Cada vez más fuerzas de seguridad utilizan perros adiestrados para la búsqueda de huellas olfativas. Cada vez más casos policiales se resuelven gracias a “sabuesos” que aportan datos que ningún hombre, por más inteligente que sea, puede encontrar en un operativo de búsqueda de huellas.
Se trata del desarrollo de la “odorología”, una técnica que se basa en el trabajo efectuado en los campos de memoria olfativa de los perros y que tiene a Río Negro - Argentina como referente a nivel nacional e internacional.
La odorología se utiliza en investigaciones de homicidios, robos, violaciones, sabotajes, terrorismo y exhumación ilegal. Este sistema es utilizado sólo en algunos países del mundo.
La misma tiene un rendimiento de un cien por ciento de efectividad en crímenes con varios años de ocurrencia, ya que las huellas de olor pueden guardarse hasta cinco años, pudiendo ser utilizadas con correcta resolución, ya que es posible obtener huellas olorosas en los objetos y lugar de los hechos, aun cuando estén contaminados con otro tipo de olores.
Se trata del desarrollo de la “odorología”, una técnica que se basa en el trabajo efectuado en los campos de memoria olfativa de los perros y que tiene a Río Negro - Argentina como referente a nivel nacional e internacional.
La odorología se utiliza en investigaciones de homicidios, robos, violaciones, sabotajes, terrorismo y exhumación ilegal. Este sistema es utilizado sólo en algunos países del mundo.
La misma tiene un rendimiento de un cien por ciento de efectividad en crímenes con varios años de ocurrencia, ya que las huellas de olor pueden guardarse hasta cinco años, pudiendo ser utilizadas con correcta resolución, ya que es posible obtener huellas olorosas en los objetos y lugar de los hechos, aun cuando estén contaminados con otro tipo de olores.
El entrenamiento a los perros se centra en la comparación de huellas olorosas. Se le da al perro entrenado la huella olorosa para que olfatee en una hilera de cuatro cilindros conteniendo cada uno, una huella diferente.
Así el perro identifica el olor que tiene por referencia y se sienta frente al cilindro que contiene una huella idéntica a la de la mencionada referencia. Posteriormente se saca al can del lugar y se cambian los cilindros, se lo hace ingresar y se efectúa una nueva secuencia.
En dicha repetición, olfatea todos los cilindros y se vuelve a sentar en el que se corresponde con la huella de referencia, aun cuando esta haya sido cambiada de lugar, confirmando así, con éxito, la prueba realizada.
El banco de olor es una de las facetas de odorología que recibe las huellas captadas y se guardan en frascos esterilizados con sus correspondientes rótulos y pueden ser utilizadas hasta cinco años después.
Así el perro identifica el olor que tiene por referencia y se sienta frente al cilindro que contiene una huella idéntica a la de la mencionada referencia. Posteriormente se saca al can del lugar y se cambian los cilindros, se lo hace ingresar y se efectúa una nueva secuencia.
En dicha repetición, olfatea todos los cilindros y se vuelve a sentar en el que se corresponde con la huella de referencia, aun cuando esta haya sido cambiada de lugar, confirmando así, con éxito, la prueba realizada.
El banco de olor es una de las facetas de odorología que recibe las huellas captadas y se guardan en frascos esterilizados con sus correspondientes rótulos y pueden ser utilizadas hasta cinco años después.
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