sábado, 31 de octubre de 2009

EL ARTE DE VIVIR



Por Sri Ravi Shankar

Crear una relación suprema

Los seres humanos se diferencian de otras especies por la complejidad y la dificultad en sus relaciones. Cuanto más avanzados somos, mayor el desafío que debemos enfrentar en las relaciones. Los animales no tienen ningún problema en relacionarse. No buscan consejo ni terapeutas. Tampoco las sociedades tribales tienen dificultades en sus relaciones.

En cada ser humano existe una profunda necesidad de conectarse. Esta necesidad lo pone a uno en la búsqueda de una relación y una vez conseguida, queremos que dure para siempre. Cuando dices o escuchas a alguien decir "te quiero mucho", la respuesta típica es "¿me amarás para siempre?" Queremos que ese amor sea para siempre. En este momento alguien está enamorado de ti o tú estás enamorado de alguien, pero no es suficiente. Muchos, incluso, dicen: "Te amaré por siempre, para toda la vida, hasta mi último aliento." Las palabras varían pero lo que deseamos es que el amor sea eterno. No nos alcanza tener amor en este momento.

También nos gusta saber que esa relación tiene alguna conexión en el pasado. A menudo se dice: "Estoy seguro que esta conexión que tenemos viene del pasado, tal vez seas mi alma gemela." Queremos que la conexión sea profunda y aspiramos a que dure hasta la eternidad. Esta tendencia en nuestra relación indica algo más profundo. Demuestra que la necesidad no viene desde un nivel mental sino desde algún rincón desconocido que no podemos ni imaginar.

¿Y qué importa si alguien estuvo relacionado contigo en el pasado? ¿Por qué debería estarlo ahora o en el futuro? Cuando las cosas van bien, piensas que la relación siempre fue así, siempre han estado enamorados. Pero cuando las cosas comienzan a funcionar mal, aun después de muchos años, lo primero que piensas es que estabas equivocado y que jamás estuvieron juntos en una vida pasada.

¿Por qué siguen juntas tantas parejas después de tantos años? Simplemente observen. Si nuestra relación está basada en una necesidad personal, no durará demasiado. Una vez que la necesidad haya sido satisfecha, ya sea en el ámbito físico o emocional, la mente busca otra cosa, en otra parte. Si en cambio la relación parte de un deseo de compartir, entonces podrá durar más.

Si sabes remar un bote, puedes remar cualquier bote. Si no sabes remar, cambiar el bote no servirá de nada.

Cambiar de relación no resuelve el problema de relacionarse. Tarde o temprano, estaremos en la misma situación con cualquier pareja. Debemos buscar en otra parte. Debemos buscar profundamente en nuestro interior desde dónde empezamos a relacionamos. Antes que nada, ¿Cuál es la relación que tenemos con nosotros mismos? Evaluemos eso. ¿Quién eres para ti mismo?

La repetición.

A menudo pensamos: “Oh, estoy soltero, estoy tan aburrido de estar solo, necesito un compañero, necesito una pareja.” Si estás tan aburrido contigo mismo ¿cuán aburrido puedes llegar a ser para otro? Dos personas aburridas se juntan y se aburren una a otra. El amor y el aburrimiento tienen algo en común. La repetición. Si repites algo una y otra vez, te aburrirás. Cuando estás enamorado, repites siempre lo mismo. Los amantes insisten miles de veces: "Oh, te amo tanto. ¡Te amo tanto! ¡Eres tan hermosa!". Díganlo una vez ¡Es suficiente! Pareciera que el otro no los hubiera entendido.

Cuando estás enamorado, lo que dices no tiene tanta importancia. Muchos ni siquiera saben lo que dicen. Con frecuencia verás en los colegios secundarios o en los dormitorios de las universidades que los enamorados escriben el nombre de su amor en libros, paredes y por todas partes; una especie de graffiti. Muchas veces su habitación y su hogar no les es suficiente y entonces también escriben en los trenes, subtes, para­das de autobús: la repetición.

La práctica espiritual es también repetitiva. Rezar el rosario, cantar el nombre de Dios, hacer algo así es repetitivo. Al principio, la repetición te aburrirá. Si te mantienes en ese aburrimiento en vez de dejarlo y escapar, la fuente del amor se abrirá. Cuando continúes y te des cuenta que tú eres la fuente de ese amor, que eres el que da y no el que recibe, sólo entonces tu relación florecerá.

Las Relaciones cambian.

La naturaleza de las relaciones es que siempre cambian. Aquí estoy usando la palabra relación en un sentido más amplio, en su verdadero sentido, en la relatividad. Cuando eras niño, sentías gran amor por tus padres, amigos, juguetes y a medida que fuiste creciendo, el amor por los juguetes y las golosinas se fue trasladando hacia otros amigos y de esos amigos se volvió a trasladar a otros una vez más. Luego fuiste padre y mira cuánto amor sientes por tus hijos, comparado con el que sientes por tus padres. Los padres se preocupan mucho más por sus hijos que por sus padres, porque su atención, su amor, se traslada de los mayores a los menores. Un traslado similar ocurre en la relación entre marido y mujer cuando llega un hijo.

Cuando buscas seguridad, amor y confort en tu pareja, te vuelves débil pues eres el que recibe. Cuando eres débil, todas las emociones negativas afloran y exiges. Las exigencias destruyen el amor. Si tan solo pudiéramos entender esto, evitaríamos que nuestro amor se deteriore y se descomponga.

Comúnmente se dice: "Me enamoré, caí a sus pies." Yo les digo "No caigan enamorados, elévense en el amor.” El tener poca conciencia de lo que somos y sólo una experiencia limitada del amor, nos encapsula en un pequeño y estrecho compartimiento que nos sofoca. Queremos libertad en la vida. El amor, si no se profundiza puede sofocar y eso es lo que está ocurriendo hoy en día. Mucha gente se enamora y se separa. Ni siquie­ra controlamos lo que pedimos, deseamos o lo que queremos, porque jamás nos atrevimos a entrar en la profundidad de nuestra propia psiquis, nuestra propia mente, nuestra propia conciencia.

Cuando estamos enamorados queremos fusionarnos con el otro, no podemos soportar la distancia. Es por eso que muchos amantes quieren saber todo sobre el otro. No toleran los secretos porque el secreto implica distancia. El amor no tolera distancia.

Existen tres aspectos en una relación. Uno es la atracción, o sea en el nivel físico. El segundo aspecto es amor en el nivel mental. El tercero es una conexión más profunda o devoción a nivel espiritual. Nuestros sentimientos y emociones cambian todo el tiempo. A veces algo nos hace sentir bien y un poco más tarde nos sentimos mal con respecto a lo mismo. ¿Por qué preocuparnos tanto por los sentimientos? Yo les digo, “¡nunca sigan sus sentimientos!” Te irá muy mal si sigues tus sentimientos, porque los sentimientos cambian continuamente. Nos sentimos bien y poco después mal por la misma cosa. Sigue tus compromisos, tu sabiduría y te irá mucho mejor.

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