofía de vida. Si uno reflexiona sobre las reglas de este juego, da en el blanco con las reglas del éxito de la vida. Uno aprende a leer los mensajes ocultos.

Las reglas son:

A veces se tiene que sacrificar una pieza para ganar otra.

Nunca puedes avanzar dos casilleros de una sola vez...

Paciencia. Sólo puedes avanzar, nunca retroceder.

Cuando has llegado hasta arriba puedes moverte hacia donde quieras, hacia donde se te de la gana.

La vida es como un juego de damas chinas donde tienes que soltar una cosa para obtener otra. Tienes que avanzar y nunca retroceder, hay ciclos que se acaban como se acaban los años.

Lo que hicimos ya no lo podemos deshacer, lo más importante es aprender del pasado, para aprender a jugar en el presente y así en el futuro movernos con mayor libertad.

Cuando uno se da cuenta de que esto es sólo un juego que termina y vuelve a comenzar, uno aprende a divertirse más y por ende a jugar mejor.

Si al terminar un ciclo quieres ver la luz, no veas lo que termina, observa lo que comienza.





PREMIO

MI QUERIDA AMIGA ROSS DESDE SU BLOG http://elcieloenloalto.blogspot.com/ ME HA OTORGADO ESTE PREMIO



MUCHISIMAS GRACIAS

TAMBIEN LES RECOMIENDO LOS SIGUIENTES BLOGS http://roxxanhacreaciones.blogspot.com/ http://bijouxroos.blogspot.com/