Crecer espiritualmente es reconocer la importancia primordial que la dimensión espiritual tiene en nuestra vida y en nuestra felicidad.
Después de transitar durante mucho tiempo por caminos donde lo más importante es lo material y lo físico, y que no nos brindan la felicidad que buscamos, regresamos hacia nuestro interior para fortalecer nuestro espíritu, el cual se encuentra adormecido.
Al desarrollar nuestra dimensión espiritual, creamos sólidas bases y valores que nos permitan afrontar todo lo que nos rodea y entender todo lo que sucede en nuestra vida.
Es un trabajo de adentro hacia fuera, no al revés. Al hacerlo, nuestra salud se verá beneficiada; los senderos del amor, del éxito y de las relaciones mejorarán notablemente.
Todo esto siempre ha estado a nuestro alcance ya que no somos seres humanos que tenemos una experiencia espiritual, en realidad somos seres espirituales que tenemos una experiencia humana.
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